Para la segunda vuelta del 2000, el Partido Comunista llamó a votar nulo, pero sus militantes no lo oyeron. Con esa experiencia y más del 5% de los votos, el presidente del PC ofreció esta semana su apoyo a la candidata a cambio de cinco reformas claves. Aquí explica por qué. En la sede del […]
Para la segunda vuelta del 2000, el Partido Comunista llamó a votar nulo, pero sus militantes no lo oyeron. Con esa experiencia y más del 5% de los votos, el presidente del PC ofreció esta semana su apoyo a la candidata a cambio de cinco reformas claves. Aquí explica por qué. En la sede del Partido Comunista se respira optimismo. Saben que después de la primera vuelta se convirtieron en la niña bonita de la fiesta y que Michelle Bachelet necesita sus votos para alcanzar la Presidencia. Cinco demandas: terminar con el sistema binominal, modificar las normas laborales, usar fondos del superávit fiscal para aumentar las pensiones, comprometerse con los pueblos originarios y el medio ambiente, y dar pruebas de que el eventual gobierno de la Concertación mantendrá una línea favorable al tema de los derechos humanos.
Éstas son las condiciones para apoyar a la candidata oficialista el 15 de enero, asegura el presidente del PC, Guillermo Teillier, quien explica el giro de su partido, aunque aclara de entrada: «El Juntos Podemos no se acaba».
-Pero ¿se resquebraja? Hirsch planteó que después de la primera vuelta iban a seguir trabajando juntos y que en ningún caso votarían por Bachelet.
-Vamos a seguir trabajando juntos. Esas son las intenciones que hemos declarado públicamente Tomás Hirsch y yo. He conversado con él y vamos a reunirnos privadamente en estos días. Las diferencias no me asustan. Lo he dicho: para la segunda vuelta de la elección pasada las diferencias al interior de mi partido fueron mucho peores que la que tenemos ahora con los humanistas.
-Otras organizaciones de Juntos Podemos llamaron a votar nulo.
-Claro. Pero observaría el peso específico de cada organización. No es que desmerezca las opiniones. Las respeto todas. Pero a la hora de sacar cuentas hay que pensar en eso. En el partido nuestro también hay discusiones. No es que nosotros vamos a levantar un dedo y llamemos a votar por Bachelet y que todos voten por ella. Nuestro mensaje va a estar dirigido a los electores, en general, mucho más allá de la militancia.
-El PC tenía previsto este escenario. ¿Lo discutieron con Hirsch?
-Se discutió con los humanistas. Pero esta posición surgió de nuestro contacto con las bases, con la realidad, de mucha gente que preguntaba: «Bueno, vamos a sacar una votación importante, pero ¿qué valor va a tener ese voto después de la primera vuelta? ¿Va a quedar en el aire? ¿Para qué va a servir?». De ahí empezó a surgir esta idea de que teníamos que hacer valer estos votos.
«EL CHANTAJE SIGUE»
-¿Es el aprendizaje de cuando el PC no negoció su adhesión a Lagos y sus militantes igual votaron por él en la segunda vuelta?
-Sí, puede ser. Pero ahora había muchas opiniones, sobre todo de dirigentes sociales que al trabajar por nuestras candidaturas decían «bueno, pero ¿qué saco con votar por ti? ¿De qué sirven estos votos después?» Porque la otra vez el llamado fue a votar nulo y algunos lo hicieron, pero otros votaron por Lagos ¿De qué sirvió? ¿Qué peso tuvo en la situación política?
-El dilema entre los principios y el pragmatismo.
-Hay un problema de estrategia y de táctica. La política es un arte, no sólo una ciencia. Entonces cuando se tiene una fuerza en la mano hay que saber usarla en la dirección correcta. Es lo que estamos haciendo.
-Pero pueden ser acusados de inconsecuencia. Desde hace quince años plantean que hay un chantaje de las fuerzas de la derecha y de la Concertación para que la gente termine votando por el mal menor.
-Ese chantaje sigue presente. Por eso queremos que tenga un costo y no sea gratuito. Haber puesto en el tapete los cinco puntos que exigimos a Michelle Bachelet es un avance. El hecho de que lo tome en cuenta la Concertación es un avance, porque en la elección pasada no nos dieron ni pelota.
-¿Es un cambio de línea, o un cambio en la línea?
-No tiene nada que ver eso. Ni cambio en la línea ni de la línea. Es una coyuntura electoral que nos da la posibilidad de trabajar por nuestra plataforma.
«PEDIMOS UN COMPROMISO»
-El Juntos Podemos dijo en su campaña que la derecha y la Concertación son lo mismo. ¿Qué cambió?
-Siguen siendo lo mismo. Hay una sola cosa que distingue a la Concertación de la derecha, que está contaminada por el tema de los derechos humanos, y la Concertación no. Pero en los temas económicos, sociales, no sé en que se distingue una plataforma de Piñera de la de Bachelet. No sé de qué manera se distingue lo que hizo Lagos de un gobierno de derecha. En eso son prácticamente iguales.
-¿Por qué no exigieron más cosas para votar por Bachelet?
-Cuando discutimos esto había un listado, no sé, se podía haber llenado una resma de papel con demandas. Pero fuimos cuidadosos. Si hacíamos una demanda imposible de cumplir a corto plazo, no iba a ser creíble para nadie. Esto no va a cambiar el carácter neoliberal de la Concertación, ni del Gobierno eventual de Bachelet. Vamos a seguir haciendo oposición. Lo que estamos pidiendo es que exista un compromiso serio, garantizado.
