En su propuesta del 2 de octubre del 2006, el Presidente de la República Plurinacional de Bolivia Evo Morales Ayma, Presidente de todos los indígenas del continente, hablando sobre el ‘Sumaq Kawsay’, dijo: «Construyamos una verdadera comunidad de naciones sudamericana para vivir bien»; y luego define: «Vivir bien, es pensar no sólo en términos de […]
En su propuesta del 2 de octubre del 2006, el Presidente de la República Plurinacional de Bolivia Evo Morales Ayma, Presidente de todos los indígenas del continente, hablando sobre el ‘Sumaq Kawsay’, dijo: «Construyamos una verdadera comunidad de naciones sudamericana para vivir bien»; y luego define: «Vivir bien, es pensar no sólo en términos de ingreso per-cápita sino de identidad cultural, de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra madre tierra». Y en otra parte remacha: «Nosotros -los indígenas- no creemos en la línea del progreso y el desarrollo ilimitado a costa del Otro y de la naturaleza… tenemos que complementarnos… Debemos compartir». Esto para muchos que subestiman la grandeza y potencia de nuestra cultura andino-amazónica puede parecer…, ¿Poesía indígena?, ¿Romanticismo?, ¿Buenos deseos?
Vamos a explicar ahora brevemente la estructura «filosófica» que explica y da coherencia al ‘Sumaq Kawsay’ o ‘Allin Kawsay» (o Suma Qamaña en Aymara). Es parte principal de la antigua «escuela de la Qhapaq Kuna» y su pedagogía práctica del Qhapaq Ñan o ‘Camino de los Justos’. (Ver Revista de la Integración Nº 2, Pág. 115).
Es cierto que antiguamente en la confederación del Tawantinsuyu no existió una institución educativa institucionalizada o ‘escuela’ andina separada de las otras instituciones sociales, similar a la que existe hoy en occidente, en donde al niño se le separa de las actividades productivas-económicas, pero también «domesticas», para fundamentalmente enseñarle la ‘lecto-escritura’ y que así pueda acceder a la ‘cultura de los libros’ y pueda avanzar individualmente en el aprendizaje de la cultura y la ciencia. En la cultura occidental la división social del trabajo tiene un corte fundamental entre el trabajador manual y el trabajador intelectual, y esto determina un tanto el ‘super-elitismo’ de los intelectuales y la suerte de los niños en su forma y estilo de educarse en la ‘escuela’ como institución ‘aparte’. En todas las culturas esto no ha sido igual, sociedades como la Inka, Maya o Azteca, han sabido manejar la creación, acopio, sistematización, almacenamiento y transmisión de la sabiduría y el conocimiento, según sus propias y particulares formas de dividir el trabajo social. Pero este es otro tema, aquí solo queríamos precisar que en nuestra cultura andina la forma de educar a nuestros niños ha sido (y sigue siendo de alguna manera) un tanto diferente en dos sentidos: El primero es que los educandos aquí se acercan más a la sociedad productiva-reproductiva, en vez de alejarse en una ‘institución educativa’ aparte, y el segundo es que los educandos al no estar divididos entre ‘manuales’ e ‘intelectuales’, no entran en una dinámica elitizante y de privilegio, o por lo menos la formación de categorías o jerarquías entre los educandos es de otro tipo muy diferente a la creación de «aristocracias intelectuales». Nuestros educandos andino-amazónicos no aprenden el «cómo hacer las cosas», sino directamente aprenden a «hacer las cosas», es decir, aquí hay un pequeño «salto epistemológico» en el evitar el reflejo condicionado del «teorizar las cosas», que a la larga, va a condicionar al educando a querer resolver los problemas, «en su cabeza», antes que «en la realidad», lo que por supuesto determina desde ya «su forma de pensar, sentir y actuar», en el aprehender y «re-crear» el conocimiento en la misma «realidad objetiva». Esto, aunque parezca nimio, es muy importante pues es un tema vinculado con la concepción del tiempo en la cultura occidental, mas adelante regresaremos a este punto.
Ahora solo vamos a referir algunos principios de nuestra ‘sabiduría educativa’ y retomaremos mas abajo el tema de la ‘tecnología educativa’ o sistema del ‘Qhapaq Ñan’ y su estructura ‘pedagógica’ milenaria que nos enseña los secretos de la Pachamama o madre natura a través del principio de la «vincularidad» ( ).
