Ayer, 26 de octubre, se realizó la consulta del Pacto Histórico para las elecciones de 2026 en Colombia, además de la elección de la (pre-)candidatura a la presidencia, se realizó una consulta para candidaturas al congreso (Senado y Cámara de Representantes), en la intención de fortalecer un proceso de democratización de la participación política, ampliando la participación popular.
Al respecto de este proceso quisiera compartir algunas reflexiones y provocaciones:
- El resultado de la consulta evidenció en las urnas que el Pacto Histórico es una fuerza política consolidada, que las grandes masas populares apoyan abiertamente la continuidad de este proyecto en el gobierno de Colombia, que es posible construir la unidad de las izquierdas y los sectores progresistas. Fueron casi tres millones de votos que, con certeza, si hubiera sido posible votar en el exterior y no hubiera habido saboteos sistemáticos, inclusive en el propio día de la consulta, la votación hubiera sido mucho más expresiva.
 - El proceso de la consulta pasó por muchas dificultades, incluyendo varios problemas de organización del Pacto Histórico, pero especialmente hubo diversas formas de saboteo políticas, jurídicas y mediáticas. Ese saboteo se mantendrá durante todo el proceso para intentar impedir la participación en una consulta de frente amplio en marzo, pretendiendo aislar el candidato del Pacto Histórico como una “izquierda radical” en un sentido peyorativo (y aquí seguramente hasta sectores que se asumen como centro y centro izquierda -pero que por diversos motivos no están en el Pacto Histórico- van a hacer ese juego), inclusive para eventualmente debilitar las posibilidades de que el (pre-)candidato del Pacto Histórico sea electo como candidato del frente amplio.
 - En el movimiento contradictorio de la lucha política, el saboteo realizado a la consulta del Pacto Histórico fortaleció el proceso, primero porque hubo la decisión generosa y de grandeza de la mayoría de candidaturas de izquierda y progresistas, de renunciar a la disputa de la consulta y apoyar a Iván Cepeda, como dirigente político que podría unificar al Pacto Histórico, defendiendo y profundizando el proyecto de transformaciones sociales, políticas y económicas que iniciaron con el actual gobierno, especialmente para neutralizar el riesgo que una (pre-)candidatura presidencial del Pacto Histórico quedará ya limitada por un sector que no necesariamente representa ese proyecto. Lo segundo es que con la salida de Daniel Quintero de la consulta, solamente quedaron dos candidaturas, ambas de izquierda; ambas, por caminos diferentes, son expresión de las luchas sociales y populares y de las apuestas por la construcción de paz con justicia social, democracia y soberanía en Colombia, y la gran mayoría de votos en esta consulta fueron votos que demostraron la contundencia del proyecto del Pacto Histórico, en el espíritu de recoger los acumulados de las luchas sociales que llegaron a su mayor expresión en el paro del 2019-2021, defendiendo la vida digna y en el enfrentamiento al neoliberalismo y al uribismo.
 - Iván Cepeda Castro nos representa, desde que anunció su precandidatura fue una ola de entusiasmos que movió el escenario político. Su trayectoria se ha forjado especialmente en la lucha por la paz y por la verdad, justicia, reparación a las víctimas y garantías de no repetición respecto al terrorismo de Estado; pero además ha sido un dirigente que ha contribuido a diversos procesos de unidad de las izquierdas y del progresismo en Colombia. Carolina Corcho Mejía también nos representa y su votación así lo demuestra, ha sido una de las voces más firmes en la defensa del proyecto del Pacto Histórico, desde que salió del Ministerio de Salud, en 2023, comenzó un proceso de organización y formación política de base, forjó un camino que le permitió mantenerse hasta el final en la consulta, es entendible -a pesar de lo arriesgado- que haya decidido mantenerse y no renunciar, es también una dirigente clave en este proceso, no sólo por su trayectoria militante y política en el área de la salud, sino por toda la construcción colectiva en más de dos años de recorridos por Colombia.
