El lenguaje tiene dos caras. Una es la cara negativa, la de su uso para el engaño, la mentira, las satanizaciones, los oxímoronesi, los eufemismos, etc., que tanto daño están haciendo a la humanidadii. Pero el lenguaje también tiene una cara positiva y amable, la que ha conseguido la transmisión y acumulación de la información […]
El lenguaje tiene dos caras. Una es la cara negativa, la de su uso para el engaño, la mentira, las satanizaciones, los oxímoronesi, los eufemismos, etc., que tanto daño están haciendo a la humanidadii. Pero el lenguaje también tiene una cara positiva y amable, la que ha conseguido la transmisión y acumulación de la información desde hace muchos siglos. Para el funcionamiento vital de la biosfera, jugaron un papel indispensable tres elementos: la materia, la energía y la información. En un principio, la transmisión de la información fue genética. Científicamente se ha visto que en los genes de los cromosomas de las células existe un código genético, una información, que se hereda, que se transmite, a nuevas generaciones y que cambia si es necesario que el ser vivo se adapte a nuevas condiciones ambientales. Y en general está siempre cambiando, aunque sea de forma lentísima, para conseguir mejorar sus relaciones y adaptación con el medio que le rodea.
Luego, con la aparición del Homo sapiens, tuvo lugar un nuevo sistema de transmisión de la información: el habla (en un principio gritos y palabras sin demasiada estructura) de la que derivó el lenguaje hablado. Éste resultó ser un sistema mucho más rápido que el de trasmisión del código genético. Algunas teorías admiten que coincidiendo con la última glaciación (hace unos 30.000 o 40.000 años) toda Europa quedó cubierta de hielo. Y en estas condiciones todos los simios y homínidos, llegados desde la cálida África poco antes de esta glaciación, sucumbieron por no conseguir adaptarse a esta repentina nueva situación climática. Únicamente el Homo sapiens pudo adaptarse a estas adversas condiciones, lo cual fue posible porque gracias al lenguaje consiguió agruparse mejor, transmitir y almacenar mucho más rápido la información necesaria para poder adaptarse a las nuevas y frías condiciones de vida. Consiguió almacenar, en un estadio superior, gran cantidad de información, apareciendo con ello el conocimiento. Al fin, con la acumulación del conocimiento se originó la sabiduría. De esa manera, el Homo sapiens pudo sobrevivir gracias a su sabiduría, cosa que no pudieron hacer los simios y demás homínidos en estas entonces heladas latitudes septentrionales.
Sí, esta es la gran cara positiva del lenguaje. Lo que sucede es que esta gran acumulación (como ocurre con toda gran acumulación) necesita ser digerida y asimilada. Y ha sido tan rápida, que hoy a una gran mayoría de los Homo sapiens les está resultando difícil, y costando demasiado trabajo, el digerir y asimilar tanta sabiduría así acumulada.
Es cierto, que a causa de un «empacho de saber»iii debido a una sobresaturación de información y sabiduría, hemos llegado a vivir en un sistema capitalista completamente enloquecido y quimérico. Queremos crecer en la acumulación de PIB de forma ilimitada; y esto a partir de la explotación de unos recursos planetarios que son limitados. Y con la única finalidad de crecer cada vez más aceleradamente, recurrimos a la aplicación de los adelantos científicos y técnicos, al uso de las máquinas que cada vez logran un mayor rendimiento en la producción de bienes de uso; así como de productos innecesarios que alimentan el consumismo. Pero es que además, el PIB solo está destinado a una ínfima oligarquía. Lo que John Perkins denomina «la corporatocracia de los sicarios económicos» que además cada vez es más reducida en número de corporaciones. O sea, la famosa predicción de Carlos Marx de ya hace casi dos siglos: la acumulación de capitales está en cada vez menos manos.
Pero es que no hace mucho, yo mismo y una mayoría consciente (a causa de considerar el desastre que genera el crecimiento económico indefinido de la industrialización abusiva) hemos renegado de la Revolución Industrial, a la que hemos visto como causante de los males de esquilmación, contaminación, cambio climático, etc. Y estos males los achacábamos a las cadenas de estandarización, al fordismo, al taylorismo, etc., a los que, equivocadamente, identificábamos con la revolución industrial, cuando en realidad sólo eran el abusivo método de producción capitalista. Hoy, incluso, observamos una acción deterioradora aún más intensa de la técnica y de la industria, debida a la actual aplicación de la informática, destinada a aumentar aún más aceleradamente el vertiginoso rendimiento de las maquinas: robots, máquinas inteligentes, móviles, portátiles, drones, etc. Sí, vertiginoso rendimiento, pero, que además de crear más desempleo, origina una más acelerada esquimación de recursos.
Pero no hay por que achacar todos estos males a la acumulación de la sabiduría, a la Revolución Industrial o a las máquinas, como hacían los luditasiv.
Y es que tendemos a identificar la acumulación del saber científico, la del saber técnico y la Revolución Industrial con el sistema capitalista.
