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«¿Torturas? es el trabajo sucio que nos toca hacer en el sur»

Fuentes: Azkintuwe

El pasado viernes, acompañados del werken del Consejo de Todas las Tierras, Aucán Huilcaman, tres jóvenes mapuches interpusieron en la Corte de Apelaciones de Temuco una querella criminal contra Carabineros por «torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes». Se trató de Felipe Cayul Huenchullan (20), Henry Queipul Morales (18)y Jorge Huenchullan (29), quienes el pasado jueves […]

El pasado viernes, acompañados del werken del Consejo de Todas las Tierras, Aucán Huilcaman, tres jóvenes mapuches interpusieron en la Corte de Apelaciones de Temuco una querella criminal contra Carabineros por «torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes». Se trató de Felipe Cayul Huenchullan (20), Henry Queipul Morales (18)y Jorge Huenchullan (29), quienes el pasado jueves 11 de mayo fueron detenidos por efectivos de fuerzas Especiales de Carabineros en un camino rural de la comuna de Ercilla, distante unos 90 kilómetros al norte de la capital regional, y brutalmente golpeados, tal como lo constataron sendos informes médicos y las propias imágenes de los noticieros de TV que dieron cuenta del operativo. Según la versión policial, los tres jóvenes habrían formado parte de un grupo de encapuchados que atacó un piquete de Fuerzas Especiales que se movilizaba en un bus institucional, en las inmediaciones del fundo Montenegro, propiedad del particular Rene Urban, uno de los 42 fundos de la región que cuenta con protección policial las 24 horas del día por orden del Ministerio Público. Producto de estos incidentes y en el marco de la respuesta policial al ataque, se habría procedido a efectuar las detenciones de los tres jóvenes mapuches, precisó el comisario de Carabineros de Collipulli, capitán Eduardo Berríos. Una versión distinta es la que manifiestan los afectados. Jorge Huenchullán, uno de los tres jóvenes que denuncia los atropellos, relata que los hechos ocurrieron el pasado jueves alrededor de las 14 horas, mientras transitaba junto a su hermano y cuñado de regreso a la casa de sus padres que residen en el predio Santa Elisa, a unos 2 kilómetros de Temucuicui. Al transitar por el camino público del lugar, fueron abordados por personal policial apostados en las inmediaciones, quienes los detuvieron violentamente, acusándolos de ser prófugos de la justicia.

«Necesariamente teníamos que pasar por ese camino y Carabineros que tiene un puesto allí insistía en que éramos buscados. Nosotros seguimos caminando y nos siguieron al interior de la comunidad. Así primero nos dispararon, nos detuvieron, nos llevaron amarrados y nos subieron a la micro y ahí nos castigaron. Nos castigaron como dos horas. Después llegó Carabineros de Ercilla y nos cambiaron de carros policiales y de ahí nos llevaron a la ciudad de Collipulli» relató Huenchullán.

En poder de Carabineros, los jóvenes fueron golpeados y torturados. Lo muestran las piernas del propio Huenchullán, plagada de moretones y heridas diversas, así como su rostro, que presenta una herida en el ojo izquierdo, producto de un culatazo. «Aquí me dieron un culatazo de escopeta que me llegó a hacer saltar la sangre… Llegué a constatar lesiones al Servicio Medico Legal de Angol y se me fotografió todo el cuerpo, porque estoy lleno de moretones y hematomas. Incluso el doctor me dijo, pero como pueden hacer esto con ustedes… son como los peores tiempos de la dictadura, eso nos dijo», relata el joven.

