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Comandante Pablo Beltrán

«Si la minoría gobernante no cambia, no habrá paz»

Fuentes: Revista Insurrección ELN

NR: Transcripción del saludo enviado en vídeo por el comandante Pablo Beltrán, del Comando Central del Ejército de Liberación Nacional, a la Segunda Asamblea de Paz realizada en Bogotá, el 19 y 20 de noviembre, por convocatoria de la Unión Sindical Obrera. Es para mí un honor, dirigirme a este auditorio congregado para examinar los […]

NR: Transcripción del saludo enviado en vídeo por el comandante Pablo Beltrán, del Comando Central del Ejército de Liberación Nacional, a la Segunda Asamblea de Paz realizada en Bogotá, el 19 y 20 de noviembre, por convocatoria de la Unión Sindical Obrera.

Es para mí un honor, dirigirme a este auditorio congregado para examinar los problemas de la paz y los problemas, que tenemos en Colombia sobre el sector minero energético. Como integrante de la Delegación para el diálogo del Ejército de Liberación Nacional, quiero aprovechar esta oportunidad, para comentarles algunas cosas de nuestro proceso de diálogo con el Gobierno del Presidente Santos y tratar de explicar, cómo esta mesa de diálogo nuestra, está en función de problemas de Colombia, como éste que nos ocupa del sector minero energético.

La paz son cambios

En primera instancia a nosotros nos parece que estamos en un momento muy especial de la historia de Colombia, que es el momento de la paz; ha habido otros, pero pensamos que esta es una oportunidad decisiva y por eso hemos dado nuestra palabra, que estamos con toda la voluntad de sacar este proceso adelante.

Para nosotros la paz es cambiar. Desde el régimen han sido muy insistentes en decir que la guerrilla tenemos que cambiar de esencia, dejar el alzamiento armado, seguir nuestros propósitos y la lucha por nuestros objetivos revolucionarios, por otros medios que no sean armados, y estamos de acuerdo con eso; pero no sobra recordar que si el régimen, que si la minoría gobernante nos exige a la guerrilla que tenemos que cambiar, pues lo menos que puede esperarse es que el régimen, esa minoría gobernante también cambie, porque si no entonces, aquí no va a haber paz.

En Colombia y en el mundo -pero vamos a hablar de Colombia-, el sector minero energético además de producir unos recursos naturales, unas materias primas, genera un conflicto y parte del conflicto que vivimos en Colombia, tiene que ver con el sector minero energético. Quiero también plantear cómo los colombianos, podemos buscar un modelo alternativo frente al sector minero energético; para terminar diciendo, cómo creemos que es el camino y cuál es la movilización necesaria de la sociedad colombiana, para que tengamos ese modelo alternativo.

El conflicto minero energético por dentro

El conflicto minero energético tiene tres grandes componentes: un componente de destrucción del medio ambiente, otro de generación de guerra y un tercero de creación de pobreza.

El conflicto minero energético destruye el medio ambiente y eso está de sobra documentado y probado, lo que significan los daños para la atmósfera, para las fuentes de agua, para el subsuelo, para el terreno, para la vida de todas las especies, para el género humano; a un punto tal, que en las semanas que vienen va a haber el encuentro de Naciones Unidas, para ver si por fin logramos que se sigan reduciendo las emisiones de gases tóxicos, que dañan la atmósfera y que calientan el planeta, que están amenazando con la supervivencia de la especie.

Nos preocupa el fracturamiento hidráulico, el fracking, que es más lo que daña que lo que reporta, porque ustedes mejor que yo saben que el petróleo de fracking es altamente costoso desde el punto de vista financiero, pero es mucho más costoso desde el punto de vista ambiental; entonces si estamos ante una tecnología tan venenosa, tan peligrosa, eso nos debe tocar las alarmas para volvernos a recordar lo que significa el daño medio ambiental.

Voy a hacer una visión muy rápida de lo que ha significado el sector minero energético con respecto al conflicto colombiano. ¿Dónde nacieron los paramilitares de extrema derecha en Colombia?, en Puerto Boyacá. ¿Qué empresa estaba ahí?, la Texas Petroleum Company. ¿Cómo se multiplicaron los grupos paramilitares en los llanos orientales?, con los Carranceros. ¿Quién apadrinó a los Carranceros?, la British Petroleum.