 - Actualmente es necesario unificar, ampliar y fortalecer el proceso de la campaña, y como bien lo ha planteado desde su inicio el ahora (pre-)candidato del Pacto Histórico, la apuesta de un frente amplio debe ser programática. Por lo tanto, lo que nos urge en este momento es el estudio tanto del Programa que ha presentado Iván Cepeda Castro, como el que ha presentado Carolina Corcho Mejía, es importante identificar los elementos comunes, que serán muchos, pero también en lo que se puedan complementar, y muy especialmente poner atención en las diferencias que haya, para movilizarlas como debates al interior del Pacto Histórico y con toda la sociedad colombiana. Estamos en un momento privilegiado para la pedagogía política, cuando salimos del paro de 2021 la consigna era “el paro no para, se transforma” y se movilizaba la transición para fortalecer la pedagogía para las elecciones del 2022, que se tradujeron en la elección de Gustavo Petro Urrego y Francia Márquez Mina como presidente y vice-presidenta de Colombia por el Pacto Histórico, así como la mayor bancada en el congreso; ahora es necesario defender la continuidad del proyecto, pero haciendo explícitas las críticas y auto-críticas necesarias al actual gobierno, al Pacto Histórico y sus alianzas. Hay que asumir los errores para poder enfrentarlos y superarlos, ahora es el momento para llegar más fortalecidos, sea cual sea el escenario para las elecciones de marzo y mayo en 2026, para que Iván Cepeda Castro sea presidente (con una vice-presidenta que también nos represente) y se logre una mayor bancada en el congreso, que posibilite una mejor correlación de fuerzas para las reformas democratizadoras propuestas.
 - Así mismo, desde ya es necesario pensar la disputa electoral más allá del 2026, hacer los debates también para lograr un método democrático que fortalezca al Pacto Histórico para las elecciones de 2027 a gobernaciones, alcaldías, diputados y concejales; este proceso que se está llevando a cabo exige seguir construyendo la unidad para que las candidaturas municipales y departamentales también representen este movimiento político y social que se está forjando. Sin embargo, nuevamente hay que insistir en que siendo muy importante y necesario este escenario de la disputa electoral, ya sabemos que es insuficiente, debemos seguir acumulando lo que más se pueda para llegado el momento efectivamente abrir el camino a un proceso constituyente, que llegue a una Asamblea Nacional Constituyente, teniendo como bases un proyecto anti-neoliberal y de desmonte del Estado de contrainsurgencia (del terrorismo de Estado institucionalizado).
 - En este camino, no se parte de cero, además de las fuerzas políticas que componen el Pacto Histórico, es clave recoger acumulados anteriores, pienso especialmente en las experiencias de la Marcha Patriótica, del Congreso de los Pueblos, las Constituyentes por la paz, la Cumbre agraria, campesina étnica y popular, así como los diversos acuerdos logrados (casi nunca cumplidos) frente a movilizaciones sociales y populares en los últimos 30 años, y también retomar todos los aspectos del Acuerdo de Paz con las antiguas FARC-EP y su potencialidad como parte del proceso de democratización política, social y económica.
 - Hace algunos meses, la gran preocupación era que tuviéramos que elegir entre opciones cada vez más limitadas y restringidas para la continuidad del proyecto del Pacto Histórico en el gobierno. Hoy, 27 de octubre, tenemos una esperanza que nos moviliza hacia un proyecto ético-político para la construcción de una nueva Colombia de paz con justicia social, democracia y soberanía. Iván Cepeda Castro representa esa esperanza y la necesidad de radicalizar (en el sentido de ir a la raíz), ser consecuentes y enfrentar para superar las causas de la guerra y la desigualdad en Colombia. El actual gobierno fue una primera experiencia en esta transición, mucho tenemos para aprender críticamente, pero el camino no puede ser de restringir y limitar el proceso, tenemos espejos en Nuestra América, para vernos y saber que si no se hace la tarea, sino se manda obedeciendo al pueblo trabajador, si se traiciona la esperanza, lo que viene es un retroceso; y en Colombia no podemos permitir el eventual regreso al gobierno del uribismo, como mayor expresión de la lumpen-burguesía, del terrorismo de Estado y de expresiones neofascistas; la responsabilidad por eso no es de ceder, ni de conciliar con sectores que históricamente han dominado políticamente en el país, la responsabilidad es de convocar ese pueblo trabajador a las calles, a seguir la movilización, la organización y la formación política. No es momento de miedo, es momento de aguzarse… por la vida digna y la paz con justicia social, por la soberanía, continuar el proceso de democratización, política, social y económica, así como prepararse para la situación regional de la nueva ofensiva militarista del imperialismo estadounidense, que está en sintonía con la situación mundial de crisis y guerras imperialistas, cuya peor expresión humanitaria actual es el genocidio del pueblo palestino.
 
“Entonces compañeras y compañeros, vamos hacia la construcción
del segundo gran periodo de las transformaciones históricas,
que nos va a convertir en una nación, potencia mundial de la vida,
potencia agro-alimentaria, sociedad auténticamente democrática, justa y libre”.
Iván Cepeda Castro (26 de octubre de 2025).
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