¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, Señor. Ha muerto un Héroe, un Titán, un Santo en manos de la chusma.Los muertos del pueblo son siempre delincuentes, los de la clase dominante son semidioses que reparten panes entre los pobres. Lloran, vociferan y gritan los grandes empresarios a través de sus pasquines comprados. Los […]
¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, Señor.
Ha muerto un Héroe, un Titán, un Santo en manos de la chusma.
Los muertos del pueblo son siempre delincuentes, los de la clase dominante son semidioses que reparten panes entre los pobres.
Lloran, vociferan y gritan los grandes empresarios a través de sus pasquines comprados.
Los medios de comunicación de este gran país son burdos burdeles.
Donde el empresario compra y manosea periodistas como putas baratas.
Las ironías del destino, los que antes lloraban contra la Dictadura, ahora apuntalan una nueva.
Esos mismos «defensores» de la libertad de expresión son los mismos que boicotean a los medios independientes, son los mismos que entregan «misteriosamente» todo el avisaje a redomados adoradores de la explotación y el oscurantismo.
El empresariado es dueño de todos los canales de televisión, de prácticamente todas las radioemisoras del país. Los periódicos son administrados en su casi totalidad, por mediocres que ganaron el título en una rifa y como guinda de una plasta comunicacional nos encontramos con el muy «amplio y pluralista» diario estatal, financiado por los impuestos de esos mismos que denosta en sus páginas, La Nación. Diario que sólo ayer reproducía insistentes comentarios de «anónimas» personas exigiendo que los milicos salgan a la calle los días de protesta a «poner mano dura» y otros muchos dramáticos llamados de allanamientos y más rigor policial. Y melodramáticas lágrimas por parte de Carabineros.
Es en este diario donde se puede ver claramente el modus-operandi de la Dictadura de terciopelo que impera en Chile. Tiran de vez en cuando alguna noticia en contra del gobierno asesino de Pinochet, utilizando al viejo como muletilla y mostrarse preocupados e interesados por los derechos humanos. Cuando en realidad son parásitos que nunca les ha preocupado más que confundir a la ciudadanía y posar de democráticos.
Cínicos, huachafos y farsantes que se aseguran sus agradables vidas a costa de mentiras, y tergiversaciones.
El 11 de septiembre divide a los chilenos. Por un lado están los dueños del poder, empresarios, capitalistas, trasnacionales y todo el enjambre real de zánganos ad-hoc.
Éstos, después de permutar, alterar, comprar, una democracia instantánea descafeinada y de pésimo sabor sucedáneo, con exquisito aroma dictatorial, han puesto a la cabeza un teatro democrático plasmado de excelentes actores. Tanto que algunos hasta creen en sus propias mentiras, cuentos, patrañas, farsas y macanas varias.
Durante 17 años la consigna gubernamental ha sido «Justicia en la medida de lo posible» y no sólo en relación a los delitos de lesa humanidad cometidos bajo el reinado oscurantista de Pinochet y asociados, sino también todo lo que dice relación con justicia social, económica y política.
Por otro lado están las grandes mayorías, ausentes en relación a las grandes decisiones que afecten su propio porvenir.
Y es que ciertas gallinas pusilánimes cacarean, que por el solo hecho de votar cada 4 años esto convierte mágicamente a un país en democracia.
Y esta falacia electoral confunde a la ciudadanía haciéndola pensar que a través de un miserable voto las cosas mejorarán. Entendiendo que el voto es un boleto de rifa, entre millones, y que se necesita mucha suerte para que salga premiado, especialmente cuando el sorteo está arreglado de antemano y todos los números serán usados como mero papel de baño por los «afortunados» productos promocionados (Léase alcaldes, diputados, senadores y presidentes) y vendidos tanto por el dinero como por los medios de comunicación en Chile.
