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Sueños de mujer en la 61ª edición de la Berlinale y un silencio de tortura

Fuentes: Rebelión

Sandra Hüller En tiempos soñaba mucho y de manera intensa, sobre todo en tiempos de estrés, por ejemplo antes de los estrenos. Pero el trabajo nunca me ha deparado pesadillas. Cuando como actriz meto miedo o juego con él, puedo expresarlo ante la cámara o exteriorizarlo en escena pero no tengo por qué soñarlo. Sí […]

Sandra Hüller

En tiempos soñaba mucho y de manera intensa, sobre todo en tiempos de estrés, por ejemplo antes de los estrenos. Pero el trabajo nunca me ha deparado pesadillas. Cuando como actriz meto miedo o juego con él, puedo expresarlo ante la cámara o exteriorizarlo en escena pero no tengo por qué soñarlo.

Sí he captado en sueños formas y maneras de solventar una situación en escena o de encarnar un personaje, por ejemplo cómo atrapar un sentimiento, que se me resistía, o la confianza que me posibilitaba liberarme de mi inseguridad.

Esta forma de soñar ha cambiado. Hace un mes parí una hija, una niña, y no tengo tiempo para dormir y soñar. Ahora es ella quien sueña de manera intensa. A veces me preguntó por sus sueños: ¿sueña en imágenes o son sentimientos, roces, ruidos…? ¿Sueña con el futuro o son recuerdos? En cualquier caso parece vivir diversos estados de ánimo. Recuerdo sueños que provocaron cambios fuera de mi trabajo. Había uno que yo amaba, yacía con los ojos cerrados a lomos de un gran perro negro. Este sentimiento de dejarse llevar y ponerse por entero bajo control de otro jamás lo sentí hasta entonces. Siempre fui una tía disciplinada, un ser perfeccionista, segura de mi misma y del trabajo duro. Desde hace unos años intento cambiar. Quizá este sueño fue el factor desencadenante.

Pero nunca tuve un gran sueño, me he dejado llevar por las cosas que pasan. Durante tiempo mi oficio fue lo más importante. Se trataba de con mi trabajo desembarazarme de algo, de descifrar algo en mí y en mi vida. Lo he conseguido. En los últimos años algo ha cambiado en mí. De momento me hallo en fase de ajuste, sin meta concreta, más bien hay un gran vacío, que no me resulta desagradable. Espero con curiosidad y atención los nuevos sueños, los contenidos e ideas que, junto a mi familia, me esperan en el futuro.

Me gustaría disfrutar de este año cuasi sabático, y no trabajar si no me aburro. El año que viene actuaré en escenarios de Munich. Vivo en Berlín, acabo de fundar una familia y no me gustaría tener que mudarme, pero mi lugar de trabajo es Munich. No sé cómo soportaré este ir y venir. ¡Conciliar familia en Berlín y trabajo en Munich sería mi sueño!

Katrin Sass

He tenido dos sueños muy diferentes. Siempre he tenido animales, sobre todo perros; me siento mejor entre cuatro patas que entre dos. Desde tiempos vengo soñando con un paraíso de animales, con una especie de caserón en las cercanías de Berlín en el que pueda acoger a los animales abandonados o maltratados: un caserón con establos y praderas para los diferentes animales. Y sueño con tener dinero y emplear a gente que cuide de ellos. Tal y como vivo me resulta imposible, viajo con frecuencia y mi propiedad es diminuta. Pero es un sueño que, vete a saber, quizá un día se cumpla.

Y tengo otro sueño muy distinto. Un tema que me viene ronroneando desde hace 20 años, cada vez con más fuerza, se trata del llamado Ministerio para la Seguridad del Estado (Ministerium für Staatssicherheit, Stasi). Sueño con pedir cuentas a todo aquel que haya cooperado con él de alguna manera. Cuando el muro se derribó sólo fui espectadora. Hoy, 20 años después, me hierve la sangre aunque no he sido víctima directa. Me resultó terrible saber por un acta de la Stasi que mi mejor amiga de entonces me espió durante años. Una espina en el corazón, un sentimiento que me persigue.

El entierro de Bärbel Bohley3, al que fui invitada, me llegó al alma. Leí en alto citas suyas, conocí a su familia y a otros defensores de los derechos cívicos, entre otros a la viuda del escritor Jürgen Fuchs, que murió con 48 años de leucemia y probablemente fue contaminado con radioactividad en Hohenschönhausen4, la cárcel de la Stasi.

En el rodaje de la serie Weissensee participó un funcionario de la antigua Stasi como asesor del coreógrafo de cómo colocar micrófonos espías. Tenía una buena colección de ellos y hoy saca una pasta con su pasado en la Stasi. ¡Inconcebible! No podía soportarle, cuando venía abandonaba el set. No era capaz de dominarme.

Hay muchos de su tipo, son gente que ocupan puestos en Alemania, al fin y al cabo estaban bien formados. Sueño con que todos sean conocidos y castigados, apresados desde el primero al último. En mi sueño todos cumplen un castigo social, tienen que renunciar a sus puestos y acogerse al Herz-IV trabajando en la construcción de casas prefabricadas. Todos ellos, hasta el último de la serie, son responsables de que ocurrieran aquellas cosas en Hohenschönhausen. Sin ellos no hubiera funcionado el sistema. Todos ellos tuvieron la posibilidad de decir no. Pero este sueño por desgracia nunca se va a cumplir.

Isabel Coixet

Dice que su documental -entrevista entre Manuel Rivas y el magistrado Escuchando al juez Garzón: «Lo hice porque cada día me indignaba cuando leía estas noticias, porque en España necesitamos gente como él, porque creo que es inocente, y porque soy una persona impulsiva y sentí que necesitaba que Garzón fuera escuchado». La cineasta reiteró su esperanza en que los juicios en contra de Garzón sean finalmente sobreseídos y que el juez tenga la posibilidad de defenderse de manera justa de las acusaciones.

Es en blanco y negro y dura 84 minutos. «Es una película muy importante también para nosotros, añadió Kosslick, director de la Berlinale, que hemos tardado 60 años en comprender nuestro pasado», en alusión a la época nazi en Alemania.

En el filme, el juez aborda las tres principales imputaciones en su contra por las que está suspendido de la Audiencia Nacional. Garzón relata también sus actuaciones anteriores, relativas al proceso de extradición de Pinochet, el terrorismo de ETA y los GAL, la operación Nécora y la corrupción en España.

Parte central del testimonio fílmico se centra en el caso Gürtel, «con aquella mascarada que montaron determinados medios, comenzó el acoso y una persecución implacable contra mi vida privada y profesional, con denuncias y querellas constantes», dice en pantalla Garzón. Evoca también la figura de su amigo Giovanni Falcone, juez asesinado por la mafia en Sicilia en 1992: «No olvido sus funerales en la catedral de Palermo, 500.000 mil personas en una manifestación popular de apoyo a este juez que los había defendido, aún a costa de su vida», cuenta emocionado. Aún así, recuerda Garzón que los jueces no son héroes: «Tenemos que hacer nuestro trabajo. Si hay que ir del cero al cien yo no paro hasta el cien. Nunca en el 101, pero tampoco nunca en el 30, como hacen otros», insistió.

* Pero tampoco esta vez el magistrado Garzón explicó en su entrevista de cine su silencio colaborador ante los numerosos reos, presos políticos vascos, que denunciaron torturas en su presencia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.