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Entrevista al trovador Francisco Villa

«Soy un activista con sensibilidad artística»

Fuentes: El Siglo

Francisco Villa, el Pancho, es de la familia para El Siglo. A nuestra redacción llega de vez en cuando y después de saludar a todos con un abrazo y conversar un rato, le cuesta irse, principalmente porque todos tienen algo que hablar con él, saludarlo, preguntarle por su familia y en eso pasa el tiempo. […]

Francisco Villa, el Pancho, es de la familia para El Siglo. A nuestra redacción llega de vez en cuando y después de saludar a todos con un abrazo y conversar un rato, le cuesta irse, principalmente porque todos tienen algo que hablar con él, saludarlo, preguntarle por su familia y en eso pasa el tiempo. Siempre es lo mismo cuando el Pancho viene a El Siglo. Esta vez no vino él a nuestra casa, fuimos a la de él y nos recibió con un tecito con canela y la agradable conversación que acostumbra y que aquí plasmamos sólo en parte, claro, por motivos de pertinencia y de espacio.

Quisimos saber cómo va todo con su disco antológico; qué espera como convocante de la Asamblea Nacional de la Cultura a realizarse este fin de semana; y que nos confirmara su precandidatura a diputado por Peñalolén y La Reina, y así lo hizo, para quienes quieran cambiarse de distrito.

-Llevas un par de meses en que tu último disco «El canto del Angel» ha estado en circulación. ¿Cómo sientes que ha sido la recepción de tu público?

«He sentido mucho reconocimiento de la gente incondicional, y en el caso de los medios que no acostumbran a dar cuenta de mi trabajo, también he encontrado super buenas críticas, no sólo en términos de lo técnico, sino que además, conceptualmente, que es lo que más me interesa. Han captado el trasfondo del disco y se han animado a hacerle un análisis y que ha sido muy estimulante para mí. Eso me da una expectativa de lo que pueda ser la valoración no sólo de ese disco, sino de todos los que puedan ser de aquí para adelante».

Reciclando canciones

Es un poco el haberte impuesto, porque medios como El Mercurio, La Tercera o La Ultimas Noticias no andan buscando al músico con contenido para difundirlo, sino que tú te impusiste y tuvieron que detenerse y escuchar lo que estaba haciendo…

«Yo creo que a estas alturas, por la cantidad de años y por lo porfiado que he sido, es difícil ignorar que existo como artista, aunque lo podrían hacer. Pero es difícil ignorar que hay una obra que puede que no sea masiva en términos comerciales pero sí ha circulado en muchas partes. He llegado a lugares y me he encontrado con que muchas gente conoce las canciones, y eso me emociona profundamente. Es algo que no pensé que iba a vivir, o que si alguna vez alguien que supiera de las canciones se iba a acercar a decírmelo o a contarme su experiencia personal a partir de las canciones que hice, y me pasa mucho y cada vez es mas conmovedor porque la gente va reciclando las canciones. Eso confirma aquello de que una obra de arte no es solamente de quien la hace, sino que cada vez que un oído nuevo la escucha, en el caso de la música, y cuando la traspasa a otro, ya esa obra es más que la experiencia limpia del autor sino que está sumada la experiencia de quien la escuchó. Finalmente, la obra se transforma en un engranaje colectivo y eso lo encuentro alucinante».

-¿Y qué estás haciendo como creador? ¿Estás escuchando, creando música? ¿Cómo te alimentas para eso?

«En este momento de mi vida estoy leyendo, escuchando y observando mucho; y sobre esas cosas que leo, escucho y observo, reflexionando. Esa reflexión la estoy llevando a la libretita. Llegará el momento que pueda sintetizarla en alguna figura estética, que ya no sea el hecho intelectual de reflexionarlo o motivo para manifestar mis sentimientos, sino que además transformarlo en un verso o en una secuencia armónica».

-¿Qué lees, qué escuchas, qué observas? ¿Hay algún disco, alguna lectura que te haya marcado últimamente o esté aportando a tu proceso?

