Se entreveró o enredó todo dicen por allí, y como ejemplo están los diálogos entre el dirigente estudiantil mapuche José Ancalao y el ministro Felipe Bulnes en la que ambos fueron el reflejo de los Chiles que se dan la espalda, desde mucho antes de los venerables abuelos Bulnes y Ancalao. Revisar el acta de […]
Se entreveró o enredó todo dicen por allí, y como ejemplo están los diálogos entre el dirigente estudiantil mapuche José Ancalao y el ministro Felipe Bulnes en la que ambos fueron el reflejo de los Chiles que se dan la espalda, desde mucho antes de los venerables abuelos Bulnes y Ancalao. Revisar el acta de la mesa quebrada es asociar el chilenísimo dicho de embolinar la perdiz al ministro Bulnes, muy atento a las formas para distraer y huir de la presión de la dirigencia estudiantil que lo urgía a que de una vez por todas se pronunciara sobre lo esencial: la gratuidad y el lucro.
Cuando van cinco meses y ya vamos para medio año y las marchas se identifican por el numero, la 36 o la 37, el recorrido, número de asistentes o la magnitud de la represión y la intrepidez de los jóvenes reclamando su derecho a ocupar las calles, el paisaje de este Chile convulsionado ya no resulta extraño e incluso comienza a ser el habitual y hasta el único posible y predecible como están las cosas.
Por otra parte, el tiempo, ese implacable reloj-calendario, no da tregua y esta allí omnímodo para todos, estudiantes y gobierno; torpe y miope, pero gobierno al fin. Para unos «que perderán el año académico» o para los otros «que llevan casi dos años de gobierno perdidos», da lo mismo, porque los porfiados hechos siguen demostrando que lo sucedido y lo que esta por suceder es un cambio mayor y que la siesta terminó y se avecina un cambio de escenario aún impredecible. Y en una, también de los actores y actrices. El que ocurra este año, quede latente o incluso sea coincidente con las presidenciales del 2014, parece no ser ya lo más importante. El traje se ha comenzado a romper por sus costuras y ello se aprecia en lo improyectable de los próximos escenarios y lo persistente de este movimiento por la educación, que desafía a brujos faltos de fe y a agoreros carentes de pócimas.
Todo indica que este presidente y su gobierno, el más impopular de toda América, hace rato perdieron la brújula, incluso la propia del cambio y todas esas patrañas de campaña electoral. Hoy, ellos reescriben el libreto observando atentamente las encuestas o escuchando consejos de incondicionales. O incluso y sencillamente por intuición e intrepidez presidencial, esa misma de los negocios especulativos y que hoy en los temas de gobierno se ha demostrado absolutamente inefectiva. Esto de andar sin mapa, ocurre por día y varias veces en una sola jornada, sin darnos el tiempo de poder crear ninguna capacidad de prever o imaginar cual será la próxima improvisada estupidez del piñerismo. El proyecto de «ley Maldita» respecto de las tomas de escuelas e instituciones, es uno de esos engendros que incluso logró un inédito pronunciamiento de los circunspectos ministros de la Corte Suprema, que si que saben cuando es el momento de guardar cazurro silencio y cuando el de hacer vocerías.
Con el gobierno de un presidente que quiere ser el primero en todo, resulta muy difícil negociar, porque sencillamente no sabe. Cuando concurre a la mesa es para construir la rendición o el nocaut del adversario. Porque él siempre debe ser el primero, teniendo «lo último y lo máximo». Y para eso pruebas al canto: como la de El Mercurio que informa que el adinerado mandatario en una de las pantallas de sus computadores tendría por estos días una fotografía con el recientemente fallecido líder de Apple Steve Jobs o su discurso en Naciones Unidas buscando apropiarse del movimiento estudiantil, asumiendo sus movilizaciones, casi como una hábil y digitada coreografía de su gobierno. Quien no sabe negociar es porque no sabe ceder ni perder, y esa característica es la negación de la política, así de sencillo y grave. Por ello, el mandatario requiere anunciar el presupuesto 2012 y por lo mismo rompe protocolos en los desfiles y ritos militares, además de una variada gama de sin sentidos que aún repitiéndose no terminan de sorprendernos.
Los dirigentes estudiantiles y del profesorado se han sentado a negociar a sabiendas que ello tenía de paso necesario para construir la verdadera negociación, porque nunca de verdad este gobierno ha sido coherente en disponerse a negociar, porque sería el suicidio de sus intereses económicos y convicciones ideológicas. Porque repitámoslo una vez más: el lucro está en su ADN y no se suicidarán.
