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«Señor Seed Monsanto» ahora educa niños de Buin, comuna natal de Claudio Bravo

Fuentes: Rebelión

Pablo Rosales, el gerente de la Planta de Granos de Monsanto en Paine/Viluco, invitó a la comunidad local a un acto el miércoles 27 de mayo, en la Escuela básica «Humberto Moreno Ramírez» (ex Santa Victoria) de Viluco, en la comuna de Buin, donde lanzó un video de Seguridad Vial dirigido a los 370 alumnos […]

Pablo Rosales, el gerente de la Planta de Granos de Monsanto en Paine/Viluco, invitó a la comunidad local a un acto el miércoles 27 de mayo, en la Escuela básica «Humberto Moreno Ramírez» (ex Santa Victoria) de Viluco, en la comuna de Buin, donde lanzó un video de Seguridad Vial dirigido a los 370 alumnos de la escuela pública y sus familias. Buin TV registró la actividad en http://www.chilevision.cl/noticias/site/edic/base/port/noticias.html» target=»_blank»>http://www.chilevision.cl/noticias/site/edic/base/port/noticias.html.

Durante tres días se manifestaron los buinenses. El 30 de septiembre, dos trabajadores habían muerto atropellados por un camión que llevaba maquinaria agrícola, elevando así a 22 las víctimas en un solo año en la ruta, rebautizada como «Carretera de la Muerte». Los vecinos recibieron entonces incluso el apoyo de su más ilustre buinense, Claudio Bravo, el extraordinario arquero de la selección chilena. Finalmente el ministro de obras públicas se comprometió a dotar la ruta de señalética, vermas y lomos de toro, entre otros, para darle seguridad a la población frente al intenso tráfico existente.

Ya se instalaron los reductores de velocidad y este año no ha habido muertes. La seguridad vial es fundamentalmente una tarea que en Chile desarrolla el departamento de ese nombre dependiente de Obras Públicas, así como Carabineros de Chile. La evidente desidia de las autoridades abrió la brecha para que la transnacional apareciera resolviendo un problema que interesa a todos y neutralizando cualquier protesta debido a la necesidad real de proteger a los niños y niñas, cuestión no abordada en 2014. Monsanto ya logró «meter la puntita» y se sabe que el próximo 2 de junio se reúne con el director del Liceo Enrique Bernstein de Paine para seguir adelante con su plan.

Es necesario estudiar los presupuestos municipales para poder establecer cuántas iniciativas locales está financiando Monsanto en Chile, encubierto bajo el equívoco manto de la llamada «responsabilidad social empresarial» y amparado en necesidades no resueltas por las autoridades. Monsanto, asediado globalmente, teme el contagioso ejemplo de comunidades informadas como la del barrio Malvinas Argentinas de Córdoba, y las Madres de Pueblos Fumigados, organizaciones argentinas que están hartas del veneno con el que han sido rociadas por Monsanto.

Monsanto y su cría: el Roundup

 La transnacional se ha jactado últimamente en CNN y en su propia web de ser la principal exportadora de semillas transgénicas de Chile, cuestión que SAG (a cargo del tema transgénicos) evita confirmar actualmente en el sitio web. En sus diez hectáreas de instalaciones, la planta de Paine recibe el maíz transgénico proveniente de aproximadamente 300 predios arrendados por Monsanto (con diferentes nombres, como ANASAC y otros) a productores ubicados desde la Región Metropolitana a la Región del BioBio. Allí se recibe, selecciona y seca el maíz transgénico, para ser finalmente exportado a Estados Unidos y Canadá. También se exporta, en menor cantidad, maíz convencional (híbrido) a países europeos.

En Chile, en la temporada 2012/2013 se cultivaron un total de 27.776 hectáreas de cultivos transgénicos resistentes al glifosato, un 83% de las cuales corresponden a semilla de maíz transgénico. Según cifras del boletín de insumos de ODEPA, en los años 2014 y 2013 la importación de herbicidas fue de 8.868 toneladas y 9.620 respectivamente.

En todos los casos, se trata de variedades de maíz resistente al herbicida glifosato (nombre comercial Roundup), recientemente declarado como probable carcinógeno por la Agencia IARC de Investigación del Cáncer, dependiente de la OMS.

El «acampe» que detuvo a Monsanto

La reacción contra Monsanto en Argentina se produjo en los últimos años cuando las comunidades vecinas a cultivos de soya transgénica comenzaron a notar un sospechoso aumento de muertes por cáncer y de casos de nacimientos con malformaciones congénitas. Fue así como se organizaron las madres del barrio Ituizangó Córdoba, de donde es originaria la lideresa Sofía Gatica. Ella encabeza el llamado «acampe por la Vida», una ocupación autogestionada del predio elegido por Monsanto en el barrio Malvinas Argentinas, a 15 km de la ciudad de Córdoba. El acampe ha impedido que se construya allí una planta de tratamiento de semilla. Una hija y una sobrina de Sofía Gatica murieron de cáncer, y ella se ha consagrado a la lucha en defensa de la vida de los niños y niñas de las comunidades afectadas por la acción criminal de esta industria biotecnológica en Argentina.

En 2009 el doctor Andrés Carrasco, destacado investigador de la Universidad de Buenos Aires, ya fallecido, entregó a este grupo de madres, los resultados de su estudio sobre el glifosato, incluso antes que se publicara la investigación en una revista científica, por la gravedad de los hallazgos. Estos mostraban en experimentos con embriones de anfibios, las malformaciones que producía el uso de glifosato, en concentraciones menores a las usadas en la agricultura. La organización Médicos de Pueblos Fumigados comenzó desde entonces a documentar los problemas detectados en las zonas afectadas por el uso de glifosato en cultivos transgénicos tolerantes al Roundup. En 2014, investigadores de la Universidad de Córdoba documentaron en terreno en la localidad cordobesa de Monte Maíz el aumento de muertes por cáncer, concluyendo que ello estaba asociado a monocultivos locales en los que se usa el herbicida glifosato y otros agrotóxicos peligrosos. La población presenta cinco veces más casos de cáncer que la media registrada por la Organización Mundial de la Salud.