-¿Habría un realineamiento del PC en su relación con la Concertación?
-No creo. Nosotros venimos proponiendo el cambio al binominal desde 1997.
-Piñera también ha dicho que quiere reformar el sistema.
-No ha dicho que quiere reformarlo. Dice que no le gusta el sistema binominal y que estaría dispuesto a darle unas pinceladitas, pero no a cambiarlo por otro. Si Bachelet asume un liderazgo en dirección de cambiar el sistema binominal, indudablemente obliga a Piñera a pronunciarse. Podría dejar en desventaja a Piñera. Porque si éste dice que no, la opinión pública va a saber quién es quién.
«NO HAY NINGUNA ALIANZA»
-¿Qué tendría que pasar para que el PC considere este acuerdo exitoso, para allanarse incluso a otro tipo de conversaciones con Bachelet?
-Que Michelle Bachelet responda con claridad. Y que de alguna manera indique las medidas, como se dice en lenguaje de gobierno, que puedan garantizar que esto se lleve adelante.
-¿La reforma al binominalismo es el tema central?
-Para nosotros es muy importante, es un tema central.
-¿Esta alianza puede traerle costos al Juntos Podemos, no?
-¿Cuál alianza?
-Esta alianza táctica con la Concertación, si quiere llamarla así.
-Es que no hay ninguna alianza.
-Un acuerdo.
-Lo único que hemos dicho es que si Bachelet da una respuesta positiva, que nos dé conformidad, nosotros llamaríamos a votar por ella. Pero no vamos a dar ningún otro paso, ni alianza de ningún tipo. No vamos a participar en ese Gobierno.
-¿Cómo analiza el actuar de Michelle Bachelet esta semana?
-No creo que la acompaña mucho alguna gente de su comando.
-¿Cómo quiénes?
-Me parece que Aylwin la deja bastante mal con esto de decir que Alvear habría sacado más votos en primera vuelta. No sé qué pasa con la Alvear, que iba a ser la generalísima y después no lo es. También fue mala una cosa que dijo Bachelet en la mañana y después se desdijo en la tarde respecto de Piñera. Y lo estoy diciendo sin ningún afán de molestar a Michelle Bachelet, pero han sido días en que no ha estado bien la campaña de la Concertación.
-¿En un eventual Gobierno de Bachelet accederán al poder los sectores del PS que han estado fuera del aparato estatal, como la Nueva Izquierda de Escalona, por ejemplo?
-No sé. A Escalona siempre lo he notado que ha estado cerca del poder. Aunque una vez creo que estuvo en el subterráneo de La Moneda y no en el segundo piso. Y ahora con Bachelet está muy vinculado. Pero veo para la segunda vuelta muchos rostros que son los mismos de la Concertación. Para ser franco, Bachelet dio al comienzo una visión de una candidata un poco independiente, que podía dejar de ser concertacionista y dar una pincelada de frescura a la Concertación, tener una mirada incluso crítica al sistema neoliberal, avanzar más en la democratización. Pero con el transcurrir del tiempo se ha ido transformando en una campaña que apela mucho al continuismo de la obra de Lagos. Creo que esa es una desventaja de Bachelet. Porque mucha gente, que no vamos a decir que son pinochetistas, que ve que sus problemas no han sido solucionados, votó por Lavín o por Piñera. Pero eso es culpa de la Concertación. Porque teniendo plata, teniendo medios, no dedica más fondos a la cosa social.
-¿Lo dice por el superávit fiscal?
-Por el superávit fiscal y por otras medidas. La gente se siente pisoteada. Yo fui candidato. Escuché mucho de eso. Y mucha de esa gente no votó por nosotros, votó por la derecha. ¡Por la derecha! En eso debiera producirse un vuelco muy serio de parte de la Concertación, si no el gobierno de Bachelet, si es que gana, puede ser el último de la Concertación.
-¿Cuáles son las proyecciones del PC respecto de su propio crecimiento para los próximos cuatro años?
-Mire, sin tener parlamentarios, sin tener participación de Estado, de Gobierno, sin tener medios económicos, es una gracia lo que sacamos como porcentaje electoral. Vamos a seguir en la lucha social y también trataremos de ir ampliando, ir creando corrientes de opinión, movimientos que permitan acercarse a los grandes objetivos que nos hemos propuesto. Ya llegará el momento en que a lo mejor elijamos un diputado, o que se rompa el sistema binominal y, bueno, ahí va a ser otra la situación.
-¿Con dos diputados y un senador el PC cambia su discurso? ¿Así como en primera vuelta planteó que la derecha y la Concertación son lo mismo y ahora hace un giro, una alianza coyuntural?
-Pero si nosotros lo hemos propuesto. No estamos negando nuestros principios. En 1997 propusimos un pacto electoral instrumental para cambiar el sistema binominal, nada más. Muchos nos han criticado eso. Que estábamos renegando los principios. Mentira. No hemos renegado los principios. Podemos estudiar todo el movimiento revolucionario, está lleno de esos pasos tácticos. No es nuevo en la vida política de un partido como el nuestro.
-¿Le sale caro o barato a Bachelet, la propuesta del PC?
-Yo creo que le sale baratísimo.
-¿Y a ustedes cómo les sale?
-No sé. Está por verse. Porque si se cumplen los cinco puntos es algo a favor del pueblo, un avance de la izquierda. Imagínese si se logra cambiar el sistema binominal: se abre un candado que nos tiene ahí ahorcados, poco menos. Ahora, si Bachelet no responde, llamamos a votar nulo. Así están las cosas.