Hasta el momento el voto señores políticos y representantes del gobierno de Chile, pueden metérselo en el culo (como de costumbre)
Y ahora, que el pueblo asesinó a un guardia de la propiedad privada lloran todos al unísono, condenan todo y a todos, y una vez más, «Apuntan con el dedo y tienen las manos llenas de mierda»
¿La Democracia Cristiana (DC) condenando la violencia? Pero por favor, simposio de ratas miserables, con qué cara. Después de robarse medio Chile en todos sus gobiernos, después de arrodillarse en súplicas ante los militares el 73, después de todas las muertes de trabajadores bajo todos sus gobiernos. Callados se defienden mejor. Cometan en silencio su festival de corrupción y fechorías.
Cuando Carabineros de Chile asesinó a Rodrigo Cisternas, ¿Dónde estuvieron los Demócrata Cristianos? Los hermanos Zaldivar no dijeron media palabra, ya que son políticos corruptos y sinvergüenzas que las ofician de estafetas para el gran empresario Anélido Angellini y su mega empresa Celulosa Arauco. Lo mismo pasó y pasa con los ex-presidentes costeados en sus campañas electorales por la gran empresa, entre muchas otros. (Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y la inefable Dama de hierro oxidado)
Waldo Mora, DC, promoviendo y azuzando a los militares a salir a las calles los días de protesta desde su escondrijo en Radio Santiago.
Genial y cristiana idea, cuando los estudiantes protesten por ejemplo, sería excelente.
Patricio Walker, militante de la DC, y presidente de la Cámara de Diputados (apitutados)
Expresó, que «esperamos que la justicia encuentre a los asesinos y los sancione drásticamente, que el Gobierno Aplique la Ley de seguridad del Estado antes hechos violentos y cobardes»
El diputado, educado en uno de los mejores colegios de Chile, (donde no se admiten pobres) y egresado de una de las Universidades privadas más caras del país, entiende perfectamente el sentir de los pobres, sabe de sus necesidades y es uno más de ellos. Siempre opinará o actuará en defensa de los más humildes.
¿La Derecha vociferando en contra de la violencia? ¿Cómo? Si hasta las cucharas que tienen en sus cocinas han sido costeadas gracias a miles de muertos bajo su «bondadoso régimen pinochetista» si hasta han abonado sus jardines con carne de seres humanos asesinados.
Daniel Menco, asesinado por carabineros el 19 de mayo de 1999.
Alex Lemún, asesinado por carabineros el 3 de noviembre de 2002
Ariel Antonioletti, asesinado el 16 de noviembre de 1990.
Claudia López, asesinada por carabineros el 11 de septiembre de 1998
Rodrigo Cisternas, asesinado por carabineros el 3 de mayo de 2007.
Hasta el momento, todos los crímenes han quedado impunes. Sin mencionar muchos ejemplos más.
El 11 de septiembre de 1987, el Sargento Mario Martínez, falleció producto de un artefacto explosivo colocado por antisociales.
El 11 de septiembre de 2007, el cabo segundo Cristián Vera fallece a consecuencia de un balazo en la cabeza, causada por vándalos.
Nadie debería morir en esas u otras condiciones que no sean causas naturales. Todo debería radicar en saber dialogar y conversar las diferencias, ver el bien común y asunto arreglado.
Como ir donde el patrón y decirle que el salario que nos paga es una miseria, que no alcanza para nada, mientras él no hace otra que explotar y explotar sin misericordia.
Bendita paz, bienaventurado el entendimiento entre los hombres.
Pero nada más alejado de la realidad.
Carabineros de Chile son el perraje de menor cuantía en las fuerzas armadas. Institución que recluta y capta en los estratos bajos y pobres a sus miembros, quienes quedarán bajo las órdenes de hermosos oficiales bien, que sólo provienen de familias bien. Que siempre verán a los pobres y sus demandas como conductas perversas.
Desde que la Policía Chilena, fundada por un Dictador Militar, Carlos Ibáñez del Campo, ha tenido vida, ha tenido dedicación exclusiva en reprimir cualquier demanda social. Anecdóticamente carabineros reprimiendo a caballo a los manifestantes por mejoras salariales en la actualidad, nos recuerda la esencia y solvencia de la plaga verde desde sus inicios.