Hace ya varios años, Luis Viteri Gualinga, intelectual quichwa del Ecuador, desde las oficinas del BID, transmitía un documento titulado «Visión Indígena del Desarrollo», en donde cuestionaba el concepto de «desarrollo», no solo como inútil para la cosmovisión indígena, sino «altamente peligroso». Visto bajo los cristales indígenas, el ‘desarrollo capitalista’, por sus vínculos con los principios capitalistas del ‘lucro y la ganancia’, que deformados y potenciados por la variante «mercantilista», puede matar la vida sobre el planeta. Y eso es lo que esta pasando. Entonces, no solamente es altamente peligroso para los pueblos indígenas, sino que por eso mismo los conceptos de ‘desarrollo’ y ‘progreso’ combinados con ‘lucro’, ‘ganancia’, ‘especulación financiera’, ‘operaciones offshore’, ‘costos ambientales’ y ‘costos sociales’ y otros muchos conceptos de la economía moderna, tienen significados de veras perversos para toda la humanidad. Pero, ¿alguien podrá parar y ponerle fin a esta senda apocalíptica del capitalismo desbocado?
El Sumaq Kawsay o Suma Qamaña, es un «fenomeno natural»
El Sumaq Kawsay, NO es un asunto ético, ni en lo fundamental, ni en el sentido estricto de la palabra, pues no depende de la convención o del formalismo humano, es un asunto del orden natural, en donde el ser humano esta obligado, en primer lugar, a entender o comprender sus obligaciones para con la naturaleza y en segundo lugar para actuar y asegurar el equilibrio de su conviviencia con la Pachamama y en segundo lugar, también con sus congéneres. Para que sea tratado como un asunto «ético», la Ética tendría que tomarse como una relación entre el hombre y la naturaleza, cuestión que nos lleva a aceptar conceptos nuevos del ecologismo o «ambientalismo» tan presente hoy en la academia y en los foros internacionales.
El Allin Kawsay (Allin es usado como sinónimo del Sumaq), que está compuesto por los términos: ‘Allin’, que es ‘buenísimo’, ‘magnifico’, ‘esplendido’ y el Kawsay, que es ‘vida’ o mejor aun ‘existencia’; se pude traducir primariamente como: «espléndida existencia». Viteri Gualinga dice que «… por la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician el ‘sumak kausai’, como son el conocimiento, los códigos de conducta éticas y espirituales en la relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro… Visto así, constituye una categoría en permanente construcción».
El Sumaq Kawsay (o Allin Kawsay), ‘esplendida existencia’ o simplemente ‘vivir bien’, es un concepto importante de la disciplina o ‘modo de vida’ andino-amazónico, que se inicia con el Allin Ruay, o el ‘hacer bien’ las cosas, es decir, ‘hacerlas plena y realmente’, para lo cual se precisa que cada fenómeno o cosa surja o ‘devenga’ de un equilibrio de pares proporcionales, que es como se comprende el orden natural en la sociedad indígena. La oposición complementaria y proporcional o ‘Yanan-Tinkuy’ entre las paridades, por ejemplo del calor-frío, la luz-oscuridad, lo alcalino-ácido, lo masculino-femenino, etc. es lo que produce «el existir real» de las cosas en movimiento, como la vida, el buen clima, la paz, la armonía, el trabajo, etc.; en cambio también puede surgir la des-proporción o desequilibrio de los pares y este es un deterioro del Sumaq Kawsay que es lo que crea situaciones anómalas, pero no por eso ‘malas’, las enfermedades, las tempestades, el dolor, el desempleo, etc. es decir todo lo que provoca desequilibrio y por supuesto, que nos hace sufrir. El ser humano comprendiendo este comportamiento del medio natural, propicia entonces el llamado «equilibrio h’ampi» que es el arte de saber encontrar el ‘justo medio’ según el momento y la circunstancia, en este complejo juego o trama de ‘fuerzas pares’ que predeterminan cualquier situación del ‘kawsay’ o ‘existir’ o situaciones ‘de la vida’. No esta demás señalar que en este ‘hacer bien las cosas’, el ‘punto medio’ entre los pares de fuerzas no es lo mismo que el ‘justo medio’, aquí en las culturas indígenas, debe haber un equilibrio entre los criterios cuantitativos, pero también cualitativos, que es lo que diferencia a la lógica indígena (o paritaria), de la lógica occidental (o in-paritaria) que es una lógica prioritariamente cuantitativa, lo cual deviene de su paradigma de origen en ‘la unidad’ y no en ‘la paridad’ que es el paradigma indígena. Así el criterio de verdad no se da por dogmas idealistas o materialistas, como es la costumbre del occidente, pero menos por la simple ‘práctica’, sino por la búsqueda y el encuentro de lo que en runa simi se conoce como el «h’ampi» o equilibrio h’ampi.
El ‘Ñan’ o Camino, o búsqueda del criterio de verdad en la cultura indígena de los andes, es simbolizada por una diagonal, en runa simi o quechua se dice ‘Ch’ekkalluwa’, cuya traducción literal es ‘línea de la verdad’, por eso mismo el «Qhapaq Ñan» o Camino de los Justos, esta construido sobre una recta diagonal que traza un ángulo de 45° del eje norte-sur y que cubre gran parte del hemisferio sur en el territorio centro-andino, recta encima de la cual están construidos nuestros principales templos milenarios, teniendo como centro la ciudad sagrada de Tiwanaku.
