1.- Escuchando a Z.P. y a los actuales dirigentes de la izquierda abertzale, este alto el fuego permanente de ETA se inicia sobre bases más sólidas que anteriores procesos. No obstante la prudencia debe imponerse hasta ver en la práctica en que se concreta el alto el fuego. Si, como en la pasada tregua, este […]
1.- Escuchando a Z.P. y a los actuales dirigentes de la izquierda abertzale, este alto el fuego permanente de ETA se inicia sobre bases más sólidas que anteriores procesos. No obstante la prudencia debe imponerse hasta ver en la práctica en que se concreta el alto el fuego. Si, como en la pasada tregua, este se limita a los atentados mortales, manteniéndose la kale borroka y las extorsiones económicas, el proceso de paz no solo no comenzará sino que sufrirá un gran retroceso el ambiente social favorable al mismo.
2.- Tampoco podemos dar por supuesto que la decisión de ETA sea el producto de una total unidad en su seno. Solo es necesario conocer un poco la heterogénea base social de la izquierda abertzale para concluir que al principio del proceso todos pueden estar de acuerdo, pero dependerá de cómo se desarrollen los acontecimientos para que los sectores más refractarios a un abandono definitivo de la violencia sectaria terminen por disolverse o por el contrario aborten nuevamente un proceso de paz.
3.- Otra cosa diferente es que a lo largo de este camino se puedan producir acciones violentas, incluso muy violentas, por sectores de ETA contrarios al proceso de paz, pero que no cuenten con el respaldo de la mayoría. Sin quienes están en la negociación, por parte de ETA y la izquierda abertzale, dejan claro que no respaldan dichas acciones el proceso no tiene porqué pararse.
4.- Parafraseando a Machado «al andar se hace el camino, se hace camino al andar». Este proceso de paz que hoy comienza (por mucho que entre bastidores se hayan trazado hojas de ruta muy blindadas) no tiene escrito su resultado final. Las heridas abiertas por este conflicto son tan profundas y afectan a tan amplios sectores de la sociedad vasca y española que la solución que se intente alcanzar va a estar totalmente condicionada por la actitud que adopte la mayoría de la sociedad frente a ella. Uno de los peligros de este proceso es que a los interlocutores por parte del gobierno y ETA «el árbol les impida ver el bosque»
5.- El papel de las diversas organizaciones políticas, sindicales y sociales para la conformación del estado de ánimo de la mayoría de la sociedad en la CAV, Navarra y el resto del estado Español va a ser un elemento tan decisivo, o más, que el de los interlocutores directos de las conversaciones venideras. En este contexto IU debe aportar sus opiniones sobre todos a cada uno de los temas que van a estar en el debate social a lo largo de todo el proceso.
ALGUNOS DEBATES SOCIALES QUE DEBEN SER SUPERADOS ADECUADAMENTE PARA QUE EL PROCESO DE PAZ PROSPERE.
6.- Rendición o solución. El presente proceso de paz que va a comenzar a dar sus primeros pasos no tendrá futuro si se parte de la base de que el objetivo es la rendición total, unilateral y sin condiciones de ETA. Que la organización terrorista de este paso por su debilidad frente a la presión policial tanto interior como internacional, por la presión judicial y su perdida de apoyo social es una cosa. Otra muy diferente es pensar que ETA no puede seguir actuando. ¿Cuánta sangre sería necesaria para lograr una rendición unilateral y sin condiciones por parte de ETA? Sin lugar a dudas es mejor que ETA se disuelva mediante una solución dialogada que intentarlo a «sangre y fuego» aunque su pudiera lograr así.
7.- Vencedores y vencidos. Este es otro planteamiento destinado a cargarse cualquier posibilidad de éxito del proceso de paz, tanto planteado desde el lado del PP y sus organizaciones afines, como desde el lado de ETA. La condición de vencido esta inevitablemente vinculada a la idea de revancha y esta a la continuidad del problema que se quiere resolver. El objetivo a lograr es que todas las partes afectadas e implicadas en este drama comprendan que tienen algo que ganar con el final de ETA, incluida la propia ETA.
8.- Recuperar la memoria histórica del problema. Uno de los problemas a la hora de buscar una solución a este conflicto es que cada cual lee la historia a su manera y desde la página que más le interesa. Para la izquierda abertzale la lucha de ETA contra la dictadura y durante la transición democrática es lo fundamental. Sin embargo para el PP lo fundamental es lo ocurrido en los últimos años, fundamentalmente desde los asesinatos de Gregorio Ordoñez y Miguel Angel Blanco.
Al intentar meter toda la historia en el mismo saco se producen contradicciones flagrantes como la concesión de la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil al torturador Melitón Manzanas. ¿Nos podemos imaginar la situación que viviríamos hoy si a demás de matar a Carrero Blanco, ETA hubiera matado a Franco? ¿Organizaríamos homenajes en su memoria?
