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Entrevista clandestina con el líder de las FARC Simón Trinidad poco antes de ser extraditado

«Si el estado norteamericano se inventó la existencia de armas de destrucción masiva para invadir Irak, que no se podrá inventar contra un guerrillero revolucionario»

Fuentes: Voz/Rebelión

La extradición de Simón Trinidad es una infamia más del gobierno uribista. Fue la vindicta del presidente Uribe Vélez contra la insurgencia, porque no acepta sus chantajes y ultimátums. Pero no se arredró ante sus verdugos, Simón Dignidad subió al avión del F.B.I. lanzando gritos y arengas. Con entereza y con la frente en alto […]

La extradición de Simón Trinidad es una infamia más del gobierno uribista. Fue la vindicta del presidente Uribe Vélez contra la insurgencia, porque no acepta sus chantajes y ultimátums. Pero no se arredró ante sus verdugos, Simón Dignidad subió al avión del F.B.I. lanzando gritos y arengas. Con entereza y con la frente en alto gritó en la escalerilla del avión: ¡Vivan las FARC-EP! ¡Viva el comandante Manuel Marulanda! ¡Viva Bolívar!

Ni a la altura de sus zapatos alcanzaron los que ordenaron su extradición política, porque son indignos: no tienen ningún sentimiento de patria y ni siquiera el menor respeto por la soberanía nacional. Son lacayos del imperio y apenas cumplen sus órdenes.

Hubiéramos querido estar cara a cara con Simón Trinidad. Habría sido la ocasión para darle un fuerte y fraternal abrazo revolucionario y comunista de despedida. Pero no se pudo. El Inpec dilató la solicitud de la entrevista personal en la Cárcel de Máxima Seguridad de Cómbita, mediante la exigencia de una maraña de requisitos y trámites. Un pajarito nos contó que la orden para no permitir nuestro ingreso a Cómbita vino del mismo ministro del Interior y de Justicia, Sabas Pretelt de la Vega, «representante de la sociedad civil» en cuanto evento de paz hubo antes de su ingreso al gobierno uribista.

Para justificar la censura de prensa primero se inventaron un supuesto plan de fuga organizado por las FARC y después, con sensacionalismo y con el coro de RCN, la inteligencia militar hizo correr el rumor de un plan de la guerrilla para silenciarlo para que no delatara a la cúpula del Secretariado. Ambas provocaciones fueron desvirtuadas por Trinidad.

Con audacia nos las arreglamos para tener comunicación a distancia. Tal vez fue mejor así, porque hicimos llegar preguntas, contrapreguntas y recibimos respuestas concretas, en un largo reportaje en etapas, cuyo texto final de puño y letra de Simón llegó a nuestras manos el 30 de diciembre, un día antes de la extradición. Algunas de las respuestas fueron resumidas para la edición impresa de Voz de donde Rebelión la reproduce. En la web de Voz se podrá leer proximamente el texto completo de la entrevista.

¿Cuál es su estado de ánimo?

-Es excelente y así ha sido en el transcurso del año. Las convicciones filosóficas, ideológicas y políticas del revolucionario no se rebajan por el hecho de perder la libertad física. La cárcel es una posibilidad cierta para todos los que nos rebelamos contra el Estado, y no sólo aquí en Colombia o en estos tiempos que corren, no, en prisión han estado siempre los revolucionarios del mundo y de todas las épocas. Y si esto se tiene claro no tiene por qué afectar el ánimo, la voluntad, la moral del prisionero de guerra o político.

¿Cómo fueron las condiciones del cautiverio en Colombia?

El Estado, el Gobierno, el Inpec y, muy especialmente, la Embajada de los Estados Unidos, se propusieron hacerlas más drásticas, más difíciles para mi que para el resto de los detenidos. Desde mi captura me han mantenido en total aislamiento. Una primera semana en un calabozo en el Búnker de la Fiscalía y luego en alta seguridad de Cómbita, donde he permanecido todo el año en un área especial retirada de los ocho pabellones y encerrado en una celda de tres por dos metros, mínimo 22 horas diarias, solitario, sin nadie con quien hablar a no ser con mis carceleros, sin derecho a ir a la biblioteca, a las canchas de fútbol o baloncesto y sin posibilidades de jugar ajedrez. Tomo los alimentos solo, en la celda, a donde me los llevan los guardias, a diferencia de los demás prisioneros de guerra y presos políticos que comparten todas estas actividades desde las 05 a las 17 horas.