Pero el concepto del «Allin Ruay», o ‘hacer bien’ solo cubre uno de los tres ‘Pachas’ de la cosmovisión Inka: El del Kay Pacha o mundo ‘de aquí y de ahora’. Y es que el Kay Pacha también es producto del equilibrio del par fundamental o ‘Hanan Pacha’, y ‘Uku Pacha’, que son dos mundos en movimiento sucesivo y permanente contractivo-expansivo, dinámica que los Mayas conocían como el ‘estado Ollin’. Esta dinámica ‘Ollín’ o ‘Yanan-Tinkuy’ (en Quechua), es la que construye el ‘aquí y el ahora’. Para simplificar diremos que el Presente es producto del equilibrio o ‘encuentro’ entre el pasado y el futuro o lo que es casi lo mismo entre el Hanan Pacha y el Uku Pacha, ambos también identificados con los principios del Allin Yachay o ‘pensar bien’ y el Allin Munay o ‘sentir bien’, respectivamente.
Veamos esto en una imagen que nos puede aclarar e ilustrar sobre esta dinámica y equilibrio de estos «tres» Pachas, que en realidad son solamente «DOS» (Hanan Pacha y Uku Pacha), ‘esferas’ cuya dinámica contractiva y expansiva, se cruzan o encuentran en un «taypi» (punto de encuentro o justo medio) o «tercer Pacha» (o Kay Pacha), lugar transitorio de «materialización» (por decirlo así) del tiempo, lugar de encuentro «del aquí y del ahora», donde los dos Pachas originales se posesionan de nuestra consciencia.
En anteriores artículos hemos presentado este diseño o dibujo, que sería la imagen culta del tiempo en la cultura andina:
Pero hemos dicho que el Hanan Pacha y el Uku Pacha, también pueden ser identificados con los valores o principios del Allin Yachay o ‘pensar bien’ y del Allin Munay o ‘sentir bien’, respectivamente, veamos una ampliación de esto.
Los pachas y el cerebro trino
En el libro «Qhapaq Ñan, la Ruta Inka de Sabiduría», hay un dibujo sobre la estructura del cerebro trino, tal como lo estudian los científicos actuales (ver dibujo 2), lo cual coincide totalmente con la estructura que hemos descrito antes, como la dinámica de los Pachas y su identificación con el Wamán, el Puma y el Amaru, veamos.
En este dibujo, se reproduce un ceramio pre-inka (que nos muestra la llamada trilogía Chavín) se representa un felino-antropomorfo, que vuela en las alas de un ave, que a su vez lleva en su pico a la serpiente, es una alegoría de cómo es que el hombre-puma (Kay Pacha) debe ‘volar’ en las alas del ave (Hanan Pacha) que simboliza su pensamiento, abstracto inteligente, pero este a su vez debe ‘llevar en el pico’ la sabiduría instintiva de la serpiente (Uku Pacha). Todo esto esta expresado en el lenguaje mítico o analógico de los iconos pre-hispánicos que nos quieren explicar los vínculos o la dinámica de los Pachas en interacción de equilibrio, entre el Reptil-AMARU cuyo habitat es el Uku Pacha, que nos explica la parte medular o ‘instintiva’ del principio Allin Munay, que significa: Sentir bien, querer bien, desear bien. El Ave-KUNTUR que ocupa el Hanan Pacha y que nos explica la parte ‘racional’ o Allin Yachay que significa: Razona bien, piensa bien y finalmente la zona del Felino-PUMA que habita el Kay Pacha que nos denota la zona intermedia o Taypi del ‘aquí y ahora’ donde actúa el principio del Allin Ruway, que se traduce como «hacer bien»
Cabe aquí, analizar los llamados «principios morales» que se los endosan a los Inkas, del «Ama sua, Ama llulla y el Ama qhella», que traducidos resultan: «No seas ladrón, no seas mentiroso y no seas Ocioso» respectivamente; pues pensamos que ni son Inkas, ni andinos, ni nada parecido; en primer lugar porque cualquiera que conoce la escuela práctica del comunero andino, nunca educa a sus hijos por lo negativo, lo prohibitivo o el castigo, sino siempre por la afirmación, el reforzamiento de los valores o el estímulo positivo. Creemos que estas tres «Amas» o prohibiciones, han devenido de la enseñanza de los extirpadores de idolatrías, que cambiaron el «Allin ruay» o ‘has bien las cosas’ por el «Ama quella» o «no seas ocioso», es decir trocaron a conveniencia, el ‘has bien las cosas’ por el ‘nunca dejes de trabajar’ que es lo mismo que ‘no seas ocioso’, pues el indio debe de trabajar ‘hasta que se muera’ sin importar si hace bien o no las cosas. El «Ama llulla» o «no seas mentiroso» los extirpadores cristianos lo sacaron del «Allin yachay» malentendiendo y confundiendo que «Yuya» es ‘recordar’ o ‘pensar’, y ‘Llulla’ es ‘mentira’ (hasta ahora se usa la ‘Y’ por la ‘Ll’ indistintamente) y porque finalmente la ‘imagen mental’ es siempre una especie de simulación o ‘mentira’ de las cosas. Y finalmente el «Ama sua» o ‘no seas ladrón’ lo obtienen del ‘mandato’ «Allin munay», porque este principio se comprende como el ‘desear bien’, o ‘querer bien’, lo que en negativo puede comprenderse como ‘desear lo ajeno’ o ‘querer lo ajeno’, es ser un ladrón.
