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Timochenko en el Quindío y la arremetida fascista

Fuentes: Rebelión

En pleno proceso de construcción de la paz y de implementación del componente político de los consensos alcanzados entre el gobierno del señor Santos y los dirigentes de las Farc, su principal líder, el hoy candidato presidencial Timoleon Jiménez o Rodrigo Londoño Echeverri, ha iniciado sus labores electorales y políticas para exponer ante la sociedad […]

En pleno proceso de construcción de la paz y de implementación del componente político de los consensos alcanzados entre el gobierno del señor Santos y los dirigentes de las Farc, su principal líder, el hoy candidato presidencial Timoleon Jiménez o Rodrigo Londoño Echeverri, ha iniciado sus labores electorales y políticas para exponer ante la sociedad civil nacional sus propuestas e iniciativas en el marco del contenido del Acuerdo firmado con el gobierno nacional para poner fin al conflicto social y armado.

Su presencia pública es parte de una acción política sin las armas y en los términos de la democracia ampliada que se ha consignado en los textos firmados en la Mesa de La Habana y en el Teatro Colon de Bogotá.

Al inicio de sus labores, después del retorno desde la capital cubana, su agenda se focalizo en varios municipios del departamento del Quindío, región de donde es oriundo Londoño, suelo en el que transcurrieron sus primeros años de vida y se estructuraron las bases de su subjetividad política revolucionaria.

Las actividades programadas se anunciaron con antelación por los medios regionales de comunicación y las redes sociales.

Londoño visitaría Armenia, Génova, Tebaida, su pueblo natal, Quimbaya y Finlandia.

Su recorrido preliminar por la capital departamental, la ciudad de Armenia, se proyectó en los sentidos de la convivencia y el debate público democrático y civilizado.

Sin embargo, en alguno tramo y momento de su recorrido fue objeto de una brutal arremetida, a la manera de un putsch fascista en el que participo una turba de vagos callejeros, de esos que se mueven sin rumbo en el espacio público, convertidos en ciego instrumento de fuerzas políticas organizadas como las del uribismo narco y violento que reposa en la cotidianidad de la retícula dominante en la esfera local, obviamente con el respaldo del militarismo camuflado en los institutos públicos de la Defensa que operan en el Quindío.

No tengo la menor duda que el grotesco y violento episodio, manifestación de la cruda intolerancia de quienes insisten en mantener la guerra, no constituye un acto espontaneo de los pobladores de allí. Se trató de una movida previamente planificada, ¿tal vez en la Octava Brigada?, con claros fines políticos regresivos para empañar la implementación de los acuerdos de paz mediante el insulto, la amenaza, el miedo y el terrorismo. Es imposible no traer a la memoria los infames actos del Fuhrer Adolfo Hitler en la Alemania de los años 20, antes de su asalto al poder acompañado de masacres y el exterminio de los comunistas.

Por fortuna la reacción de Timochenko fue serena y relajada, al igual que la de sus acompañantes. No cayeron en la provocación.

Timochenko la tiene clara; sabe que son muy grandes los desafíos, su accionar no será fácil y lo de Armenia, repetido hoy en Quimbaya, es una muestra de los obstáculos que debe superar su acción política civilista y democrática.

Como quindianos expresamos toda nuestra solidaridad y apoyo a sus actividades proselitistas y populares.

Acompañamos su tarea de construcción de la paz que quieren impedir estos vándalos del fascismo paramilitar organizado por el señor Uribe y sus subalternos en el Eje cafetero.

¡Adelante Timo!

Que arruguen los cobardes.

Habrá tiempo y espacio para debatir en otros ámbitos eventuales errores y omisiones que la ultraderecha intenta capitalizar para destruir la paz.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.