Paradójicamente, los tres jóvenes fueron acusados de «agresión a Carabineros» por lo que fueron llevados a la Fiscalía Militar, donde finalmente fueron dejados en libertad por falta de méritos. La Fiscalía de Collipulli, sin embargo, los acusó de «daño a la propiedad», siendo formalizados por dichos cargos. Cinco días permanecieron detenidos y hoy buscan que se haga justicia. «La querella tiene por objeto que ante la justicia, la policía uniformada responda del por qué del accionar violento de sus funcionarios, del por qué detienen a personas en forma ilegal, por qué se les dispara sin haber agresión», señalan. No solo eso. También esperan que el alto mando de la institución policial muestre las «armas» que se informó portaban al momento de ser arrestados, las capuchas que la policía informó andaban usando, que muestren ante los medios de comunicación el vehículo policial que habría sufrido serios daños tras el supuesto ataque y, finalmente, que se den a conocer las identidades del personal policial que habría sido herido en el ataque y se muestren las heridas que dijeron les habían provocado los tres jóvenes. Se trata de peticiones razonables, ajustadas al derecho de cualquier detenido, pero que dudan puedan ser finalmente satisfechas. Negra historia policial El caso de los jóvenes comuneros de Ercilla no es aislado en la zona mapuche. Tampoco es novedad para Carabineros, por más que el Jefe de la IX Zona Policial se haya apresurado en descartar, «de manera tajante», cualquier abuso de sus funcionarios contra los detenidos. «La ciudadanía por suerte nos conoce», señaló el General, restando de esta forma validez a las denuncias del werken Aucán Huilcamán. Si hay alguien que si los conoce, ese es el ex funcionario de Carabineros Julio Pino Ubilla, quien actualmente reside en la ciudad de Newcastle, Inglaterra, mientras espera como peticionante de refugio político la resolución final de un largo proceso judicial (Ver nota aparte). Desde fines del año 2002, Pino Ubilla se encuentra en suelo británico, tras huir de Chile luego de recibir sendas amenazas de muerte por parte de oficiales de Carabineros ¿La razón? La férrea oposición del funcionario policial a seguir silenciando los constantes abusos y malos tratos contra detenidos que le tocó presenciar y conocer de oídas en los cuarteles policiales donde prestaba servicios. Perseguido por sus ex compañeros de armas, el cabo escapó junto a su esposa, también ex funcionaria policial, rumbo a Inglaterra, siendo acogida en agosto del año 2003 una petición de refugio político presentada por ambos ante la Corte de Inmigración inglesa. A casi tres años de su llegada a Inglaterra, Pino intenta con dificultades rehacer su vida, mientras espera una resolución judicial que le permita trabajar con normalidad, así como acceder plenamente a los beneficios de su condición de refugiado político. Su historia es atípica. No se trata de un perseguido por razones políticas, religiosas o étnicas. Lo persiguen por no callar, por intentar decir la verdad respecto del funcionamiento interno de una institución policial que heredó de la dictadura militar no solo su perfil militarizado, sino además conductas que atentan contra los derechos humanos y las libertades civiles de cientos de ciudadanos al año, tal como aún consignan informes de Amnesty International o la propia Organización Mundial contra la Tortura (OMCT). La siguiente es una entrevista exclusiva -vía correo electrónico-, sostenida con el ex funcionario policial desde la ciudad de Newcastle, al norte de Inglaterra. –

– ¿Julio, qué te parecen las nuevas denuncias contra Carabineros en la zona de conflicto mapuche?

– Bueno, para ser sincero, ninguna novedad. Es el pan de cada día, siempre está pasando lo mismo pero nadie hace nada al respecto, menos el gobierno que es cómplice de estos abusos. Siempre leo los diarios independientes o regionales por Internet y siempre se están denunciando este tipos de hechos. La tortura continúa en democracia, pero de manera un poco más sofisticada, de manera de no dejar evidencias físicas. Y esto no pasa solo con el pueblo mapuche, pasa en las poblaciones y con los homosexuales, con los vendedores ambulantes, con la gente de bajos estratos económicos, decenas de casos donde muchas veces la gente no se atreve a denunciar y si lo hacen son víctimas de represalias. – ¿No se atreven por temor a quién o a quiénes?.. – A los propios uniformados. Es que en Chile no existe un sistema seguro para denunciar los abusos de la policía. No existe una institución judicial que recoja estas denuncias, piensa que es hoy la propia fiscalia militar quien ve estos asuntos, y ellos son jueces y parte. Entonces, ¿a dónde vas a denunciar algo así? Tampoco existen instancias para que los propios funcionarios de Carabineros denuncien esta situación al interior de la institución, me refiero a denuncias sobre abusos que puedan ser ordenadas por los oficiales. Si tu denuncias a un funcionario de menor grado, por la falta que sea, es probable que sea sancionado y pueda ser dado de baja, retirado, pero cuando se trata de un oficial, no puedes hacerlo, porque es tu superior y tiene mando sobre ti. No puedes denunciar a un oficial sin recibir represalias y muchas veces son ellos quienes ordenan los abusos. No estoy justificando a los funcionarios, pero mi experiencia me dice que muchos de ellos son presionados por los mandos para reprimir duramente.

– Tú opinión es que estos abusos están en conocimiento de los oficiales y que son aceptados e incluso promovidos por los mandos medios. Me refiero a tenientes, comisarios, mayores..

– Obvio que es así. Es obvio que los mandos medios e incluso superiores tienen conocimiento de estos hechos. Acuérdate de la famosa frase militar de que «aquí no se mueve ningún papel sin mi conocimiento». Eso eso pasa también en Carabineros, ya que la institución tiene la herencia del Ejército, es por tanto una policía militarizada regida por viejos códigos de instituciones militares, más aun tras estar tantos años al servicio de una dictadura como ocurrió en Chile. No se trata de hechos aislados, de uno o dos funcionarios pasados de violentos o de uno o dos cuarteles acostumbrados a golpear. La tortura aun es una práctica al interior de Carabineros y no lo digo solo yo, que lo vi personalmente, sino también muchos informes que son silenciados. – ¿Y qué ocurre con las denuncias que se realizan?… – Cuando pasa algo grave, algo que es conocido por la opinión pública y genera un impacto, como la muerte de algún detenido en un cuartel o cosas así, el hilo siempre se corta por lo más delgado. Caen uno o dos funcionarios, el alto mando lamenta los hechos, las autoridades dicen confiar en que las instituciones funcionan y santo remedio. Cuando hay una protesta como por ejemplo la de los escolares en el centro de Santiago, yo se que la orden de dispersarlos y reprimir duramente viene desde el gobierno y la bajan los oficiales. Pero si hay excesos, la culpa será de los Carabineros, de los funcionarios de menor grado. El perro culpa a la cola, en pocas palabras.