Mi mamá, una anciana de 84 años, exiliada en Paraguay, vino en septiembre con la idea de permanecer en el país hasta diciembre y visitarme cada quince días. Solo lo pudo hacer un sábado por dos horas: el lunes siguiente la llamaron por teléfono y le dijeron que sabían quién era, dónde estaba alojada y que la iban a matar. Por ello, de manera atropellada tuvo que salir del país de nuevo.

Aquí en todo mandan los gringos de la Embajada. Las cárceles se construyen con sus planos, el régimen interno para prisioneros y guardias es calcado de su sistema de prisiones; por aquí vienen con frecuencia a pasar revista y así proponen y disponen lo que se les da la gana. No exagero cuando afirmo que estas cárceles son territorio estadounidense. La soberanía aquí también se entregó por esa disposición de la oligarquía colombiana de estar siempre arrodillada al imperio.

¿Cómo transcurre un día suyo en la cárcel?

-Me levanto a las 05:30 cuando encienden la luz de la celda, tiendo la cama y hago aseo; después inicio ejercicios físicos y de calentamiento durante veinte minutos, salgo a un patiecito al lado de la celda a trotar otros veinte minutos antes de pasar a la ducha, ahí en el mismo patio, con un agua deliciosamente fría. Regreso a la habitación y escucho noticias mientras desayuno; leo la prensa y a media mañana comienzo a estudiar porque tengo un plan que contempla varias materias: política, economía e historia. Descanso con temas más ligeros como novelas, biografías, poesía y cuentos que es el género literario que prefiero. En la tardecita respondo la correspondencia de muchos prisioneros y prisioneras de guerra que me escriben. De nuevo oigo noticias y leo hasta que apagan la luz a las 20 ó 20:30 horas. Escucho otros programas radiales, de opinión y música. Siempre me duermo después de las diez de la noche y todos los días leo a Bolívar y sobre Bolívar. A veces me sacan al patiecito para tomar el sol y caminar, una hora en la mañana y otra en la tarde.

¿Qué de cierto hay en el plan de fuga «descubierto» hace pocos días por el Ejército?

-Todo es un invento de un coronel, payaso y mentiroso, de apellido Burgos, que pretendió ganar méritos haciéndole creer al país que de esta cárcel alguien se puede fugar con el apoyo de tres escopetas y dos revólveres. Ni la mamá de él se cree ese novelón. También han inventado otras cosas, como que el Secretariado me abandonó, agentes gringos me presionaron para que entregara el sitio donde están retenidos los tres norteamericanos o que dé testimonio contra mis superiores y por último se inventaron la infamia de que un francotirador me iba a disparar para silenciarme e impedir que delatará a mis camaradas en la Corte Federal. Yo soy un revolucionario íntegro y no un delator. Son falacias y mentiras orquestadas por los medios del régimen.

¿Qué significa para un guerrillero revolucionario estar en prisión en un momento tan importante del proceso político colombiano?

-Las FARC no son una horda, tampoco un hombre, un caudillo. Las FARC son una organización con una estructura orgánica y jerárquica, con planes políticos y militares que sus distintos escalones de mando y responsabilidad deben materializar. Todo lo que hagan o dejen de hacer las FARC descansa en organismos colegiados. Tenemos unos estatutos, un régimen disciplinario y unas normas de comando. Hay deberes y derechos para todos los militantes de la organización. Somos un partido político con militantes en células muy activas, que se reúnen mínimo dos veces al mes. Somos una organización que además cuenta con un numeroso grupo de cuadros capaces y experimentados que intercambian y discuten sobre la realidad nacional y mundial de manera permanente. En las FARC se estudia mucho sobre todos los temas y las regiones y para ello se hacen escuelas y cursos de distintos niveles en los que se preparan las nuevas generaciones de cuadros. En las especialidades que requieren un Ejército y un partido político.

Y también están el partido clandestino y el Movimiento Bolivariano, organizaciones que también forman a nuevos revolucionarios y luchadores, y se adelantan tareas de organización, educación, movilización y lucha. En los sectores obreros, campesinos, indígenas, estudiantiles, populares, de donde surgen nuevos líderes con nuevas experiencias. Pero además existen otras organizaciones revolucionarias, populares y democráticas y miles, millones de colombianos que batallan por conquistar una Colombia democrática, con justicia social y soberanía. Ustedes en VOZ todas las semanas dan a conocer sobre las actividades de estas organizaciones y sus dirigentes y sus masas, así que no me voy a extender en esto. Entonces mi lucha está enmarcada en una lucha social donde participan miles que serán millones en la conquista del poder. Así las cosas, la circunstancia de estar hoy preso se ve en su justa dimensión y la pelea la continúan otros.

