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Teatro mantero, del acto político a la revolución escénica

Fuentes: Diagonal

El pasado 21 de junio la Inestable Compañía Kourel Africana presentó en el Teatro Alfil (Madrid) un ensayo abierto de La manta no es mi sueño. Una obra de teatro en español hecha por personas senegalesas que devuelve el hecho escénico a su lugar político y de ceremonia.

Aquel día el teatro estaba abarrotado. Más de 300 personas esperaban sentadas para ver lo que un artista llama work in progress, un ensayo abierto en el que el público opina después para pulir el trabajo y que el proceso artístico evolucione y se complete. Más de 300 personas en el teatro a la misma hora del Mundial de fútbol, y once personas senegalesas en escena.

Por primera vez la Inestable Compañía Kourel Africana estaba al completo. Todos los actores juntos. Max, Mame, Omar, Djembe, Abdoulay, Moustapha, Bassirou, Bada, Alioune… No habían detenido a nadie. Iban a presentar su obra en español y además tenían algo que celebrar: el Senado había aprobado definitivamente la reforma de los artículos 270 y 274 del Código Penal por los cuales las personas que trabajan en el top manta cometían un delito y podían cumplir penas de hasta dos años de cárcel. Ahora la venta de CD es una falta penal (sujeta a una multa) si el monto del material incautado no supera los 400 euros.

Antes de comenzar la (re)presentación, los actores y algunos manteros más de la Asociación Sin Papeles de Madrid (ASPM) hicieron una rueda de prensa para explicar al público lo que iba a presenciar. «Como dijo Martin Luther King, llegó la hora en que el silencio es traición», dijo Nathalie Seseña, la actriz que se ha encargado de la dirección artística.

Desde la ASPM explican el proceso que comenzaron en 2008: «La campaña por la despenalización estaba en un momento de impasse: los roles es- Teatro mantero Del acto político a la revolución escénica taban muy fijados, la discusión se había hecho muy técnica, como si fuera un asunto de juristas, la participación era poca.

Entonces surgió la idea de la obra de teatro. El teatro puso todo patas arriba: los cuerpos se movieron, la palabra empezó a circular, y de las improvisaciones basadas en los relatos compartidos de la vida mantera nació una historia. Veías a la gente crecer con cada ensayo: muchos compañeros, que apenas hablaban en las asambleas, y nunca se atrevían a hablar delante de la prensa, se iban soltando. Hasta el día del ensayo abierto, sobre el escenario, contando su historia con ese humor ácido que nace de quien no está dispuesto a rendirse en el barro, ni a victimizarse, ni a sucumbir en el lamento. El teatro no sólo rompió el impasse sino que abrió una nueva vía de exploración, otra manera de hablar de lo que nos pasa, de elaborar la rabia, de hacer grupo mestizo».

Para el colectivo la reforma es insuficiente, pues depende de la decisión arbitraria de un juez. Antes de pagar la multa, según el artículo 125 del Código Penal, tienes que indemnizar civilmente a las entidades gestoras de derechos de autor (SGAE, Adivan, Egeda, etc.). Si no puedes pagar la multa, la alternativa vuelve a ser la prisión. Pese a la reforma, los manteros siguen entrando en la cárcel.

«Tenemos miedo a salir a la calle, tenemos miedo a las multas, a la comisaría, a la cárcel. Estamos aquí para contar nuestra vida y nuestros sufrimientos. Somos manteros, pescadores, albañiles, pero hoy somos actores y hacemos esta obra para que la gente sepa lo que sufrimos aquí en España», declara uno de los actores de la compañía. La música, la iluminación y una modesta escenografía realzaron un trabajo poderoso, conmovedor, lleno de ritmo. Cuántas compañías profesionales querrían llegar a hacer una obra de esa calidad estética. Cuántos actores y actrices querrían llegar a tener un día esa presencia escénica. Teatro puro, teatro pobre, teatro verdad que cuenta en el escenario lo que no muestran otros medios de comunicación.

El hip hop atravesó varias escenas. Memorable el tema que señala a los jueces (como los periodistas) cómplices de un ultraje permanente a los derechos humanos: «¿Adónde miran las señorías cuando firman sentencia?/ avanza el golpetazo en la cara del hombre/las expulsiones, avanzan/no miran las señorías /las señorías firman, no miran /cogen el freno del corazón y le impiden sentir/las señorías frenan el corazón/impiden el corazón/ anulan las arterias del corazón y firman sentencia».

El top manta como manera de sobrevivir. Vender CD de música y de películas para pagar el alquiler en una ciudad-cárcel infestada de redadas. Eso vimos. Después del work in progress los actores toman nota de lo que ha sucedido en el teatro, de lo que ha pasado en las cabezas del público para seguir trabajando. Que esta obra se represente muchas veces y que la vea mucha gente. Que la vean muchos artistas, también las y los miembros de la SGAE. El teatro ha vuelto a su esencia.


Otros proyectos teatrales

El significado de la casualidad o la necesidad de contar las cosas que nos atraviesan cada día en la Europa del capital. Justo un día antes del ensayo abierto del Teatro Alfil, un grupo de personas africanas agrupadas en la Compañía Irregular de Teatro estrenó en Montreuil (Francia) una obra que cuenta la historia de discriminación y abuso de poder que viven las personas migrantes negras en el país galo. En el Estado español, todavía se cuentan con los dedos de la mano las obras de teatro hechas por personas migrantes. Dos trabajos recientes que merece la pena mencionar y que brillan por su belleza y valentía política son Donde germina una constelación, hecha por 13 mujeres latinoamericanas de la asociación Minka dirigidas por la actriz salvadoreña Egly Larreynaga, y Tu cuerpo/ el mío cuatro (en la imagen), cuatro obras colectivas de cuatro coreógrafas y 35 mujeres migrantes, muchas trabajadoras domésticas.

 

Ver parte del guión La manta no es mi sueño:

http://www.diagonalperiodico.net/La-manta-no-es-mi-sueno.html

http://www.diagonalperiodico.net/Teatro-mantero-del-acto-politico-a.html