Recomiendo:
0

La sala Ultramar de Valencia representa la obra “Electricidio” entre el dos y el doce de febrero

Teatro, pobreza y «puertas giratorias»

Fuentes: Rebelión

Compañías eléctricas, asesoradas por «pelícanos» que entraron en las salas de reuniones a través de las «puertas giratorias», han cosechado unos beneficios de vértigo. Es una de las posibles síntesis de «Electricidio», pieza teatral de 90 minutos que se representará en la sala Ultramar de Valencia entre el dos y el doce de febrero. La […]

Compañías eléctricas, asesoradas por «pelícanos» que entraron en las salas de reuniones a través de las «puertas giratorias», han cosechado unos beneficios de vértigo. Es una de las posibles síntesis de «Electricidio», pieza teatral de 90 minutos que se representará en la sala Ultramar de Valencia entre el dos y el doce de febrero. La obra se estrenará una semana después que el precio de la electricidad se situara en 91,88 euros el megavatio/hora, tasa que marcaba un hito: la más elevada desde diciembre de 2013. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ofreció explicaciones a los pocos días en Onda Cero: «Han anunciado que va a llover, y eso lógicamente dará lugar a una bajada»; «no todo en esta vida ni en este mundo depende del Gobierno», agregó.

A la espiral inflacionista se suma la designación del exdirector general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, como miembro del consejo de administración de Red Eléctrica de España; en el cargo percibirá una remuneración anual de 175.000 euros. Fernández de Mesa estaba al frente del instituto armado en febrero de 2014, cuando al menos 15 inmigrantes murieron ahogados en la playa del Tarajal (Ceuta) después que agentes de la Guardia Civil dispararan con material antidisturbios. «La violencia y la agresividad de los inmigrantes es descomunal», declaró Fernández de Mesa a la Cadena Ser en relación con los hechos. Político del círculo próximo a Rajoy, participó durante su juventud ferrolana en los ultraderechistas «Guerrilleros de Cristo Rey».

La mitad de los actores -casi todos ellos profesionales- que dramatizarán «Electricidio» también participaron en otra obra reivindicativa -«Ni noble, ni buena, ni sagrada: Bankia»- estrenada el verano de 2016 en la sala Ultramar. Retornó a las salas en noviembre y, debido al éxito, no sólo se prepara otra puesta en escena para mayo de 2017, sino que ha dado lugar a una nueva compañía teatral: «La pajarera». El director de las dos obras es el dramaturgo Paco Zarzoso, cofundador de la Compañía Hongaresa de Teatro y que en 2016 llevó a los escenarios «La cantante calva en el McDonald’s». «Un teatro que parte del frío pero incandescente ¡Caldeemos las inhóspitas moradas!», es uno de los reclamos de «Electricidio». Figuran en el reparto Águeda Llorca, Carmen Valera, Laura Pellicer, Marta Estal, Marta Santandreu, Mikel Pellicer, Robert de la Fuente, Roberto Roig, Saoro Ferre, Víctor Fajardo, Wanda Bellanza y Antonio Espejo.

El drama adopta como punto de partida a dos clásicos de las artes escénicas escandinavas: el noruego Henrik Johan Ibsen (1828-1906), autor de «Casa de muñecas», «Espectros» y «Un enemigo del pueblo»; y el escritor sueco Johan August Strindberg (1849-1912), autor de piezas teatrales como «La señorita Julia», «El Sueño» o «La más fuerte». En una de las escenas de «Electricidio» aparece un diálogo entre dos criaturas de los citados dramaturgos: Julia, de Strindberg; y Nora, protagonista de «Casa de Muñecas». Más allá de los personajes, la pieza teatral sobre las eléctricas incorpora una estética muy oscura, expresionista y de drama intenso. Asume también de los autores nórdicos la plasmación de conflictos universales a partir de otros que son domésticos y de interiores burgueses. Son estos los grandes principios inspiradores, pero el trabajo de verdad, en el taller creativo, comenzó en octubre. Se trata de textos originales, elaborados en común entre los actores y el director. Así, desde el guión hasta la puesta en escena, entre todos se hacen cargo del proceso.