Hoy, el ejecutivo ve como ganancia endurecer el relato repartiendo culpas y amenazando a diestra y siniestra. Que los estudiantes «se fueron», que los dirigentes «duros» coparon la CONFECH, que renunciarían o fueron sobrepasados los «blandos» o negociadores. Los dichos y actos del agente-alcalde Labbé y luego los del inefable cura Hasbún son quizás el borrador de lo que está por venir, mientras Piñera ante la UDI promete y se compromete que no le temblará la mano. Ellos saben muy bien que al negar las autorizaciones para las manifestaciones, se multiplicarán las capuchas, las piedras y los enfrentamientos. Y apuestan a que eso les de alguna ventajas entre sectores que apoyando el movimiento hacen «del orden público» un bien ajeno a contextos y circunstancias.
Para ese endurecimiento manipulan a la policía uniformada como fuerza de choque del orden público amenazado, con la promesa de blindarlos, incluso en la violencia en contra de personas indefensas o muchachos adolescentes que se les enfrentan sin otra protección que su audacia. En estos meses, carabineros es una fuerza extenuada y sujeta a múltiples presiones. Ello parece no importarles, mientras Hinzpeter parece convencido que inaugurando más «Escuadrones Centauro» logrará configurar el relato que oculte que las cifras respecto al delito no ceden o que tiene al desprestigiado ex fiscal Peña a su lado y que bajo su responsabilidad política murió un joven de 16 años con balas policiales hace más de un mes.
Chile se está transformando en una fuente envidiable de imágenes para la prensa extranjera. Seguir repitiendo la monserga de «los encapuchados» como minoría de vándalos, ya no soporta lo que ahora estamos observando. En la última manifestación las prohibiciones y copamiento policial transformó a varios millares de estudiantes en indignados batalladores con o sin capucha, frente a dispositivos policiales que siguen demostrando que tienen manga ancha para cometer todo tipo de abusos , incluso frente a las cámaras y los incómodos periodistas y gráficos.
El año que se «pierda» está ya ganado y lo dice con claridad el Secretario General de la FECH Francisco Figueroa cuando esboza nuevas formas de hacer política y ya no re-construir sino construir nuevos liderazgos y sujetos sociales. ¿Cuál es a estas alturas la medida de derrota de este persistente movimiento? Sólo detenerse y dejar de inventar como acumular más apoyo y simpatías. O que en cualquier nueva negociación deje de insistir con majadería que lo ofrecido es mezquino, y que olvide que de persistir esta educación seguirá siendo la reproducción del Chile de Ancalao y el de Bulnes.
Hay quienes de manera cazurra apuestan al término de los mandatos de Vallejos, Jackson y Ballesteros en el transcurso de próximas elecciones estudiantiles a suceder en octubre y noviembre próximo. Creen que este es un movimiento basado en la personalidad de esos liderazgos. Y ese análisis ya predice la sucesión: «duros e intransigentes serán los reemplazantes, entonces no hay nada que hacer…y el círculo se cierra con un gobierno que hizo lo máximo frente a estudiantes intransigentes que poco importará lo que digan en noviembre o diciembre, cuando la suma de presiones se entrelacen y terminen asfixiando este loco invierno-primavera que, pretendió soñar que las cosas podían ser distintas». Ese parece ser hoy el «brillante» diseño de La Moneda.
Pero el movimiento por la educación acumula nuevas energías y apoyos más allá de las marchas, duros enfrentamientos en las calles y frustrados diálogos. El plebiscito por la Educación Pública con más de un millón de participantes, algunos millares de mesas y autogestión ciudadana parece ser un buen ensayo de ese otro plebiscito nacional y vinculante que tendrá que suceder. Nuevamente en este ejercicio, hay más lección ciudadana que en esas burocráticas excusas del Servicio Electoral. Y muchos de esos jóvenes pueden quizás comenzar a imaginar cambiar el envejecido y conservador padrón electoral, en dependencia de cuanto los interpreten las propuestas programáticas en juego.
Tampoco debiera ser una nota al margen, la valoración de los encuentros de la CONFECH, que desplazándose por diversas ciudades del país, a cinco meses reúnen medio millar de dirigentes que se juntan a debatir durante nueve o más horas, actuando como un parlamento ciudadano en los hechos. Demasiadas evidencias para demostrar que desde fuera de las instituciones vienen nuevos significantes para esta raquítica democracia.