– Tu denunciaste el año 2003 que personal especializado era enviado desde Santiago a reprimir a las comunidades mapuches… ¿Ellos también tenían el mandato de sus altos mandos de torturar y abusar de los detenidos?

– No existen instructivos que digan: «ya, ustedes tienen la orden de torturar a tal o cual dirigente». Es una práctica que se realiza, pero que no está normada, porque los tratados internacionales y la legislación chilena lo prohíben. Pero el personal de fuerzas especiales que era enviado al sur era preparado, principalmente, para concurrir a zonas de conflicto violento y eran sometidos a un intenso programa de entrenamiento, donde además se les enseñaba dónde y cómo golpear a los detenidos, técnicas de tortura que aun hoy se enseñan en las instituciones armadas. «Lo que pasa en el servicio muere en el servicio», se nos decía, es como un tipo de pacto. Si ves algo malo, haces como si no lo viste. Además, abusar y torturar a muchos detenidos es aún el trabajo sucio que nos toca hacer en el sur y las órdenes siempre vienen de la superioridad.

– ¿Qué piensas respecto de que los altos mandos siempre nieguen la existencia de abusos y atropellos a los detenidos mapuches?

– Yo tuve, cuando era alumno, instructores que nos levantaban todos los días y nos aporreaban duro. Y mi jefe de grupo era el General Jara Fernández. Pasábamos a las 1, 2 y 3 de la mañana por su jardín (vivía en la escuela en una casa fiscal) cantando en chalas y pijamas, a esa hora en invierno en Chiloé hace mucho frío y muchos compañeros se enfermaban. ¿Tú crees que el general decía algo al día siguiente? Entonces, si el permitía eso con los Carabineros alumnos, que estaban bajo su responsabilidad directa, qué mas podría pasar con los detenidos, sean o no mapuches. Los altos mandos son los reyes del cinismo en este tema.

– ¿Cuál es la imagen de los mapuches que tienen los uniformados de la policía en Chile?

– Muy mala. Hay racismo contra ellos. Incluso en las filas institucionales hay muchos descendientes de mapuches y ellos son víctimas de discriminación o burlas del resto, muchas veces por sus similares o superiores, pero como no existe ninguna manera segura de denunciar estos abusos, todo queda en la impunidad. La imagen que existe en general entre los Carabineros de la Región Metropolitana, donde yo trabaje, es como si los mapuches fueran de otro planeta y sus reivindicaciones no fueran justas ni tuvieran antecedentes históricos. Además hay aun tema de clase social. En los procedimientos donde nos toca participar, siempre, en el 95% de los casos, los oficiales nuestros están del lado donde está el dinero, los dueños de fundo, por ejemplo. Y todos ellos son gente pudiente, de clase media alta y como nuestros oficiales tienen delirios de grandeza, están de su parte y los defienden con todo, abusando de los mapuches si es necesario.

– ¿Cómo era el comportamiento de los funcionarios de origen mapuche en la institución?

– Cuando yo estaba en la 3º Comisaría Santiago Central, había un carabinero de origen mapuche el cual era victima del Capitán Yerko Sáez Guerra, todo el tiempo lo discriminaba por su color de piel, su pelo, rasgos faciales, siempre lo sancionaba, humillaba, se burlaba de él ante el resto de los funcionarios. ¿Cómo crees entonces que será el comportamiento de un funcionario mapuche?… sumiso, porque los oficiales son amos y señores de la institución y si piensas lo contrario, toma mi caso personal como ejemplo de la impunidad que los rodea.

– ¿Qué opinas de los cursos que el gobierno está promoviendo al interior de Carabineros sobre cultura mapuche? ¿Crees que eso sirva para mejorar la conducta de la policía?

– Me gustaría saber como esos cursos son impartidos, en qué tiempo, a qué hora. Los oficiales son muy creativos para dar charlas o dar cursos, ellos siempre eligen horarios muy especiales, como por ejemplo cuando estás saliente de servicio nocturno o entrante de servicio nocturno… ¿Tú crees cuando estás trasnochado podrías poner atención en esas condiciones o mostrar algo de interés? Es probable que muchos funcionarios deban asistir obligados y es posible que los cursos hayan sido impuestos por la presión de las autoridades civiles, para maquillar este asunto. Ojalá sirva de algo, aunque lo dudo.