Yo salí a Quito a realizar la tarea de contactar personalmente a la ONU y al ex esposo de Ingrid que trabajaba en la embajada de Francia en esta ciudad, para darle nuevos bríos al canje de prisioneros. Me capturan y el Secretariado nombró al camarada Felipe Rincón en mi reemplazo y Felipe tiene las mejores cualidades como revolucionario y cuadro de las FARC para cumplir muy bien esta tarea. Ahí está el relevo, sin mayores traumatismos. Y las FARC no se van a acabar con eso.

¿Al fin cómo fue su detención en Quito?

-Fue una operación de agentes norteamericanos y colombianos. Me hicieron seguimientos y me capturaron. Luego me entregaron a la policía ecuatoriana la que se inventó la historia de que había sido detenido en una operación de rutina y de manera coincidencial.

¿Cómo ve el Plan Patriota tan celebrado por las autoridades nacionales y los gringos?

Leí una declaración en Semana del comandante de las Fuerzas Militares, general Ospina, donde decía que los resultados del Plan Patriota no se podían medir por el alto número de muertos. Y se refería a los muertos de sus propias tropas. Ahí entendí que a Uribe Vélez le fracasa el Plan Patriotero. Las desesperadas gestiones del embajador de Colombia en Washington, mister Moreno, en búsqueda de otra millonada de dólares para este plan, es otra muestra del fracaso. Las continuas visitas al sur del país del anterior y del recién nombrado comandante del Comando Sur de los Estados Unidos para restituir la moral de los soldados colombianos es otra manifestación del estrellón. Los reiterados viajes de Uribe Vélez a Estados Unidos para clamar la continuidad de la ayuda en dinero y en «asesores» también confirman que el plan no va bien. El aumento del número de soldados y mercenarios -contratistas militares civiles según el eufemismo-, en el cien por ciento y 50 por ciento respectivamente, para totalizar 800 y 600 unidades, es otro ejemplo del fracaso del plan diseñado por los mismos gringos.

Hace dos semanas, el senador Vargas Lleras, oficial profesional de la reserva, dijo en un programa radial de Caracol -Hora 20-, que el Plan Patriota ante las dificultades encontradas por la respuesta guerrillera, estaba atrasado siete meses y este comenzó en abril de este año, así que con un cálculo sencillo con los dedos de la mano el Plan Patriota solo ha avanzado ¡un mes! y eso en medio de toda propaganda, aviones, helicópteros, armas, radares y satélites que han costado miles de millones de dólares de los presupuestos de los Estados Unidos y de Colombia, con todas las Fuerzas Armadas dedicadas a cumplir el plan de guerra más grande que se ha puesto en práctica en toda la historia nuestra desde el pacificador Morillo.

El ideólogo del guerrerismo en Colombia, Alfredo Rangel, el general Valencia Tovar y el ministro de la guerra, encargado de llevar el Plan Patriotero a la práctica, están enfrascados en la bizantina discusión de si se necesitan más aviones o helicópteros o soldados profesionales. y los tres están equivocados. Con nada de eso ganarán ni derrotarán a las FARC.

En palabras de un mayor que pasó por mi celda, ahora que todos los días el Ejército pasa revista por la mentira del supuesto plan de fuga: «Nosotros estamos convencidos que a la guerrilla nunca la podremos derrotar». En VOZ y en El Tiempo leí unos partes de guerra de los Bloques Oriental y Sur de las FARC y allí lo que se aprecia es una guerrilla fuerte, vigorosa, que combate a diario y logra éxitos.

¿Cómo afronta la decisión de su extradición?

-Tranquilo y con la dignidad de un combatiente revolucionario. Siempre estuve convencido de que el concepto de la Corte Suprema de Justicia sería favorable a los intereses políticos de los Estados Unidos. También de que Uribe Vélez no vacilaría en ordenarla, porque es una especie de venganza contra las FARC.

-¿Por qué?