El equilibrio del par de Pachas extremos, se produce en un «Taypi» (lugar de encuentro o justo medio) donde ‘se construye’ o aparece el «Kay Pacha», nos otorga el ‘vivir bien’ o el «Allinta ruraywan munay, Inka ñoqanchis kausay», que dice, mas o menos en español: «Haciendo bien las cosas y juntos con amor, Inkas viviremos siempre». De esta forma el equilibrio pleno para el Sumaq Kawsay es producto del justo medio entre el ‘sentir y el pensar’ lo que produce un ‘actuar pleno’ o Allin Ruay, y en donde el criterio de ‘verdad’ (es una diagonal o Ch’ekkalluwa ) es la conciencia plena del momento y la circunstancia del Sumaq Kawsay o ‘esplendida existencia’ como buen producto del sentir (munay) y pensar (yachay) en un actuar (ruway) equilibrados y consecuentes; o dicho en andino: en un actuar, sintiendo y pensando, complementaria y proporcionalmente. Esta es la mecánica simple de la sabiduría de nuestra cultura andina, el manejo de los tres Pachas es el ideal del aprendizaje-enseñanza del niño, esto le adiestra para no dar un solo paso en falso, y aunque son pocos los que logran la perfección de esta disciplina, es la disciplina de los Qhapaq-runa y de sus mejores elementos, los que lograrán convertirse en Amautas: Los Amaro Runa.
De esta forma el equilibrio pleno para el Sumak Kawsay es producto del justo medio entre el ‘sentir y el pensar’ y en donde el criterio de ‘verdad’ (o Ch’ekka) es la conciencia plena del momento y la circunstancia del Sumaq Kawsay o ‘esplendida existencia’. Esta es la «filosofía» simple de nuestra cultura andina, mas difícil es practicarla, pero no es tanto cuando se aprende desde niño, a no dar un solo paso en falso.
El vivir bien en la civilización occidental
La cultura occidental ha privilegiado el ‘pensar’ desde sus orígenes en la Grecia antigua, por eso los Inkas cuando llegan los españoles los señalan como ‘yachayniyoq’, y no se equivocaron pues hasta hoy Occidente, no deja de usar el ‘logos’ y la ‘epistheme’, la razón y la ciencia como sus principales armas y «virtudes». La civilización occidental padece un flagrante descuido de su parte afectiva, de sus sentimientos, de su corazón. En cambio la civilización andina levanta el mandato cultural del ‘Allin Munay’, principio Inka que señala que para vivir espléndidamente se debe ‘querer bien’, ‘amar fuerte’, saber sentir al cosmos, a la comunidad, a los semejantes y al medio circundante, a la madre natura, a la Pachamama. Imaginemos las limitaciones de un empresario capitalista, un ejecutivo gerente tratando de recordar y llevar a la práctica su curso de «inteligencia emocional», de ‘sentir’ su ‘responsabilidad social’ para con la comunidad o su ‘responsabilidad ecológica’ para con la naturaleza… «sensiblerías arcaicas», diría: estas debilidades emotivas pueden debilitar mis cuentas bancarias… O peor, imaginemos a los curas desde el pulpito clamando por «caridad» con los trabajadores y empleados de las empresas, o «clemencia» para los ríos y lagos contaminados.
Estos principios Inkas del ‘Allin Munay’ o ‘querer bien’, ‘sentir bien’; el ‘Allin Yachay’ o ‘pensar bien’, ‘saber bien’ y finalmente el ‘Allin Ruay’ o ‘hacer bien’, son pues los tres pilares sobre los que se construye el Allin Káusay o Sumac Káusay, término este último que tiene una connotación estética pues «Sumac» es una adjetivo que califica lo hermoso, lo bello, pero que en las culturas indígenas suele coincidir con el ‘Allin’ que es lo ‘bueno’, ‘lo espléndido’, ‘lo excelente’. Así los principios éticos, en nuestro Orden Andino coinciden plenamente con lo estético.
