«Perspectivas del socialismo latinoamericano en el siglo XXI» (Ocean Sur, 2012), de Nayar López Castellanos,
«El capitalismo del siglo XX mutó y el paradigma del socialismo del siglo XX se derrumbó. De ahí surge la necesidad de desentrañar cómo se derrota al capitalismo y qué entender por socialismo en el siglo XXI» (Roberto Regalado en el Prólogo a Nayar López Castellanos, Perspectivas del socialismo latinoamericano en el siglo XXI , Ocean Sur, México: 2012, p. 5).
La izquierda -no sólo en Chile sino en Latinoamérica y en todo el mundo- se encuentra en situación de resurrección, pero de renacer para iniciar un nuevo gran ciclo de existencia sobre la base del juicio crítico y autocrítico a la historia ya vivida, particularmente en la era de los llamados «socialismos reales».
Ello implica la liberación de toda su capacidad creativa, de romper todos los límites que la historia y la «cultura de izquierda» le han impuesto, de hacer uso de una imaginación desatada, de identificar y eliminar todos sus dogmas anti-dialécticos, creencias sin sustento en la realidad objetiva, sectarismos esterilizantes y voluntarismos suicidas.
Se enfrenta la izquierda a una decisión entre la cultura e ideología que siempre la ha acompañado y de algún modo otorgado seguridad y protección, y la incertidumbre del futuro que le llama. La izquierda mira con temor reverencial hacia el pasado que ya conoce, pero donde sólo podrá yacer como un cadáver en la seguridad de su tumba.
Lo relevante del texto del epígrafe, es que su autor, Roberto Regalado, es un politólogo cubano, Doctor en Ciencias Filosóficas, profesor del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana (CEHSEU). Es decir, no está hablando desde fuera de la praxis socialista, sino desde el interior de la experiencia socialista cubana. Está reflexionando sobre el socialismo desde el socialismo. En tanto el autor del libro que Roberto Regalado prologa, el mexicano Nayar López Castellanos, es también politólogo y profesor investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y docente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
López Castellanos sostiene que antes de la caída del bloque socialista «la concepción generalizada para impulsar la lucha por el socialismo se reducía a una fórmula que no dejaba mayor oportunidad para la diversidad de las estrategias. La disyuntiva reforma o revolución establecía hasta cierto punto una limitante y una negación implícita de formas y concepciones variadas de construir el nuevo sistema» (p. 59). De algún modo, en Chile podemos observar que esa fue la contradicción que latió al interior del proceso que se vivió antes y sobre todo durante el gobierno de la Unidad Popular y Salvador Allende. Acota también que la «limitación esencial» es que los actores que se «aceptaban» como válidos eran sólo los partidos «de vanguardia» y «un sector social estratégico, los obreros, predestinados a la conducción de la sociedad…» (p. 59).
Tras la desaparición de la URSS, se rompe con el dogma del obrerismo, y al modelo y discurso unidimensional, se oponen identidades y realidades nacionales. Se critica al «socialismo real» y emergen nuevos sujetos políticos, en particular los movimientos sociales, bajo el planteamiento de construir el poder desde abajo. Citando a Isabel Rauber sostiene que emerge una nueva concepción estratégica cuyos conceptos claves son: » articulación, construcción, proceso y transición , junto a los de multidimensionalidad, multilateralidad, diversidad, pluralismo, democracia radical participativa (…) propuestas abiertas, es decir, en construcción y desarrollo permanente, acorde tanto al desarrollo de los actores-sujetos involucrados en el proceso como a las modificaciones de las condiciones histórico sociales del país, la región y el mundo en cada momento» 1 .
Sostiene que ya no hay rutas pre-establecidas ni clases sociales predestinadas y que «una de las deudas que dejó la experiencia del socialismo en la URSS y los países del Este europeo, fue la democracia. Si bien se lograron importantes avances en el terreno social y económico, la participación popular fue prácticamente nula» (p. 67). En el mejor de los casos «se trataba de una democracia de las élites burocráticas» por lo que «se asoció socialismo con autoritarismo y burocratismo».
En síntesis, «sin democracia, en su más amplio significado, no podrá haber consenso nacional en torno a un sistema socialista» (p. 68). El «amplio significado» incluye: referéndum, plebiscito, iniciativa popular de ley y revocatoria de mandato. La libertad, en un socialismo democrático «va de la mano del respeto pleno a los derechos humanos» (p. 85).
Enfrentados a tener que elegir entre Bachelet, Marco E-O, Marcel Claude o Roxana Miranda, ¿qué estructuras partidarias, organizacionales y programas, nos parecen una oportunidad realista para iniciar ya la construcción paso a paso de un socialismo democrático a la chilena?
1 América Latina: poder y socialismo en el siglo XXI , Vadell y Hermanos Editores, Caracas: 2006