El creador cubano Alexis Díaz-Pimienta, quien pasó por Grecia dejando un magnífico recuerdo en el V Festival Iberoamericano Literatura en Atenas, hoy conversó con Prensa Latina acerca del proceso creador y la literatura oral. Lo primero que llama la atención es la multiplicidad de facetas en las que trabaja: narrador, poeta, músico, docente, repentista… «me […]
El creador cubano Alexis Díaz-Pimienta, quien pasó por Grecia dejando un magnífico recuerdo en el V Festival Iberoamericano Literatura en Atenas, hoy conversó con Prensa Latina acerca del proceso creador y la literatura oral.
Lo primero que llama la atención es la multiplicidad de facetas en las que trabaja: narrador, poeta, músico, docente, repentista… «me siento como un hombre del Renacimiento (…) me gusta pensar que nací en un siglo equivocado y que pertenezco a esa época y a una forma de entender la vida creativa como un todo», explicó.
Se definió como «un obrero de la palabra», pues «todo aquello que tenga que ver con la palabra me satisface igual» y añadió que es «por eso que me muevo tanto en la oralidad como en la escritura, disfruto tanto de la improvisación poética o de la narración oral, como de la novela, el ensayo o la literatura infantil».
Contra lo que pueda parecer, Díaz-Pimienta consideró que la oralidad ha comenzado a recuperarse en el siglo XXI, en su opinión, «estuvo perdida todo el siglo XX y a finales del XIX, pero ahora ha habido un redescubrimiento y una potenciación de las artes orales en casi todo el mundo», dijo.
Argumentó que prueba de ello es que «cada vez hay más universidades que abren sus puertas al estudio de la oralidad, nacen más cátedras especializadas y se llevan a cabo tesis doctorales sobre tradiciones orales».
El autor recordó que «en los años 80 y 90 era absolutamente imposible pensar en la improvisación como un arte vivo, pero actualmente existen multitud de escuelas y miles de niños y jóvenes cultivándola en casi toda América Latina».
En el caso de Cuba, Díaz-Pimienta fue el creador y actual director de la Cátedra de Poesía Improvisada «que comenzó como un proyecto único y experimental, y doce años después se ha convertido en más de 70 escuelas de repentismo por todo el país».
Y destacó «el apoyo absoluto de los ministerios de Cultura y de Educación, mostrando un interés nacional por el rescate de la décima y de la improvisación como lo que es: un patrimonio inmaterial de la cultura cubana, y así fue declarado el año pasado por la Unesco».
Este reconocimiento fue sin duda «el resultado real de estos doce años de enseñanza en la que se ha visto cómo las nuevas generaciones convierten en un estandarte literario, poético, musical una tradición que parecía perdida y condenada al olvido y al ostracismo», expresó orgulloso.
Al tiempo, consideró que su proyecto viene a demostrar que «se puede aprender a improvisar, como se puede aprender a escribir o a bailar», solo hace falta un pilar teórico y una metodología pues, «como todo arte, tiene una parte que es técnica y otra que es talento personal e intransferible».
¿Se puede aprender a improvisar? «Sí, pero llegar a ser un buen repentista depende del talento y de las cualidades, esas sí, personales e intransferibles de cada uno», explicó.
Por último, Díaz-Pimienta celebró que «Cuba se haya convertido en un referente para muchas escuelas de Puerto Rico, Argentina, Colombia, Panamá, México o España, y que cada vez estén surgiendo nuevos proyectos a partir de lo que hicimos nosotros».
Antonio Cuesta es corresponsal en Grecia de la agencia Prensa Latina
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