Este es un escenario altamente líquido y donde es preciso estar atentos a las diversas señales que continúan configurando este nuevo escenario. Transcurridos ya meses la ex presidenta Bachelet rompe su silencio. Visto en positivo expresa con toda nitidez su apoyo al movimiento estudiantil. Visto sin consideración con lo que indica su posición en las encuestas, sus declaraciones resultan insuficientes al sólo referirse al obstruccionismo de la derecha, sin profundizar en circunstancias y autocríticas a esta hora indispensables. Seguramente no es casualidad que la ex mandataria opte por hablar del movimiento por la educación y evite hacerlo sobre la crisis y rebotes de la Concertación. Creemos que lo más significativo es que al pronunciarse sitúa su liderazgo en la realidad concreta, lo que posibilitara evaluar su posicionamiento en las encuestas desde su postura en los escenarios aún en constitución. Sólo ello podrá esclarecer si de verdad Michelle Bachelet está disponible para hacer empatar su capital en las encuestas con la posibilidad de un programa que de cuenta de este nuevo Chile que, debiera estar más que maduro antes del 2014 y que todo indica hoy estaría primero constituyendo un programa, antes de siquiera pensar en un nombre que lo encabece y represente.
El Chile de antes se rediseña. Y los dimes y diretes de la Concertación son también parte de este cambio de piel, con su sello de comedia que pareciera hacer el juego del cubo de rubik moviendo colores para acá o para allá, para terminar siendo el mismo. Pareciera que el país de los candidatos esta muy distante de ese otro golpeado por las alzas de la bencina y que hoy ya descree de la sonrisa de la dama-rostro del LIDER, que desde su voz aseñorada nos ofrece con mucha dulzura endeudarnos, en ese palacio de la usura. Emerge otro país que, conoce y comenta las ganancias de las Isapres y los bancos y que hoy confluye apoyando a sus hijos e hijas en la demanda de educación de calidad y gratuita, resumiendo allí y de momento la incomodidad del modelo y su feroz letra chica.
Pero los temas del malestar van más allá de la educación. En la salud pública hierven demandas que sus trabajadores comienzan nuevamente a instalar. HidroAysén amenaza con recalentarse luego del fallo de la Corte de Apelaciones de Puerto Montt. Las reivindicaciones mapuches hacen latentes un conflicto de insospechada envergadura para el centralismo santiaguino. Muy pronto debiera comenzar un nuevo episodio de los trabajadores del Estado en sus demandas de reajuste anual y denuncias de cíclicos despidos. Los enmierdados-indignados volverán el próximo 15 integrando una inédita protesta planetaria.
Ya sabemos que el 2012 heredará este cúmulo de experiencias de movilización ciudadana, fuera de existir una alta posibilidad que los efectos de la crisis y ajustes internacionales se instalen también en Chile, y en ese caso el escenario pudiera ser aún más impredecible. En este país estamos aprendiendo a tener un calendario de movilizaciones que se renueva y donde lo único que se repite es la intransigencia gubernamental con las autorizaciones y la utilización de los pacos como sus fuerzas de choque.
A estas alturas, resulta difícil predecir si los estudiantes y profesores podrán ya volver a sentarse con el gobierno o el parlamento será el próximo escenario y el Proyecto de Presupuesto 2012 el chorizo a cortar y estirar.
Millones de chilenos y chilenas el 2011 han estado haciendo nuevos aprendizajes de lo posible y lo deseable, todo ello construye nuevas subjetividades y ese es el gran merito de todo este proceso que, encadenó movilizaciones regionales, ambientales o sectoriales y que hoy se sintetizan en la educación pública, pero cuyo horizonte es otro país con otra calidad de democracia y derechos sociales.
Cerrar el primer semestre, volver a clases y tener tiempos protegidos, instalar universidad virtual, inventar años montados o cualquier otra fórmula por descabellada que parezca, serán sólo novedosas respuestas a un año que en el recurso de la burocracia académica siempre tendrá acomodos y recovecos. Eso ya no es ni lo principal, ni siquiera lo importante. Una generación de cientos de miles de estudiantes universitarios y secundarios ha realizado un rico aprendizaje para constituirse en sujeto colectivo, para sembrar de rebeldía un país «achanchado» y demostrar que el único milagro es que no podrá haber felicidad para nadie, sin reparto para todos. Todo indica que ya hubo siembra social y ciudadana, aunque la dupla Piñera-Bulnes todavía ni lo asuma ni lo entienda. Allá ellos, sino escuchan que otro Chile es posible.