El incidente es posible contextualizarlo como un intento de amordazar la comunicación con contenido crítico
El pasado domingo 16 de abril, por la noche, el abogado laboralista y director de la revista El Porteño, Gustavo Burgos, fue víctima de una encerrona en Avenida Américo Vespucio, cuando viajaba hacia la Ruta 68 junto a la periodista Cristina Mistretta, asesora de la diputada Claudia Mix. En la ocasión, un grupo de cuatro adultos jóvenes, chilenos y que empleaban un lenguaje de clase media y armas automáticas, asaltaron a Mistretta y Burgos, les propinaron una dura paliza y les robaron su automóvil, los teléfonos celulares e incluso sus anteojos de sol porque «no los vas a necesitar», según le espetó uno de los asaltantes.
Asimismo, les obligaron a ponerse boca abajo contra el pavimento, y uno de los antisociales le dijo a Mistretta, «¡Así que te gusta ser tan chorita!», lo cual sorprendió a la comunicadora dado que no abrió la boca durante todo el episodio y entregó sus pertenencias sin ninguna resistencia, según relató.
Afortunadamente, tanto Gustavo Burgos como Cristina Mistretta resultaron ilesos de la acción delictual.
La periodista agregó que el conductor de un auto que pasó unos minutos más tarde por el lugar en que los abandonaron se detuvo para acercarlos a la Comisaría de Curacaví, donde pusieron la denuncia, para luego retornar a Santiago.
En el momento en que se subían al coche que les prestó socorro, pasó una patrulla de Carabineros por el sitio de los acontecimientos, pero no se detuvo ni se dio a perseguir a los delincuentes, señaló la periodista, quien expresó que eso le llamó la atención de manera particular.
Más que un robo propio de delincuentes comunes, lo ocurrido tiene ribetes que resultan muy sospechosos y que retrotraen a actividades para sembrar el terror de la policía política durante la dictadura cívico militar que encabezó Augusto Pinochet.
Según narró Gustavo Burgos, Carabineros no actuó prontamente, y más tarde en la Comisaría los tuvieron sin posibilidad de contactarse con el exterior durante cuatro horas, con la excusa de que en la zona no tenían cómo comunicarse, lo cual evidentemente fue una excusa no creíble.
Amistades de las víctimas expresaron que la extraña encerrona en plena Avenida Américo Vespucio junto a la carretera Valparaíso – Santiago puede entenderse como un intento de amedrentar a Gustavo Burgos y su labor al frente de la revista El Porteño y el programa semanal de debate político Mate al Rey, y más allá, al conjunto de la prensa alternativa al servicio de las causas populares y de los trabajadores. El incidente es posible contextualizarlo como un intento de amordazar la comunicación con contenido crítico, y encuadrarlo en la misma ofensiva reaccionaria en la que también se encuentra la aprobación de la ley Naín Retamal denominada Ley de Gatillo Fácil.