Desgraciadamente la cultura occidental ha privilegiado excesivamente ‘el pensar’ en sus disciplinas de conocimiento y ‘de vida’, esto como producto de su filosofía monomaniaca, que deviene de su mito de origen, que es la «unidad creadora» (corriente que en la filosofía se conoce como neoplatonismo), toda su ciencia y por ende su tecnología esta condicionada al principio de que «ciencia es medir», calculan todo bajo su medida ‘única’ que es La Razón o ‘El logos’ de su existencia, más allá de ‘su medida’ allanan cualquier otra ‘cualidad’ trascendente y tienen su máxima en el «cogito ergo sum», el ‘pienso luego existo’ de Descartes, pensador que representa la entronización de las matemáticas en el subjetivismo o ‘individualismo’ científico y con ello la potenciación del llamado ‘plan baconiano’ del ‘saber es poder’, que significa la separación total y el dominio del sujeto sobre el objeto, que es uno de los pilares de la modernidad, en donde el «homo occidentalis» (valga el neologismo) quiere dominar a la naturaleza -y mas aun, a ‘la realidad’- a través del ‘Saber’ pretendiendo conocer ‘absolutamente’ sus características para manipularlas a través de la invención de ‘leyes’. Imaginan a la Pachamama como una gran máquina, capaz de poderse manipular y explotar sin medida ni contemplación. Esto es, sin duda alguna, lo que ha ocasionado la ruptura de los vínculos de la civilización occidental con la Pachamama.
Bajo estos conceptos se mueven, pues, los mecanismos del ‘desarrollo’ y el ‘progreso’ de occidente en los territorios indígenas que constituyen todo el continente americano o ‘nuevo mundo’ y muchos otros territorios del planeta, por esto es que son principios sumamente peligrosos no solo para los indígenas, sino para el resto de la humanidad. Presentamos estas objeciones desde nuestras culturas indígenas porque pueden servir para recuperar el «equilibrio h’ampi» del planeta, pues los indígenas creemos que ya no se trata solamente de salvar nuestras culturas y nuestros pueblos de la postergación y exclusión a la que nos han sometido por mas de cinco siglos, sino de aportar a la solución de problemas planetarios como la pobreza endémica, las guerras, el calentamiento y la inestabilidad global del clima, fenómenos humanos y naturales que ya han matado a muchos miles y que amenazará, muy pronto la existencia misma del planeta. Y no será la primera vez que esto pueda suceder por la vocación suicida de alguna cultura desequilibrada.
Varios autores occidentales nos hacen referencia, o nos dan pautas del cómo se dio esta desviación o confusión en la Grecia arcaica. Giorgio Agamben, Hana Harend, Michael Foucault y otros, nos remiten a los tiempos de Sócrates, Parménides y Platón, para explicarnos que cuando el animal-hombre se asume como ser humano, deja el Zoe y asume el Bios, deja la nuda vida y asume la Polis, el Logos y la Razón, aceptando ‘vivir según el bien’, es decir asume la conciencia y el conocimiento del «Bien y el Mal» como principios rectores. Nosotros concluimos que al hacer esa «conciencia» y asumirse como ‘humanos’ la Grecia arcaica realizó lo que podemos llamar «la exclusión histórica del trabajo, de la mujer y de la pasión», pues deja afuera de este cuadro al «Otro», llámense ‘bárbaro’ y/o ‘mujer’ y excluye además de este asumirse ‘humanos’ las funciones del ‘sentir’ (emociones, pasiones o ¿instintos?) que los griegos llamaban el Tymós. Es decir, los griegos u occidentales primigenios, al ‘asumirse humanos’ lo hacen de una manera excluyente del Trabajo, para lo cual convierten al «Otro», en esclavo; y al Conocimiento, al Logos, a La Razón y a la Polis, la asumen como actividades exclusiva y rigurosamente intelectivas, frías y cerebrales.
La imagen del tiempo o Wiñay Pacha
En anteriores trabajos (Javier Lajo, «Qhapaq Ñan, La Ruta Inka de Sabiduría». Edic. Amaro Runa -CENES. Lima 2005) nos hemos referido a la Ruta Inka o Qhapaq Ñan, como el «Camino de los Justos», o escuela de sabiduría andina, en su profundidad ontológica, es decir, trataba de explicar su contenido y su coherencia sistémica, ahora abundamos un poco explicando las múltiples relaciones de las categorías que tratan sobre el conjunto de los temas principales de la sabiduría de nuestros pueblos andino-amazónicos, pues el Sumaq Kawsayninchik (para diferenciarlo del «Vivir según el bien» de occidente) esta complementado por el Allin Munay, el Allin Yachay y el Allin Ruay que componen el simbolismo de los tres socios del «camino de los justos»: El Waman, el Puma y el Amaru.