-Porque la Corte solo verifica que uno sea la persona reclamada, que la documentación que presenta el Estado requirente sea válida, que la providencia emitida por el país solicitante aplique para extradición y que se cumpla el principio de la doble incriminación, o sea, que lo que allá es delito aquí también lo sea. El presiente de la Corte Herman Galán, dijo públicamente que él no está de acuerdo con el actual mecanismo para autorizar la extradición de colombianos. Y en un extraño instante de sinceridad dice que la Corte actúa como un simple notario, mejor dicho, son unos firmones y nada más. Mas que miembros de una Corte Suprema de Justicia son unas cortesanas dispuestas a entregarse al amo sin vergüenza alguna. Se prostituyen para entregar la dignidad y la soberanía a cambio de la visa para ir a Estados Unidos y de unos whiskys y pasabocas que les dan los cuatro de julio en la Embajada gringa en Bogotá.

¿Sobre qué bases se fundamenta la extradición?

-Los fiscales gringos, apoyados en dos mentirosos agentes, uno de la DEA y otro del F.B.I., se inventaron cargos, viajes, fechas, testigos y nada de eso verificó la Corte. Si el Estado norteamericano se inventó la existencia de armas de destrucción masiva en Irak para invadirlo y apropiarse de su petróleo y para eso le mintieron a todo el planeta ¿qué no será capaz el imperio de inventar contra un guerrillero, un revolucionario o contra una organización como las FARC que desde sus inicios ha enfrentado al imperialismo estadounidense?

Miente el Ejército colombiano cuando en un informe de inteligencia asegura que soy miembro del Estado Mayor Central. Y de esta falsedad se aferran el DAS, la DIJIN, el CTI, al igual que los dos fiscales de Washington para señalarme como determinador de la «toma de rehenes». Miente el agente de la DEA cuando dice que estuve en Vichada en actividades de narcotráfico para exportar ¡cinco kilos de cocaína!, cuando todo el país conoce que estuve en el sur del país en las tareas propias del Comité Temático, primero y después como vocero en la Mesa de Diálogo cuando el proceso de paz. Quieren presentar a las FARC como una organización terrorista y de narcotraficantes, pero somos una organización revolucionaria con 40 años de existencia y de lucha política y guerrillera. Mienten también las autoridades norteamericanas cuando niegan su participación directa en el conflicto armado de Colombia y disfrazan a sus tres prisioneros de empresarios y asesores en informática.

¿Creyó en la oferta de Uribe Vélez para diferir su extradición?

-Nunca Uribe Vélez negó una extradición después del concepto favorable de la Corte. Condicionar mi extradición a la liberación de los 63 prisioneros en poder de las FARC fue un chantaje. Por lo burda de la maniobra el Gobierno me convirtió en su rehén. Además, lo que buscaba Uribe era justificar el «corazón grande» con Mancuso. En Estados Unidos se iniciará otra batalla. No sólo mía, también de las FARC. Pero también de todos los colombianos y de todos los que en el mundo están en contra de esta práctica imperialista, remanente del colonialismo.

¿Le ve alguna perspectiva al canje o intercambio humanitario?

-Sí. No sólo ya hubo un intercambio humanitario en 2001, sino que las FARC tienen, en razón de esta guerra interna, a una treintena de oficiales y suboficiales del Ejército y la Policía capturados no precisamente en parques jugando trompo o volando cometas, por el contrario, rendidos en combates en distintos sitios de Colombia, respetados en sus convicciones políticas y religiosas e integridad física y cuidados como prisioneros de guerra.

El Estado tiene también a guerrilleros capturados en combate y en otras tareas revolucionarias. Es así como los prisioneros de parte y parte pueden y deben ser canjeados como iguales. Eso no tiene más misterio, es la realidad, lo concreto.

Lo absurdo es este criterio del Comité Internacional de la Cruz Roja de que en los conflictos internos no hay prisioneros de guerra. Hoy en el mundo la inmensa mayoría de las guerras no son entre países, son guerras entre nacionales, por lo que esta concepción del CICR es, además de absurda, obsoleta. Y de este criterio se aferra el Estado colombiano para, de una parte, negarnos como guerrilleros la condición de prisioneros de guerra y, de la otra, negarle a sus soldados y policías el carácter de prisioneros de guerra y presentarlos como secuestrados.

Sobre esto hay un debate mundial, incluso al interior el CICR; el problema es que los principales financiadotes de este organismo son los Estados Unidos y los demás club de países industrializados, que entre otras cosas ya superaron el problema de las guerras fratricidas.

Si el Estado colombiano acepta el canje de prisioneros de guerra, el problema de los políticos se soluciona en un dos por tres. Pero la oligarquía y sus generales no están interesados en esos soldaditos: con dinero compran nuevos soldaditos. Aunque soy consciente que mi extradición afecta las negociaciones del canje y crea más desconfianza desde nuestro lado.

¿Cree que hay perspectiva en la lucha revolucionaria?

