A raíz de la noticia del pasado 23 Febrero donde una discoteca de Barcelona animaba a ir sin bragas a las mujeres «sin marido» y ser recompensada con 100€ y copa gratis.
Vamos a admitir cinco valores de verdad sobre los enunciados:
1. Verdadero. 2. Más verdadero que falso. 3. Tan verdadero como falso. 4. Más falso que verdadero. 5. falso. ¿Cuál es el valor de verdad en ese caso de las siguientes afirmaciones?
1. Moscú es la capital de España y Leningrado es la ciudad más importante de Portugal.
2. Entrada y primera consumación gratis en una discoteca barcelonesa, más un premio de 125 euros, si el cliente se desnuda en medio de la pista.
3. Entrada y primera consumación gratis en una discoteca barcelonesa, más un premio de 300 euros a compartir, si dos cliente practican el coito en medio de la pista.
4. Entrada y primera consumación gratis en una discoteca barcelonesa, más un premio de 500 euros, si tres cliente se desmadran hasta el orgasmo, felaciones incluidas, en medio de la pista.
5. Entrada y primera consumación gratis en una discoteca barcelonesa, más un premio de 90 euros, para cualquier cliente femenina que venga sin bragas (el guardia de seguridad o, en su defecto, el encargado del club, serán los encargados del control. No se admitirán bragas de repuesto en el bolso).
Por si tienen alguna duda les doy la solución: las cuatro primeras son falsas (la primera sin dudas; las tres siguientes espero que también aunque nunca se sabe). La última, en cambio, es mucho más verdadera de falsa porque no fueron 90 sino 100 los euros prometidos en un anuncio de una discoteca barcelonesa que consideró normalísimo una publicidad de estas características.
Para llamar la atención, dijeron. Ya se sabe, lo sabemos todos: si no estás en el mercado, no existes, no eres… porque no estás en el mercado. ¿Sorpresa-sorpresa, o todo vale? Todo vale. Conocemos los procedimientos admitidos en la búsqueda del penique: no existen límites. Las empresas, todas ellas en general, son instituciones que tienen la búsqueda del máximo beneficio como bandera.
Se les define así en los manuales de economía. ¿A quién le importa realmente unas bragas más o menos? Por favor, no vengamos con chiquilladas y miramientos a estas alturas de la historia… y de nuestros intereses.
La cuestión de fondo: ¿qué concepción debe reinar en la mente de los propietarios y publicistas de esa discoteca (o de tantas otras)? ¿Qué deben pensar de nuestro cuerpo? ¿Cosificación-objetualización-alienación o algo o incluso mucho más? ¿Y si las potenciales clientes fueran la mujer, la hija o una sobrina cercana de unos de los propietarios? ¿No importaría tampoco?. La pela és la pela, el euro es el euro, ¿es eso el lema central?.
No es imposible que el futuro tenga nuestro nombre, nombre de mujer, pero el presente, lo sabemos todas, es masculino, odiosamente masculino, impúdica, insoportablemente masculino.
¡Que se metan sus calzoncillos sucios, de pipi maloliente y cada podrida, en su grasienta barriga de burgueses indecentes ávidos de dinero! ¿Vamos a permitir tanta burrada, tanto insulto? ¿No deberíamos boicotear todas las discotecas, empezando por esa del anuncio, donde se nos trate como objetos de decoración, excitación y coito inmediato?.
(En este enlace podéis encontrar la noticia de la que la autora hace esta crítica: http://www.deia.com/2017/02/23/sociedad/estado/una-discoteca-de-barcelona-pide-a-mujeres-ir-sin-bragas)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.