El principio o concepto del Sumaq Kawsay, nos permite entender cómo en nuestra cultura andina-amazónica, se resolvió la búsqueda del equilibrio en «los Pachas» y cómo nuestros antepasados los Inkas, explicaban el milagro de la existencia y dentro de ésta, el doble milagro de la conciencia colectiva, como parte del tiempo y el espacio, es decir, para nuestros pueblos el tiempo y el espacio tienen «un adentro» y «un afuera», su imagen no es una «flecha del tiempo», porque nuestro tiempo no es ‘lineal’, ni ‘lineal-plano’, ni ‘lineal-espacial’ (cíclico-circular o cíclico-helicoidal-convergente, ni nada por el estilo), podría ser mas bien una imagen, «esférica concéntrica y cíclica», porque allí si tenemos un ‘adentro- mínimo’ que seria el Uku-Pacha, un ‘afuera-máximo’ que sería el Hanan Pacha y un intermedio en donde la ciclicidad de las anteriores se cruzan, sitio de cruce «Taypi», que es el Kay Pacha, o mundo del ‘aquí y del ahora’, en el que somos capturados por el ‘flujo’ de nuestra conciencia colectiva.
Este Taypi puede explicarnos también el misterio del «Punku» inka o puerta trapezoidal, dado que el lado mayor o base simboliza el Hanan Pacha y el lado menor el Uku Pacha; observando la rumi-chaka o piedra-puente que existe en el dintel (o parte superior) de todos los portales inkas consagrados a la enseñanza (como los del palacio de Manco Qhapaq en el Cusco), este otro trapecio mas pequeño pero invertido, nos señala así, la paridad trapezoidal opuesta al Punku o puerta que se traspone.
Decíamos también que esta imagen es coincidente con la imagen que nos describen algunos textos sobre la «era Ollín» de los Mayas de Centro América ( ), etapa histórica iniciada nada menos que por Quetzalcoatl, el héroe de Tollan, la ‘serpiente emplumada’ que significa la unión del Waman (Ave) con el Amaru (Reptil).
Esta imagen del tiempo (del dibujo 1) es importante tenerla presente cuando se endosa a la ligera que los indígenas tienen una imagen del «tiempo cíclico» o cuando escuchamos aquello de la «flecha del tiempo», que es una imagen que hasta ahora la usan los científicos y filósofos occidentales contemporáneos, para luego preguntarse: ¿Es el tiempo reversible?. Seria interesante profundizar en adelante este tema pues, según nuestra imagen del tiempo la respuesta es que es reversible por ciclos. El tiempo, en el conocimiento o sabiduría indígena, «crece» hacia adentro y hacia fuera, a la vez; como las plantas que crecen hacia arriba y hacia abajo, como los animales y humanos que crecemos hacia adentro y hacia fuera; todo tiene un ‘diástole’ y un ‘sístole’, en el tiempo presente, nuestra conciencia capta justo el momento del cruce o «taypi» por eso tenemos un recuerdo del ‘antes’, pero también podemos calcular lo que pasara ‘después’ en lo que llamamos ‘prospección’ del tiempo; el ‘presente’ en el Kay Pacha, es solamente un umbral por el que transcurrimos en el permanente vaivén centro-periferia/periferia-centro.
Se suele decir que los indígenas marchamos ‘mirando’ al pasado, pero eso es relativo, pues con esa sentencia se nos trata de imponer una imagen espacial en el tema temporal. A veces los indígenas, (cosa que o es exclusividad de los indígenas), marchamos en el tiempo mirando al pasado, cuando recordamos, y otras veces marchamos viendo o proyectándonos al futuro, ‘vemos’ al futuro, pero definitivamente el futuro ‘viene de adentro’ del epicentro o Uku Pacha y a la inversa: el pasado ‘marcha hacia fuera’ o hacia la periferia, por eso a los indígenas nos parece ‘marchar de espaldas al futuro’ y mirando al pasado, porque entendemos que todo ante-pasado «se nos adelantó» y nunca sucede que el pasado ‘se nos atrasa’. Por eso, «Ñawi» en runa simi, son los ojos con que miramos, pero cuando le damos vuelta al ‘Ñawi’ , por esa cualidad de la ‘metátesis’ que tienen algunos términos mágicos del runasimi, tenemos el «Wiña-y» que significa ‘eterno’, ‘siempre’, ‘todo tiempo’, ‘tiempo ilimitado’, cuando lo usamos como adverbio temporal, pero cuando lo usamos como sustantivo o verbo neutro, significa:’crecimiento’ o ‘acción de crecer’ o ‘acto y efecto de desarrollar’, como bien traduce Jorge Lira ( ) en su diccionario. Por eso decimos que el tiempo crece hacia adentro y hacia fuera «a la vez», y que podemos mirar alternativamente y a voluntad en los dos sentidos o direcciones, que es una prerrogativa o cualidad de nuestra conciencia frente al Wiñay Pacha o «tiempo eterno».