Por algo más de 200 dólares al mes, esos mismos pobres diablos deben ir a golpear, reprimir, castigar, azotar, apalear a sus mismos hermanos de clase.
Los responsables de la acción cometida el pasado 11 de septiembre son tratados por toda la media como escoria. Tal cual. Basura antisocial, desadaptados, vándalos y todo la finura y compresión humanista y cristiana por parte de aquellos que representan el poder.
Dentro de esa escoria, hay niños que no pasan los 12 años, y que recuerdan una intifada austral. Ciertamente, y en palabras excelsas y sabias de algunos personeros, «son jóvenes ignorantes que ni siquiera saben que pasó o qué significa el 11 de septiembre»
Quizás con una educación honesta y gratuita serían menos ignorantes.
Quizás sus padres con una casa digna no saldrían a la calle a escupir la rabia y la impotencia.
Quizás con mejores condiciones laborales, las protestas serían asunto del pasado.
Pero en este país fundado a sangre y fuego, la violencia es la única manera de lograr algo, es la única manera de ser escuchado.
Porque cuando los deudores habitacionales dialogan con las autoridades, sólo hay silencio y mentiras. Porque cuando los sin casa, los universitarios, los Mapuche, los obreros, los pescadores, las mujeres, los escupidos por el sistema intentan conversar y basarse en el estado de derecho los señores ríen y prolongan y prolongan las soluciones, hasta que no hay más remedio.
En este país nada se logra sino es a través de la fuerza. La que sea. Es la ley de la selva Impuesta por monos y hienas que lloran lágrimas de cocodrilo cuando algo no es como ellos quieren.
¿Un policía muerto? ¿Y qué con eso? Vendrán más. Eso es fijo. Seguro.
¿Hasta cuando creen que sus mentiras podrán contener la rabia social?
¿Los automóviles quemados en las calles no les traen recuerdos de Francia?
¿Cuántos Ghettos hay en Santiago? Ghettos que acorralan a los mismos chilenos..
Desde todos los rincones del Casino de Gobierno censuran, lloran y maldicen.
Sin embargo, la cesantía, los empleos de esclavos, el enriquecimiento ilícito con la educación, las pensiones miserables, las casas de pacotilla, el modernísimo transporte de animales, las constantes alzas, la impunidad con los militares asesinos, el robo descarado en los servicios básicos, el robo de tierras ancestrales, de glaciares, de yacimientos, de la pesca y un extenso etcétera no son mencionadas por ninguno de esos que critican a voz en cuello.
Si vivo en una casa cómoda, si mis padres ganan un sueldo justo, si mi colegio es gratuito, si puedo ingresar a la Universidad que yo quiera, obviamente que eso no me interesará y elegiré estar contrabandeando pasta base en las esquinas, de puro rebelde y mal agradecido que soy.
Sin duda, este es un gobierno que escucha a la gente. Las escucha llorar, pedir, suplicar y gritar y no hace nada. Pero cuando esa misma gente decide protestar sólo recibe palos y lacrimógenas y son moteados con los peores títulos.
El gobierno puede abusar y violentarte todos los días, a cada rato, a cada instante. Pero no se te ocurra defenderte, ahí usarán lo que mejor saben, represión y medios de comunicación.
Tiene que ser mucha la necesidad o la ignorancia para ser Carabinero en Chile (conocidos como «pacos») Son odiados mayoritariamente. En dictadura asesinaron a diestra y siniestra. Se paseaban como dueños del país. Nada ha cambiado, tatuados llevan el recuerdo de sus años gloriosos en tiempos del general ausente de batallas y guerras.
Además, los pacos son rencorosos y vengativos, esta muerte no la olvidarán. Ésa ha sido su política siempre. Disparan siempre al aire y los chilenos vuelan.
