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Transexualidad y explotación en Chile

Te recuerdan Amanda, la esquina envelada

Fuentes: www.jecar.cl

Viernes 2 de diciembre. En la esquina de Providencia y Condell se reúnen un grupo de chicas a recordar a una compañera, en cuyo honor bautizaron su organización. Se trata del Sindicato de Transgéneros Amanda Jofré, que reune, como dice uno de sus carteles, a «personas trans». Lo de personas tal vez se relacione con […]

Viernes 2 de diciembre. En la esquina de Providencia y Condell se reúnen un grupo de chicas a recordar a una compañera, en cuyo honor bautizaron su organización. Se trata del Sindicato de Transgéneros Amanda Jofré, que reune, como dice uno de sus carteles, a «personas trans».

Lo de personas tal vez se relacione con el drama que rememoran, ocurrido en un departamento de esa esquina la madrugada del 24 de noviembre de 2002. Ese día un pervertido adinerado extremó su diversión con Amanda a la cual simplemente y como es común no consideraba una persona, sino un objeto animado con el cual satisfacerse en largas jornadas de sexo, drogas y violencia. Solo que esa vez la sobredosis terminó con la vida de la transgénero.

La obligación de consumir drogas y someterse a tratos violentos era parte de la rutina que ejercía el farmaceutico Winston Michelson contra las chicas. Su posición social , lejos de controlarlo, parecían azuzarlo a mas excesos a sabiendas que gozaba de cierta impunidad debido a su dinero e influencias. Pero además por cometer los abusos en contra de prostitutos travestis, considerados por muchos como una «escoria» y a quienes nadie iba a escuchar si reclamaban por algo.

En este sentido su caso se parece (e incluso se lo relacionó), con el del empresario Claudio Spiniak, otro pervertido acaudalado que ejercía todo tipo de abusos en contra de niños de la calle . Quién iba a escuchar algún reclamo de semejantes niños en contra un caballero relacionado con la creme de la sociedad a través de su gimnasio exclusivo.

Solo que el exceso terminó por provocar un escándalo mayúsculo encendiendo las alarmas entre las elites y decidieron castigarlo encerrándolo hasta el día de hoy en una carcel de alta seguridad. No ocurrió lo mismo con Winston Michelson, el responsable de la muerte de Amanda Jofré y de ahí el reclamo airado de sus compañeras.

La noche avanza y la pequeña manifestación se disuelve pacíficamente. Ahí quedan las velas como un mudo testimonio, luchando por mantener sus flamas en medio del viento provocado por el tránsito de la avenida. Te recuerdan Amanda, como en la canción famosa, aunque la esquina no esté mojada y el victimario siga allí en libertad.