– Tengo una especie de fundamentalismo con Eduardo Galeano y con Mario Benedetti. Me estoy metiendo mucho en el mundo de los poetas franceses, siempre los he leído pero ahora estoy asumiendo -supongo que con más años- una lectura distinta. También estoy leyendo muchos ensayos, mucha historia. Incluso me he puesto a leer -en paralelo- la Biblia y El Capital. No soy metódico para la lectura, puedo estar leyendo diez libros al mismo tiempo. Eso tiene que ver con que mi vida es así: un poquito de cada cosa, un mosaico, todos los días. Me cuesta, no porque no quiera, sino que mi vida práctica me impide ser metódico. Tengo que responder a muchas cosas, andar corriendo todo el día, para todos lados, haciendo miles de cosas y eso se repite a la hora de mi trabajo intelectual.

Estoy escuchando a todo el movimiento del bossanova, a Joao Gilberto, a Caetano Veloso, a Gilberto Gil, Chico Buarque, lo máximo. Me encanta Chopin, por ejemplo. He descubierto música de trovadores españoles que yo veía muy lejanos y que ahora los tengo muy asimilados, como por ejemplo Pedro Guerra. Me fascina su forma de construir canciones con un lenguaje muy honesto. He ido redescubriendo a Luis Eduardo Aute, y hay gente que son mis pilares y que son permanentes y siendo todos los días fundamento de lo que hago. Evidentemente, Silvio es uno, otro es Pablo Milanés, Serrat. Y fíjate que en la medida que avanzo en años, Serrat es más fundamental: me siento más cercano a su experiencia humana y creativa. El otro que me colma absolutamente y me llena es Alberto Cortez. Generalmente, no es un tipo que aparezca como referente de los cantautores, pero su obra es increíble. Es un tipo que encontró un lenguaje que es entendible para la gente, que es sencillo pero refleja a un hombre de una enorme complejidad intelectual. Es como una especie de pasión personal. Tengo sus discos, lo escucho, lloro cuando escucho sus canciones o descubro una canción nueva».

Los jueves del Café Brazil

-Tú disfrutas de la conversación, y ahora has logrado juntar la conversación y la música los jueves en el Café Brazil: ¿cómo ha sido la experiencia de tener invitados, guitarrear y conversar con la gente que asiste?

«Ha sido como estar en mi casa, en donde generalmente converso y guitarreo. Es conversar de lo trascendente o de la cosa más frívola. Es una especie de proyección de mi vida personal, de mi espacio más íntimo pero en un espacio público. Donde me doy -y digo ‘me doy’ porque soy muy egoísta-, la posibilidad de descubrir a personajes que en lo personal me interesan pero sé que de rebote le interesan a otro, y en ese sentido me ha servido para ir descubriéndome capaz de construir puentes entre las personas. Porque muchas veces los que estamos en el mundo del compromiso social, del compromiso político, nos vemos, y somos compañeros y estamos bastante cercanos y nos encontramos casi cotidianamente, pero sin embargo, nos quedamos en ser compañeros, sin dar el paso siguiente que es el ser amigos. Los amigos se pueden pelear y sacar la cresta todos los días, pero, cuando lo son de verdad siguen siendo amigos «.

-¿A quién has tenido como invitado?

«Tuvimos un encuentro impresionante con Hugo Gutiérrez. Pudimos entrar en su historia personal, saber de dónde venía, dónde estudió, por qué llegó a estudiar Derecho y no otra cosa. Supimos cómo le decían en la Universidad, qué cosas le conmovían, su gusto por la poesía de Benedetti, la que leyó emocionado. Luego vino Amaro Labra y descubrí su historia, cómo llegó de ese grupo que hacía gráfica para parar la olla, y que además contribuía al proceso de la Unidad Popular. Nos permitió entrar en un mundo que generalmente los artistas ocultan, que es contar los problemas que han tenido en su historia como grupo, lo que les ha significado en su vida personal. Pudimos fortalecer un lazo de amistad que tenemos hace mucho tiempo y compartir el escenario guitarreando, cantando e improvisando juntos. A la semana siguiente estuvo el actor Aníbal Reyna y fue impresionante, porque ahí estaba un viejo lobo de mar. El, con su carisma, se tomó el escenario. Nos contó de su vida en el exilio, de cómo llegó a ser actor, pelamos a algunos personajes de la tele. Supimos del compromiso que tiene con el mundo sindical. El puso mucho énfasis en que era un hombre de extracción popular y que el teatro para él servía como una herramienta para reivindicar la espiritualidad de los sectores populares».