-Sí. Creo en la solución política del conflicto y en la revolución. «El derecho a la revolución es el único derecho realmente histórico, el único derecho en que descansan todos los Estados modernos sin excepción». Esto lo dijo Federico Engels y este planteamiento tiene plena vigencia y en particular para todos los que luchamos contra el capitalismo, sistema causante de todas las lacras que azotan a la humanidad y hoy multiplicadas por el imperio de las transnacionales. De ahí la pobreza y la miseria de 2.800 millones de seres humanos mientras los gastos militares se elevan a 950 mil millones de dólares al año.

El capitalismo es el responsable de que 270 millones de niños no tengan asistencia médica y 140 millones de infantes carezcan de educación escolar. Por el capitalismo crece el desempleo del mundo, se expande el SIDA y se permite la explotación infantil que abarca a 180 millones de niños. Es el principal responsable del terrorismo de Estado y del comercio mundial de narcóticos con sus fabulosas ganancias para el sector financiero, el mayor beneficiario. Y todo esto y mucho más sustentado en la propiedad privada de los modernos medios de producción y la expropiación del hombre por el hombre, lo que hace más actual que nunca la lucha revolucionaria.

Y en Colombia todo esto tiene su réplica. La oligarquía en su voracidad por la ganancia económica y el poder político sumió en la pobreza a 29 millones de colombianos en el desempleo y en el subempleo a más del 50 por ciento de la fuerza laboral; monopolizó la banca, la industria, la tierra y entregó al capital transnacional el petróleo, el carbón, el níquel, el gas, las telecomunicaciones; la corrupción es el pan de cada día en las empresas y organismos estatales, aupada por los empresarios privados igual de corruptos. La oligarquía desde siempre optó por la violencia, el terror y la guerra y para ello se alió estrechamente con los gobiernos de los Estados Unidos.

¿Para un combatiente como usted qué significan las nuevas condiciones del cautiverio?

-La cárcel no anula la lucha por el contrario le da continuidad, la cárcel abre otros espacios.

¿Siente alguna frustración o se cree responsable de estas circunstancias?

-Un revolucionario no puede sentirse frustrado por haber luchado mientras estuvo libre y menos aún al perder la libertad física. El encierro no desaparece nuestras concepciones filosóficas, políticas y por el contrario las hace más sólidas. La cárcel forja la condición de rebeldes, de revolucionarios, de comunistas, de continuadores del ideario de Simón Bolívar. Basta leer la correspondencia que intercambiamos guerrilleras y guerrilleros prisioneros de guerra para comprobar esto. Una carta de Yesid Arteta o de una guerrillera de base, de un joven guerrillero, lo que trasmite es revolución, dignidad, valor, convicciones.

Además está la solidaridad de muchísima gente en el país y en otras partes del mundo, otros brazos levantan nuestras banderas, se agitan nuestras consignas, se marcha y se protesta, se exige nuestra libertad y todo ello estimula y motiva nuestros ideales.

Un mensaje antes de su extradición…

-La oligarquía tiene absoluta claridad de su paseo: democracia para ella y restricción de los derechos políticos para el pueblo, como en Grecia y Roma antiguas: democracia para los esclavistas y ausencia de derechos para los esclavos; apuntalar el neoliberalismo económico o capitalismo salvaje para ella enriquecerse más y empobrecer aún más a los trabajadores; someter a Colombia al TLC como primer paso para llegar al ALCA y satisfacer los intereses de las transnacionales y de los monopolios nacionales. Así estos queden como «cola de león» y terminar de rifar los recursos naturales y humanos del país; continuar la práctica del terrorismo de Estado, ahora enmascarado de seguridad democrática y la guerra en la pretensión de derrotar a la guerrilla y apaciguar las luchas populares; y entregar todo lo poco que queda de soberanía a los intereses de los Estados Unidos como único medio de sostenerse en el poder formal. Entonces el mensaje es para el pueblo. Y es este: organización de las luchas populares, alianzas con sectores democráticos y progresistas y respaldo al movimiento guerrillero. Unidad, unidad, unidad popular, democrática y revolucionaria que es el medio para triunfar y construir la nueva Colombia.

¿Es una despedida o un hasta pronto?

-Cuando asumimos la lucha revolucionaria como la razón de ser de nuestra existencia -y yo no se vivir sin el compromiso total con la revolución-, esté en las condiciones que esté, en el lugar que toque y con el sacrificio que sea menester hacer, sólo hay futuro y este es de lucha.