Con los anteriores elementos, ya nos podemos explicar el Allin Kawsay y su relación con la estructura del pensamiento y la sabiduría andina-amazónica. Esta compuesto por los términos: ‘Allin’, que es ‘buenísimo’, ‘magnifico’, ‘esplendido’ y el ‘Kausay’, que es ‘vida’ o mejor aun ‘existencia’; por eso traducimos e interpretamos como: «Espléndida existencia».
El Allin Kausay, ‘esplendida existencia’ o ‘vivir bien’ (y no ‘vivir según el bien’ que es el concepto ético y moral occidental), es una de los valores o disciplinas mas importantes del ‘modo de vida’ andino-amazónico, que como ya hemos explicado antes se inicia con el Allin Ruay, o el ‘hacer bien’ las cosas, es decir, ‘hacerlas efectiva y realmente’, para lo cual se precisa que cada cosa surja o ‘devenga’ de un equilibrio de pares proporcionales, como ya lo hemos explicado en anteriores textos ( ), al hablar del ‘Yanantin’ y del ‘Tinkuy’ en la primera y segunda ley del pensamiento paritario (o pensamiento Qhapaq), siendo estas las dos claves para comprender el concepto del «orden natural» en la sociedad indígena. Hablamos entonces de la oposición complementaria y proporcional o ‘Yanan-Tinkuy’ entre ‘las paridades’, por ejemplo del calor-frío, la luz-oscuridad, lo alcalino-ácido, lo masculino-femenino, etc, siendo estas paridades concretas y reales, que no pueden ni deben ser comparables o ‘identificadas’ con las reduccionistas abstracciones del «bien y el mal» o de «la verdad y la falsedad», que son, en contraste con los conceptos andino-amazónicos, conceptos perversos de una visión «Ch’ulla» o monomaniaca de la realidad que intenta apropiarse de la historia del planeta a través del monopolio del «bien y la verdad» de un Dios monoteico ultraterreno (que habita en el «mas allá» o «reino de la trascendencia») que elimina los pares complementarios de la realidad y de la vida, que son los preceptos andinos, del ‘yanantin’ y del ‘tinkuy’.
Es «la presencia» del Sumaq Kawsay, lo que produce «el existir real» de las cosas en movimiento, como la vida, el buen clima, la paz, la armonía, el trabajo, etc.; en cambio también puede surgir la desproporción o desequilibrio de los pares y este es un deterioro del Sumaq Kawsay que es lo que crea situaciones en desequilibrio, pero no por eso ‘malas’, las enfermedades, las tempestades, el dolor, el desempleo, etc., es decir todo aquello que nos produce desequilibrio, malestar y dolor. El ser humano comprendiendo este comportamiento del medio natural, propicia entonces el llamado «equilibrio h’ampi» que es el arte de saber encontrar el ‘justo medio’ según el momento y la circunstancia, en este complejo juego o trama de fuerzas pares que predeterminan cualquier situación del ‘kausay’ o ‘existir’. No esta demás señalar que en este ‘hacer bien las cosas’, el ‘punto medio’ entre los pares de fuerzas no es lo mismo que el ‘justo medio’, pues debe haber un equilibrio entre los criterios cuantitativos, pero también cualitativos.
El pensamiento Qhapaq: La lógica paritaria andina
Lo que diferencia también la lógica indígena de la occidental, es que esta es una lógica prioritariamente cuantitativa, lo cual deviene de su paradigma de origen en ‘la unidad’ y no en ‘la paridad’ que es el paradigma indígena. Así el criterio de verdad no se da por dogmas idealistas o materialistas como es la costumbre del Occidente, pero menos por la simple práctica, sino por la búsqueda y el encuentro del ‘equilibrio h’ampi’. El ‘Ñan’ o Camino, es la búsqueda del criterio de verdad en la cultura indígena de los andes, esta simbolizada por una diagonal, que en runa simi o quechua se dice ‘Ch’ekkalluwa’, cuya traducción literal es ‘línea de la verdad’, por eso mismo el «Qhapaq Ñan» o Camino de los Justos, esta construido sobre una recta diagonal que traza un ángulo de 45° del eje norte-sur y que cubre gran parte del hemisferio, recta encima de la cual están construidos nuestros principales templos milenarios, con su centro en la ciudad sagrada de Tiwanaku.