Y esto no es así, el problema no está en las máquinas, ni en la acumulación del saber o en la Revolución Industrial. El problema está en que un sistema loco, como lo es el sistema capitalista, se ha apoderado del saber científico e industrial para acometer las tropelías del competitivismo y del rendimiento monetario, cuya finalidad exclusiva es la acumulación desmesurada del PIB a base del crecimiento, sean necesarios o no los productos que se producen.
Pero, la acumulación del saber, en forma de bibliotecas, de súper-discos duros, o de máquinas inteligentes informatizadas, no tiene por que ser dañino, ni para la humanidad, ni para la biosfera. ¡Al contrario!, gracias a la acumulación del saber puede conseguirse la liberación del ser humano, al ofrecer esta acumulación, plasmada en las máquinas, la posibilidad de reducir drásticamente el trabajo enajenado-asalariado (o incluso, con el tiempo, conseguir su eliminación) a la vez que se obtienen los bienes de uso necesarios (pero solo los necesarios) para una mejor calidad de vida del ser humano(un ejemplo, quirófanos súper-sofisticados y súper-inteligentes), así como también, para una mejor conservación de la naturaleza, siempre que estas máquinas no sean construidas y utilizadas dañando a los ecosistemas.
En resumen, se trata de saber diferenciar entre conceptos opuestos y contradictorios situados en los extremos opuestos, los de la construcción y destrucción respectivamente. Veamos algunos de ellos.
El productivismo, es decir la producción de productos innecesarios de una forma desmesurada…, debe ser sustituido por la producción de los productos que sean estrictamente necesarios.
El consumismo, el consumo de productos que no son necesariosv; debe ser sustituido por el consumo de los productos estrictamente necesarios. Y es que el sistema capitalista se centra exclusivamente en el consumismo- productivismo, cuyo único fin es la rentabilidad crematística, pero no la liberación del hombre, como debería ser.
Por el contrario, la superación del consumismo-productivismo mediante la transición hacia el consumo- producción y, por ende, hacia un decrecimiento económico, nos ofrecerá: por un lado, salir de la adicción a la eterna insatisfacción consumista y, por otro, evitar el desastre ecológico de la producción de efecto invernadero y el Cambio Climático. También se reducirá al mínimo la extracción de los limitados recursos planetarios.
Y no solo eso, además se conseguiría reducir drásticamente la jornada de trabajo enajenado-asalariado, por lo que nos quedará mucho tiempo libre para disfrutar y enriquecernos con los bienes relacionales y el buen vivir.
Pero, actualmente nos encontramos en una gran controversia. Para superar el sistema capitalista habrá que superar el productivismo de las grandes corporaciones cuyo fin único, como he dicho, es el crecimiento crematístico y no la liberación de la humanidad. Y parece razonable que un primer paso para superar este productivismo sea plantear una producción local e incluso la autoproducción. Pero esto no hay que verlo incompatible con el uso de máquinas sofisticadas producidas industrialmentevi.
Como conclusión final, llegamos a ver que el problema no es la acumulación del saber (en forma de biblioteca o de máquinas), el problema es caer en el abuso de la utilización del saber, y no confundirlo con su uso para el exclusivo fin de la acumulación de materia y energía. O dicho de otra forma, hemos de aprender a utilizar el saber. Algo que se puede lograr con los grandes instrumentos que son la mesura y la orientación. Hay que orientar los objetivos de la acumulación del conocimiento. Que no debe ser otros que los de mejorar la calidad de vida de la humanidad y el de la conservación de los ecosistemas.
Una vez obtenida esta orientación, el segundo paso será aplicar adecuadamente el gran instrumento que es la mesura.
Hay que decir que se nos está prresentando una gran controversia. Comienza a ser absurdo pensar en aumentar la mecanización, cuando estamos ya metidos de lleno en el pico de la materia y la energía y comenzando el multicolapsovii. Pero hay que ser un poco más esperanzador y pensar que aún, aunque sea a largo plazo, se va a perfeccionar la obtención de energía solar; y que aunque no se pueda considerar una panacea y sea un tipo de energía menos eficiente, si que nos puede llegar a paliar, al menos en buena parte, la energía para las maquinas más indispensables. Volvamos al ejemplo del súper-sofisticado quirófano, creo que podremos evitar volver a hacer trepanaciones con un burdo cincel y sin anestesia. Desde luego no se puede confundir esto con el buen vivir. Una cosa es la mesura y otra su ausencia total. Desde luego creo que es un error pensar que después del colapso sólo vamos a disponer de la energía del músculo y que la única salida sea volver a las cavernas. Siempre nos quedará la herencia de la enorme riqueza de la acumulación del conocimiento.