Llamado a la Asamblea de la Cultura

– Tú eres uno de los convocantes a la Asamblea Nacional de la Cultura: ¿qué esperas de ella?

«Espero que aquellos que están metidos en el mundo de la cultura asuman que son un referente para mucha gente y que cada paso que den está siendo mirado por otros. En el fondo, lo que me interesa es que se asuma la responsabilidad que se tiene como ‘centro de mesa’ y que la asuman desde una posición ética de ser colectivo. Una canción, un poema, una obra de teatro puede más que los mejores discursos, de los mejores políticos, y hoy día me atrevería a decir que incluso una actividad cultural tiene mucho más convocatoria que una actividad política y por lo tanto las posibilidades de hacer conciencia que tienen los artistas comprometidos son mayores que las que tienen los propios políticos profesionales, por así decirlo. Los artistas no estamos solamente para colocar el poemita o la canción y entretener a la gente mientras llega el discurso de fondo: el poemita o la canción pueden ser el discurso de fondo y finalmente pueden ser lo que convenza a la gente de dignificarse como seres humanos».

Vote por Villa

-¿Cómo es el Chile que te imaginas a partir de la cultura?

«Entendiendo la cultura como la expresión más genuina de las necesidades espirituales de los seres humanos, es un Chile que quizá lo tenga en mi cabeza nomás, tan utópica como todas mis utopías, pero que en la medida en que tratemos de acercarnos a esa cosa impracticable, tal vez lo práctico sea más fácil de lograr. ¿Y cómo sería eso? De partida, con gente que viva feliz. Que esté contenta de respirar todos los días, que esté contenta de saber que tiene un vecino, amigo, y que sea capaz de valorar la belleza y a partir de ahí crecer espiritualmente y establecer una relación con los demás seres humanos de fraternidad y de igualdad a todo nivel».

-¿Es cierto que vas de candidato?

«Sí, aunque hay que confirmarlo todavía».

-Lo que planteas, ¿podría ser tu plataforma?

«Y… sí, es parte de un discurso que podría hacer como candidato, pero evidentemente no va a ser sólo eso. Yo no quiero convertir una candidatura en una especie de discurso monopólico del arte y la cultura, aunque son una parte fundamental de las necesidades humanas, pero evidentemente para valorar una obra de arte uno tiene que tener el estómago lleno y no tener frío. Cuando yo llegué al mundo de la canción y todas estas cosas así como tan ‘sublimes’, no fue porque tuviera la intención de ser un músico o un poeta sino porque yo era un activista y pensaba que lo que podía hacer desde la cultura, desde la creación estética, podía ser un aporte real a mi causa, que era mucho mayor que el puro arte. Y eso lo sigo teniendo como fundamento. Si me piden definirme hoy día, yo más que un artista con sensibilidad social, soy más bien un activista con sensibilidad artística. Por lo tanto, no voy a ser el músico que lanza su discurso frente a la población. Yo voy a ser el ciudadano que va a tratar de hablar de todos los temas desde sus posibilidades ,con el ánimo de despertar conciencias. T calvez no vamos a despertar todas las que quisiéramos, pero con que haya una, ya vale el esfuerzo. De hecho, eso me interesa más que la pura cuestión electoral.

Yo creo que nuestro trabajo, sobre todo hoy en día, no puede bajo ningún punto de vista estar condicionado por el cuento electoral. Lo electoral es un paso más que estamos dando de acuerdo al contexto en que estamos, pero nuestro metas están mucho más allá. Y una elección puede ser un peldaño más. El gran peldaño lo estamos subiendo todos los días en la medida que nos convirtamos en un modelo de virtud humana, en el que se puedan reflejar los demás seres humanos para lograr una condición de dignidad».