En noviembre de 2016 el periódico infoLibre destacó que las grandes eléctricas lograron unos beneficios de 5.010 millones de euros en el año 2015; mientras corporaciones como Iberdrola, Endesa o Gas Natural-Fenosa obtenían esos brillantes resultados, 653.772 hogares fueron objeto de cortes de luz. En ese contexto, la primera escena de «Electricidio» presenta directamente a los responsables del desaguisado energético. Lejos de facturas arcanas y costos abracadabrantes, el telón se abre con una ministra de Cultura, un miembro de la Casa Real (Froilán), los presidentes de los gigantes eléctricos y otros personajes «cómplices» del mundo de la cultura. El espectador puede presenciar el resto del montaje como un agudo contraste con el relumbrón inicial, es decir, las consecuencias del lujo y el despilfarro sobre la gente común. Todo ello, al igual que en la obra sobre Bankia, sin adoptar una perspectiva documental ni insistir en escenas de tipo realista. Es en este punto donde mejor se percibe el «filtro» estético de Ibsen-Stridberg. Tal vez sea el dramaturgo sueco quien mejor inspire la crueldad, además de los personajes vampíricos y fantasmales del «electricidio».

La crítica a las grandes eléctricas se acompaña en algunos pasos de la música en directo. Víctor Fajardo, también actor, interpreta al piano una pieza de Schubert; otra de las actrices, Marta Estal, actúa de soprano. La obra se apoya además en elementos simbólicos, como la sangre, líquido connatural a la vida que hace de hilo conector desde la primera escena hasta el desenlace. Otro elemento vertebrador es la luz, fuerte y cálida en las escenas sobre el poder, pero que muta a tonalidades frías en el resto del drama. Igual que la música pasa de Schubert a los tonos populares. La ilusión teatral y el juego también recorren la obra. Los ensayos se realizan a contrarreloj en las horas previas al estreno, en la sala Ultramar. Se hacen necesarios, entre otras razones, por la gestualidad muy precisa de los personajes: la primera escena -en una atmósfera de alto «standing»- termina con un monólogo expresionista y un primer plano casi de cine, lo que dificulta la interpretación.

Según un informe de la Asociación de Ciencias Ambientales presentado en abril de 2016, el 11% de los hogares españoles (cerca de cinco millones de personas) se declaraban en 2014 incapaces de mantener sus viviendas a una temperatura adecuada en los meses de invierno. El citado estudio apunta que la pobreza energética causa 7.000 muertes anuales en España. En la obra «Electricidio» esta realidad se escenifica en una finca de vecinos, con personajes muy caracterizados y donde cada actor representa varios papeles (en la pieza sobre Bankia, incluso tres). Los actores destacan el carácter colectivo de la obra, por el guión de autoría común y porque ningún intérprete destaca respecto a otro; de hecho, en el cartel figura el elenco por orden alfabético, sin más subrayados. Otro empeño de los protagonistas y autores -el no desplegar un teatro documental- se aprecia en el uso de un lenguaje metafórico, puramente literario. También han puesto empeño, a pesar de la rotundidad de la denuncia, en no alumbrar personajes maniqueos. Aunque sí se aprecian sobre el escenario palmarios antagonismos. El final apela a la esperanza…

La caracterización esperpéntica se reserva a los ministros. Además a los poderosos se les identifica por «toques» de absurdo, que evocan el humor de Mihura o de Jardiel Poncela. Tal vez se le pudiera administrar a Eduardo Montes, presidente de UNESA, la patronal de las grandes eléctricas, que defendió en unas declaraciones -a Onda Cero y recogidas el 24 de enero por el diario económico El Boletín- el derecho de las compañías a «fichar» mandatarios o exministros para que figuren en los consejos de administración. «No entiendo muy bien por qué una persona, una vez ha terminado su periodo de incompatibilidad, está condenado a no hacer nada», afirmó.

A la mencionada tesis se abonaron, según detalla el libro de Carlos Corominas «Cómo nos engañan las eléctricas» (Akal, 2014) políticos como Felipe González y Narcís Serra (Gas Natural), José María Aznar, Luis de Guindos y Rodolfo Martín Villa (Endesa), Pedro Solbes (Enel, propietaria de Endesa), Elena Salgado (Chilectra, filial de Endesa en Chile), Ángel Acebes y Manuel Marín (Iberdrola), Josep Borrell (Abengoa); Miguel Boyer, Ángeles Amador y José Folgado (Red Eléctrica de España, con un 20% de participación estatal), Isabel Tocino y Antonio Hernández Mancha (Enagás) o Ana Palacio (Enagás e Hidrocantábrico), Mientras, el precio de la luz que consumen los hogares aumentó en España un 60% entre 2008 y 2013.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.