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Siempre hay tiempo

Fuentes: Rebelión

Cuba es curiosidad. De una u otra forma siempre lo ha sido. De una u otra forma con el riesgo de que sus luces y sombras no dejen ver lo que hay detrás, dentro, alrededor. Ceguera desde el brillo; discapacidad que provoca la penumbra.Por eso hay que ir allí desprejuiciado, abierto, desnudo, sólo forma y […]

Cuba es curiosidad. De una u otra forma siempre lo ha sido. De una u otra forma con el riesgo de que sus luces y sombras no dejen ver lo que hay detrás, dentro, alrededor. Ceguera desde el brillo; discapacidad que provoca la penumbra.

Por eso hay que ir allí desprejuiciado, abierto, desnudo, sólo forma y contorno para dejarse colorear y llenar de sentido, olor, gusto, tacto, sonido, gente. Cuba es su gente. No el rascacielos, no el pavimento de la ruta; ni el ave del paraíso ni el adorno en la cabeza ni la maraca maquillada en manos de la mulata-barbie. Cuba es gesto y matiz. Actitud y desafío. Aliento y ternura. Condescendencia y reto. Estoicismo. Mirada detrás de la mirada. Esencia tras el cuerpo.

No la calle rota, la pared derruida, el agua que corre, la zanja abierta. Ni el carretón ni la necesidad. Es el «a pesar de…», el «incluso sin…», el «aún cuando no…». La magia de saberse, la fuerza de la raíz, el aire que penetra y te borra la pregunta. El calorcito suave del que no te ve ajeno.

La mixtura, la tradición-allí donde ha existido-no deja morir los pueblos. Teje su historia, fabrica distinción, particulari-za, identifica, da solidez. Como todo lo auténtico y verdadero es presencia natural, fluidez, río. Sin explicación posible. Sin que haga falta.

Cuba, lo cubano, fue, es y será a pesar de los pesares y las circunstancias. A pesar del que llega y no ve. Del que quiere ver sólo lo que desea. A despecho de lo tendencioso, lo provo-cador. Del antes y el después. Del boom y la moda.

Un rostro. La mano que descansa. El sonrojo aún tras los dedos que no han podido cubrir todo. La vida afuera. Tiempo que va y viene sin que el odio logre marcar la frente. Este, aquel, el otro. Todos. El barrio. El vecino que es vecino. La persona, persona. La fiesta que significa ayudarse entre si. El sostén que no falta. Medias sonrisas y pupilas claras. Viejo, niño, blanco, negro, la piel tersa o la arruga. Abrazos y bienvenidas.

Cuba es desde el corazón. No de otro modo. Reto perenne al transcurrir. Ejemplo, más allá de sus luces y sombras, su brillo o su penumbra, su antes o después, de que, para la ternura, siempre hay tiempo.

Aramís Castañeda es crítico santaclareño radicado en Miami-

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