El Sumaq kawsay se da en el Kay Pacha y como ya dijimos antes, esta representado por el Puma, o ‘Felino’ que como símbolo reúne una serie de cualidades estéticas sumamente valoradas por los runas; la armonía y equilibrio de sus formas producen un efecto de belleza única sobre la Pachamama, la elegancia y la plasticidad del Puma en sus movimientos se nos presenta como una maquinaria perfecta, sobre todo cuando despliega su destreza cazadora; su personalidad o comportamiento es tan enigmático y misterioso, pero tan eficiente y eficaz en el Kay Pacha que reúne todas las características para hacer de los Pumas los máximos guerreros de la escala zoológica. Ejemplo mítico que el Amaro Runa imita tanto como al Wáman y al Amaru, pero el equilibrio lo consigue como el Puma en el Kay Pacha. El Kay Pacha es pues, producto del equilibrio del par fundamental, el que se da entre el ‘Hanan Pacha’ y el ‘Uku Pacha’ (por eso también el simbolismo de un ave que sostiene en su pico una serpiente), que como ya vimos son dos mundos en movimiento opuesto y complementario contractivo-expansivo, dinámica que los Mayas conocían como el ‘estado Ollin’. Esta dinámica ‘Ollín’ o ‘Yanan-Tinkuy’ (en Quechua), es la que construye el ‘aquí y el ahora’ o Kay Pacha. Para sintetizar diremos que el ‘presente’ es producto del equilibrio o ‘encuentro’ entre el ‘pasado’ y el ‘futuro’ o lo que es ‘casi’ lo mismo entre el Hanan Pacha y el Uku Pacha, ambos también identificados con los principios del Allin Yachay o ‘pensar bien’ y el Allin Munay o ‘sentir bien’, respectivamente.
Como lo reiteramos Occidente ha privilegiado el ‘pensar’, exclusivamente como base de su conocimiento, desde sus orígenes, se han convertido en ‘yachayniyoq’, y han usado la ‘razón’, el ‘lógos’ y ‘la ciencia’, como sus disciplinas principales para su expansión y dominio del planeta. Pero esto a su vez a creado su debilidad mayor que es su fragilidad instintiva-afectiva, la de sus emociones profundas y su des-vinculación con la naturaleza. En cambio en el mundo andino el Allin munay, como principio ha sido conseguido como producto de saber encausar los instintos y llevarlos a un nivel superior o «Allin Munay». Este paradigma nuestro, señala que para vivir espléndidamente se debe ‘querer bien’, ‘amar fuerte’, saber sentir al cosmos, a la comunidad, a los semejantes y al medio circundante, a la madre natura, a la Pachamama.
Actualmente en el mundo occidental se viene hablando mucho de la «inteligencia emocional», y de la ‘responsabilidad social’ para con la sociedad y la ‘responsabilidad ecológica’ para con la naturaleza, en estos valores nuestro mundo andino-amazónico le lleva a occidente varios milenios de ventaja. Estos principios Inkas del ‘Allin Munay’ o ‘querer-sentir bien’; el ‘Allin Yachay’ o ‘pensar-saber bien’ y finalmente el ‘Allin Ruway’ o ‘hacer-realizar bien’, son pues los tres pilares sobre los que se construye el Allin Kawsay o Sumac Kawsay, término este último que tiene una connotación estética pues «Sumac» es una adjetivo que califica lo hermoso, lo bello, pero que en las culturas indígenas suele coincidir con el ‘Allin’ que es lo ‘bueno’, ‘lo espléndido’, ‘lo excelente’, lo cual es una coincidencia reveladora.
Por eso nos parece que el orden andino, guiado por el «pensamiento paritario» o pensamiento Qhapaq, es alternativa legítima a estos des-valores propagados por los sectores mas reaccionarios y mercantilistas del mundo occidental, los mecanismos del ‘desarrollo’ y el ‘progreso’, deformados por el mercantilismo y exacerbados por el neoliberalismo, son principios sumamente peligrosos y nocivos para toda la humanidad. Estas reflexiones desde nuestras culturas indígenas -sin caer en mesianismos o milenarismos- pueden servir para recuperar el «equilibrio h’ampi» del planeta, muy deteriorado hoy en día por la pobreza endémica, las guerras, el calentamiento y la inestabilidad global del clima. Fenómenos que debemos resolver y que ya están significando muchas vidas, dolor y angustia a millones de seres de todo el planeta. Con el Orden Andino, recuperaremos el Sumac Kausay, caminando por el Camino de los Justos: El Qhapaq Ñan.
Notas:
1) Ver: Javier Lajo: «Qhapaq Ñan, la ruta Inka de sabiduría», Edit. Amaro Runa-CENES, Lima 2005
2) Laura Laurencich Minelli en sus artículos sobre los Documentos Secretos de los Jesuitas (2003 Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid), dice así: «Es una lógica -la indígena- que expresa un continuo devenir ya sea expansivo ya sea contractivo y que procede circularmente como un tornillo sin fin: es decir es un movimiento, un devenir y una interacción de los dioses que plantea la posibilidad que esta sea la lógica que caracteriza la era cosmogónica en la cual los Aztecas decían vivir, la era hollín, la era movimiento».
3) Lira, A. Jorge; Diccionario Kkechuwa-Español. 2da Edición. Cuadernos Culturales Andinos N°5, Bogotá, 1982
4) http://movimientos.org/enlacei/QhapaqNan.pdf
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