¿De qué murió el dirigente indígena Domicó, en la represa de Urrá, en el sur de Córdoba?, oponiéndose a una gran obra de energía eléctrica. ¿Quién construía esa represa?, una empresa sueca, Skanska. ¿Quién mató a los dirigentes de sindicato de carboneros en el centro del Cesar, en La Loma?, la Drummond, ¿No están llamando al ex presidente Uribe para que vaya a testificar de esto, a un juzgado de Estados Unidos? ¿Quién mató a uno de los principales dirigentes sindicales de las empresas carboneras que operan en La Guajira, un famoso dirigente de apellido Palmesano? Entonces, ni las empresas multinacionales ni las mismas empresas nacionales han estado ausentes de involucrarse en este conflicto. Para no hablar lo que han significado las guerras por petróleo en el mundo, solamente menciono las de acá,

Termino diciendo lo que significa el sector minero energético, en cuanto a la generación pobreza. No les parece dramático que donde sale el mayor oro y el mayor platino de Colombia, que es del Chocó, ¿tengamos la mayor pobreza? O que donde sale la mayor cantidad de carbón de La Guajira, sea donde tengamos unas comunidades Wuayuú, viendo morir a los niños por sed, donde existe la tasa de mortalidad de recién nacidos más alta de Colombia, donde tenemos una crisis de agua, donde hay una pobreza que todos los años crece; entonces, ¿para qué sirven las regalías?, algunos de ustedes estarán pensando: hay mucha corrupción; esto es cierto, pero entonces además de esto, ¿no habría que mirar cómo se están distribuyendo las regalías? ¿Qué parte de ellas se está redistribuyendo a la población de las zonas, que tienen los recursos petroleros y mineros?

Crear un modelo alternativo

Si el conflicto minero energético es un motor del conflicto colombiano, ¿cómo resolverlo? Nosotros proponemos un modelo alternativo. Desde hace varias décadas, nosotros como Ejército de Liberación Nacional, hemos dicho que la primera medida a tomar, es la defensa nacionalista de nuestros recursos, de nuestros bienes comunes; este objetivo sigue vigente.

Es una desgracia que bienes comunes como la Altillanura la estén pensando feriar, a las grandes empresas del agronegocio transnacional. Es que ya ni la tierra, ni los baldíos se salvan. Este apropiamiento privado de los bienes comunes, es uno de los principales factores a neutralizar, por una defensa de todos, de nuestros bienes comunes, que abarca el agua, el petróleo, el carbón, la tierra… en este sentido, nosotros llamamos a la defensa de los bienes comunes.

También llamamos al uso racional de las riquezas nacionales. Cuando uno usa racionalmente un recurso piensa en las otras generaciones, no piensa acabárselo todo hoy; entonces, la velocidad y el ritmo con el que se explotan los recursos es una forma, no solamente es para preservar el medio ambiente, también es pensar en las futuras generaciones. Esto se llama el uso racional y técnico de nuestras riquezas.

Por último, toda la gran masa de riquezas, que salen del sector minero energético debe redistribuirse socialmente, esta renta debe tener una redistribución social. A todo esto es lo que nosotros llamamos, un modelo alternativo de uso de nuestros recursos.

Movilización y presión desde la sociedad

Termino diciendo, cómo obtener este modelo alternativo. Muchos de ustedes se preguntarán, ¿el Ejército de Liberación Nacional va a colocar este tema en la mesa?, sí lo hemos colocado; el acuerdo que tenemos con el Gobierno de Santos, es que vamos a promover una gran participación de la sociedad colombiana, en todos los problemas que aquejan a Colombia y que son los factores que generan el conflicto, entre ellos, este minero energético. Porque la participación, la concientización y la movilización de la ciudadanía es el motor para presionar estos cambios.

Nosotros hemos hecho sabotajes a los oleoductos, a las infraestructuras petroleras y mineras, y al pactarse un cese bilateral del fuego y hostilidades, los vamos a dejar de hacer; pero no quiere decir que la lucha para que esos bienes comunes sean del disfrute de todos los colombianos, y no de unos poquitos extranjeros y una minoría gobernante; esta lucha va a seguir… es lo que nosotros llamamos la participación ciudadana.

La participación ciudadana tiene efectividad si hay organización de base, si cada comunidad de organiza, si cada municipio se organiza; ha habido unos municipios destacados en la defensa de sus recursos, del agua, de los distintos minerales; esta vía debe seguir. La organización de las comunidades, de los municipios, de los barrios, es lo que nos va a dar la posibilidad de presionar un modelo alternativo de uso de los recursos.

Lucha nacionalista, por la vida y la redistribución social de la riqueza

En especial, quiero hacer un reconocimiento a la lucha nacionalista de la Unión Sindical Obrera, que creó Ecopetrol; esta lucha por soberanía, por el disfrute de nuestros recursos, por el desarrollo de los recursos colombianos por los colombianos, debe seguir; que ahora también tiene un significado de ser una lucha por la vida, porque la que está amenazada es la vida del planeta. Esta lucha nacionalista que traen los trabajadores petroleros, tiene ahora el significado de ser una lucha por la vida y para que esos recursos sirvan a las mayorías nacionales.

Termino dando una voz de aliento a todos los aquí presentes. En el Ejército de Liberación Nacional tenemos toda la voluntad de seguir adelante con estos diálogos, que tenemos con el Presidente Santos y de poner nuestra mesa de diálogo en una fase pública, en función de resolver estos problemas y de movilizar a las mayorías nacionales, para que tengamos un modelo alternativo de uso de estas riquezas minero energéticas.

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