El día en que fue ultimado el cabo, éste se encontraba reprimiendo una protesta popular. Eso hacía. No estaba criticando al poder judicial por su corrupción, por su profesionalismo en brindar impunidad a los asesinos que caminan libres por las calles. El paco éste no estaba exigiendo mejoras salariales, ni educacionales, ni sociales. No gritaba asqueado por ser Chile un asilo para el Opresor, como en el caso de Fujimori por ejemplo. Nada de eso hacía. Se ofreció solito, como buen factótum empresarial en ir a pacificar a la gentuza.
Dime quien lo llora y te diré quien explota. Sencillo.
Les gusta a ellos solamente. El 11 de septiembre de 2006 una menor de edad
Tiare Fernanda Araya, fue baleada en la cabeza por una «bala loca». Todos en Chile sabemos, Todos, que Carabineros de Chile tiene «sus métodos y hábitos disuasivos» para atemorizar a la población.
¿Cuánto circo como el de ahora, hicieron por aquella situación los medios de comunicación y los chupasangres de sillones de cuero?
En el momento de los hechos, cuando personal de la policía da cuenta de la herida del cabo, se escucha la voz al mando repitiendo insistentemente: Evacuar la zona, replegarse, evacuar la zona (o sea, corran, sálvese quien pueda)
Cada vez que el pueblo puede defenderse, ciertos valientes soldados, corren despavoridos.
En este caso, quizás fue un narco-vándalo-asocial- basura-escoria-inmunda o sea, sólo el resultado de lo que el mismo sistema ha plantado. O sea, un espejo reflejo estatal.
Desde el Ministerio del Interior, Beneficiario del Asco, posa apesadumbrado ante las cámaras de televisión, por la muerte del cipayo y propone aplicar la Ley de seguridad del Estado. Al rato habla de El Código de Justicia Militar, el cual es más severo y contempla un mínimo de 15 años y un día para delitos de esta naturaleza.
Aplicar el máximo de la ley contra el chivo expiatorio que cargaron con el asesinato.
Infiltrar más las villas pobres, desperdigar más delatores, soplones y sabuesos.
Van a necesitar más personal entonces, porque el gobierno se ocupa única y exclusivamente de seguir, fiscalizar y espiar a los dirigentes políticos, estudiantiles, sociales e indígenas. Ha permitido por años que narcotraficantes se pasean y enriquezcan como Pedro por su casa. Sabiendo que de esa manera la juventud no piensa, no se organiza y no reclama.
Una vez más, muy del gusto de los señores.
Toda la dureza contra los que resulten responsables. Igual de severos contra aquellos que contaminan los ríos y los mares. Igual de duros en contra de los corruptos del propio gobierno que financiaban sus campañas electorales con el dinero de gente pobre por ejemplo. Igualito. «Lo malo cuando se finge bueno, es pésimo» (Francis Bacon)
«Los ricos alarmados han dicho al unísono: No explotaremos más a los padres de esos antisociales. Tampoco los explotaremos a ellos en los supermercados, ni en prácticas laborales inhumanas, no los dejaremos pudrirse en las esquinas. Desde hoy día, pagaremos las horas extras y éstas serán opcionales. Dejaremos de escondernos en interminables laberintos y resquicios laborales y daremos la cara, no nos esconderemos como ratas cobardes.
Las Universidades condonarán todas las deudas de los estudiantes, se les permitirá rendir exámenes incluso a aquellos que no han pagado sus cuotas, matrículas y cargos varios.
Invertiremos las riquezas del país en ayudar a los más necesitados. Jamás vendrán empresas extranjeras a robarse lo que nos pertenece a todos. Nunca más…»
Los gritos que propagan desde el Gobierno me despiertan de este momentáneo sueño.
La saliva mezclada con sangre que salpica la Derecha empapa el papel donde escribo… y todo vuelve a la normalidad, la normalidad de ellos.
Sáquenlos a todos a la calle, policías, marinos, aviadores y militares.
Mientras el pueblo esté desarmado, ahí siempre serán valientes.
Procuren hacerlo con cuidado, no les vaya a pasar como la última vez con Salvador Allende.
Procuren hacerlo con cautela, antes que la tortilla se de vuelta.