La historia de ETA se puede dividir en tres etapas que necesariamente hay que entender aunque ello no implique justificar el terrorismo:
– Su nacimiento y desarrollo bajo la dictadura, de la cual se podrá afirmar que de «aquellos polvos vinieron estos lodos», pero ETA era una reacción armada a la represión de la dictadura. Amplios sectores de la sociedad vasca y española ven esta actividad como el enfrentamiento entre «David y Goliat». A los fusilados Txiki, Otaegui y los tres del FRAP no se les llamaban » terroristas desalmados».
– La transición democrática, periodo clave para entender porqué ETA no desapareció al terminar la Dictadura sino que intensificó su actividad y apoyo social organizado. Reconocer que la forma en que se hizo la transición fue interpretada por amplios sectores de la sociedad vasca, muy implicados en la lucha contra la dictadura, como una traición. Y que la frustración generada se aglutino en torno a ETA viendo a la organización como «el vengador justiciero», es tan importante como el reconocimiento por parte del Gobierno Britanico de que fue el responsable del Domingo Sangriento en el Ulster.
– La consolidación democrática, sobre todo tras el intento de golpe de estado del 23 de Febrero de 1981 y la posterior victoria electoral del PSOE, donde ETA pierde progresivamente apoyo social y se encierra sobre si misma, ella y toda la izquierda abertzale, incapaz de asimilar que ya no tiene ningún sentido seguir adelante con la violencia sectaria en todas sus manifestaciones.
9.- Las victimas. Este es uno de los temas más delicados para la resolución del problema por cuanto las victimas de ETA tienen una gran influencia sobre el estado de ánimo de la población del conjunto del estado a la hora de aceptar el resultado de las conversaciones entre el Gobierno y ETA. Nadie puede negar que se tengan que escuchar y tomar en consideración sus opiniones sobre el proceso que se abre, sin embargo lo que no puede ser aceptable es que sus reivindicaciones impidan una solución.
Por otra parte sería injusto que solo se reconozcan como victimas a las de ETA. A lo largo de la historia de este conflicto también hay muchas victimas de la represión de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, de la extrema derecha y de la guerra sucia, bajo la dictadura, durante la transición democrática, y con la Constitución aprobada. Todas ellas también deben ser reconocidas como tales, indemnizadas y escuchadas.
10.- Los presos. Es imposible culminar con éxito el proceso de paz con presos de ETA en la cárcel. Los presos y las organizaciones que agrupan a sus familiares y amigos tienen una influencia decisiva sobre las decisiones de ETA y el conjunto de la izquierda abertzale. Si el ambiente entre estos es de esperanza en el futuro se contagiará a todo el movimiento, lo contrario también. Es por ello que medidas inmediatas que generen esperanza son fundamentales: acercamiento a cárceles cercanas a Euskal Herria, excarcelación de los afectados por enfermedades terminales, reinterpretación de la doctrina sobre acumulación de condenas y beneficios penitenciarios volviendo a la situación anterior a la interpretación del Tribunal Supremo.
Y al final del proceso, con una disolución efectiva de ETA, la salida de todos de las cárceles y el abandono de la clandestinidad de todos los miembros de la organización con plenos derechos de ciudadanía. Esta probablemente es la parte más difícil de aceptar por parte de buena parte de la sociedad, tanto vasco como española, pero en inevitable. Si tal y como dice una reciente resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa «las elites franquistas aceptaron la transición y la vuelta a la democracia a cambio de una amnistía política de hecho, basada en un pacto de silencio», en virtud de la cual «ninguna persona sería citada para rendir cuentas ante la Justicia ni se crearía una Comisión de Verdad y Reconciliación», como no va ser posible la reinserción de todos los miembros de ETA a la sociedad civil. Una vez más la recuperación de la memoria histórica va a ser fundamental en este proceso.
11.- ¿Qué significa «no pagar un precio político»? Sobre esta cuestión se está hablando mucho y se seguirá hablando durante el proceso. La desaparición de ETA no puede estar condicionada por acuerdos políticos a espaldas de la voluntad de los ciudadanos afectados Pero sería inaceptable que cuestiones políticas como el derecho a la autodeterminación, la independencia de Euskadi, las relaciones entre la CAV y Navarra, que han estado siempre estigmatizadas porque hablar de ellas era » hacer el juego a ETA» vayan a seguir estando estigmatizadas porque ahora implicaría «pagar un precio político». No hay que admitir que los que han estado sacando rédito político de la existencia de ETA pretendan seguir haciéndolo con su desaparición.
12.- La legalización de Batasuna es una medida que se debe adoptar garantizándose que pueda estar presente en los próximos procesos electorales. Así mismo deja de tener sentido que los procesos judiciales abiertos sigan adelante.
* Javier Jimeno es miembro del Consejo Politico Federal de IU por Navarra.