Lo que si va a ser cierto es que con la llegada del multicolapso se van a terminar las energías fósiles y, por ende, va a ser inevitable un catastrófico cambio de vida, en el que se originarán profundos y extensísimos sufrimientos, así como la generación de muertes masivas (por millones),como consecuencia de hambrunas por falta de «alimentos industriales» (esa comida basura que hoy consumimos casi exclusivamente), que son derivados del petróleo (fertilizantes, pesticidas, combustibles fósiles para los tractores, para las fabricas de envasado y para el transporte, a largas distancias, de productos alimentarios industriales). También se darán muertes masivas como consecuencia de suicidios por el gran sufrimiento sicológico ante la tremenda escasez de la mayoría (decrecimiento infeliz), generada precisamente por en crecimiento de la oligarquía. Algo de esto ya se está dando en millares de campesinos hindúes que se suicidan anualmente ante la pobreza que les causa la rapacidad de transnacionales como la Coca-cola, Cargill, McDonald, Monsanto, etc.viii. Y lo que sucede es que, en este sistema capitalista, todos los aspectos de la vida están montados en torno al petróleo:
petróleo como fuente de energía (para el funcionamiento de las maquinas, para el transporte, para la obtención de energía eléctrica, etc.), petróleo como fuente para la alimentación (los mencionados fertilizantes y plaguicidas químicos), petróleo como generador de la mayoría de la materia que utilizamos diariamente en forma de plástico (envases, muebles, utensilios, etc.).
Si desaparece el petróleo tendremos que recurrir a las energías alternativas que no cubrirán las seudo-necesidades consumistas,a las que viciosamente estamos acostumbrados pero que nos resultan indispensables en nuestros acentuados hábitos y adicciones. Por ejemplo, tendremos que volver a utilizar barreños de barro en lugar de los ligeros barreños de plástico. El poco plástico que se produzca será un súper lujo para minúsculas minorías. Infinidad de artículos que hoy son de plástico, tendrán que empezar a volver a ser fabricados de madera, de metal, de piedra o de barro. Todo esto conllevará un profundo y repentino deterioro de nuestro modo de vida despilfarrador y de exagerado «confort».
Por todo lo dicho, el próximo paso del Homo sapiens tendrá que ser «aprender a saber utilizar el saber». Y esto fundamentalmente para vivir mejor con los demás y para no destrozar la biosfera, para crear unas nuevas condiciones de supervivencia ante el nuevo cataclismo que la amenaza. Esta vez un cataclismo generado por el propio «sapiens», el destrozo del medio en que viven los humanos: la biosfera.
No suceda que antaño, gracias al saber, se salvara el Homo sapiens de una catástrofe glaciar y que ahora se produzca el cataclismo de Cambio Climático, a consecuencia de un «empacho» de saber, en el cual sucumba el Homo sapiens junto a la biosfera y a todo sistema de vida, que ha evolucionado y se ha perfeccionado gracias a la transmisión de información a lo largo de millones de siglos. No podemos seguir sin saber utilizar el saber, y que sigamos utilizándolo solo para mentirnos los unos a los otros, para asustarnos los unos a los otros, para explotarnos los unos a los otros, para competir unos con otros, para construir armas sofisticadas (como, por ejemplo, las nucleares), para matarnos los unos a los otros, en guerras fratricidas, terroríficas, inhumanas y en absoluto sapiens.
Notas:
i Los oxímorones son expresiones (en un principio más comúnmente usadas en poesía, pero hoy cada vez más por la demagogia política) que constan de dos componentes incompatibles. P.ej.: blancor negro, crecimiento sostenible, bombardeos humanitarios, banca ética, etc.
ii Para ampliar información sobre esto es conveniente consultar mi libo: «El decrecimiento feliz y el desarrollo humano«, La Catarata, págs. 116-121.
iii Si, la expresión «empacho de saber» quiere indicar que no estamos digiriendo bien el saber acumulado y que por eso, en lugar de beneficiarnos, este saber nos produce mala funcionalidad o muerte «por atracón».
iv El ludismo fue un movimiento encabezado por artesanos ingleses en el siglo XIX, que protestaron entre los años 1811 y 1817contra las nuevas máquinas que destruían empleo.
v …lo que solo consigue aumentar la adicción a la eterna insatisfacción consumista y cuya única misión es aumentar el crecimiento de la acumulación del PIB, para una cada vez mas reducida la corporatocracia de los sicarios económicos.
vi Siempre que esta producción industrial no caiga en el productivismo y tener como objetivo el crecimiento crematístico y si únicamente abastecer de aparatos sofisticados a la autoproducción o a la producción local.
vii Recientemente esta tomando fuerza el uso de los términos Colapso y Multi-colapso que nace referencia a la super-crisis repentinas que amenazan a originarse en un futuro muy próximo como consecuencia de del agotamiento final de muchos recursos planetarios (energéticos y materiales), así como producidos por la destrucción de la diversidad (cultural, de sexos, biodiversidad, etc.) que esta dando paso a la imposición del Pensamiento Único. Y se puede hablar de Multi-colapso pues vendrán simultáneamente el Colapso de recursos energéticos, el Colapso de materiales y el colapso de la diversidad.
viii Para comprender mejor esto conviene leer el libro de: Vandana Shiva, Las nuevas guerras de la globalización. Semillas, agua y formas de vida; Editorial Popular. 2007.