Dificultades para encontrar empleo, bajos sueldos, la rigidez de las jornadas y la desconfianza que sienten hacia salas cunas y jardines infantiles figuran entre los principales factores que impiden el ingreso de más chilenas al mercado laboral, según el Barómetro Mujer y Trabajo 2009. Tanto factores culturales como aspectos asociados a la estructura del mercado […]
Dificultades para encontrar empleo, bajos sueldos, la rigidez de las jornadas y la desconfianza que sienten hacia salas cunas y jardines infantiles figuran entre los principales factores que impiden el ingreso de más chilenas al mercado laboral, según el Barómetro Mujer y Trabajo 2009.
Tanto factores culturales como aspectos asociados a la estructura del mercado del trabajo están frenando el aumento de la participación laboral de las mujeres en Chile, resumió para IPS Verónica Flores, directora de estudios de ComunidadMujer, una organización privada sin fines de lucro.
Esta es la principal conclusión del segundo Barómetro Mujer y Trabajo 2009, elaborado por esta institución en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la empresa de encuestas DataVoz, que fue divulgado este jueves en un seminario en Santiago.
El estudio se basó en una encuesta realizada a 1.100 mujeres de la región Metropolitana de Santiago, de entre 18 y 60 años, sin actividad laboral remunerada en los últimos tres meses, que fueron seleccionadas de manera aleatoria.
Chile es uno de los países de América Latina con la tasa de participación laboral femenina más baja, cercana a 40 por ciento.
Del total de mujeres entrevistadas, 78 por ciento dijeron haber trabajado al menos una vez en su vida remuneradamente y casi 70 por ciento aseguraron querer reinsertarse en el mercado laboral, pero que «no pueden hacerlo» por diferentes razones. Sólo un tercio de ellas reconocieron que no trabajan porque «no quieren».
Los principales obstáculos esgrimidos están asociados a la maternidad: 63 por ciento de las mujeres consultas sostuvieron que no están dispuestas a dejar el cuidado de sus hijos e hijas a otra persona o institución, mientras que 60 por ciento plantearon que no tienen quién los cuide.
Sesenta y dos por ciento de las mujeres que no laboran por atender a sus hijos creen que éstos están mejor con su madre que con cualquier otra persona y, en caso de trabajar, 52 por ciento prefieren que los atienda un familiar cercano.
Estos resultados, según Flores y otros expertos que comentaron el estudio, revelan desconocimiento por parte de algunas mujeres sobre la existencia de una oferta pública y gratuita de salas cunas o jardines infantiles en todo el país y cierta desconfianza hacia la idoneidad de estas instituciones.
Este desconocimiento se hace patente cuando se les pide a las mujeres que sí han utilizado estos servicios que los evalúen: la gran mayoría le pone las notas más altas.
Por ello, los expertos llamaron al gobierno a mejorar la información sobre estas instituciones, considerando especialmente que la presidenta Michelle Bachelet cuadriplicó su número durante los tres primeros años de mandato. Hoy son 3.500.
Por otra parte, Harald Beyer, economista del Centro de Estudios Públicos (CEP), sugirió estudiar la forma de combinar de mejor manera el postnatal con la labor de las salas cunas y jardines infantiles.
Un idea que se ha venido discutiendo hace tiempo en Chile es la posibilidad de alargar el periodo postnatal de los actuales 84 días hasta los seis meses.
Hay otras razones estructurales y culturales que también frenan la incorporación de las mujeres al mercado laboral.
Sesenta y uno por ciento de las entrevistadas señalaron que «la posibilidad de encontrar trabajo es baja», 51 por ciento sostuvieron que «no les conviene trabajar» porque los sueldos son muy bajos, 42 por ciento plantearon que «no tienen quién realice las tareas domésticas» y 40 por ciento declararon no trabajar porque «les gusta la libertad de la vida en la casa».
Por otra parte, 25 por ciento de las mujeres que participaron en el sondeo declararon que su «pareja o marido se pone celoso o no le gusta que trabaje», 17 por ciento que tienen «enfermedades o problemas físicos que se lo impiden» y nueve por ciento que están al cuidado de padres u otros familiares.
Al ser consultadas por cuáles serían los factores más efectivos para facilitar su inserción en el mercado laboral, 48 por ciento de las mujeres apuntaron a un mejoramiento del sueldo y 43 por ciento a una mayor disponibilidad de trabajos flexibles.
Más abajo en la escala de prioridades figuran el hecho de «contar con el apoyo de la pareja o marido», con 29 por ciento, «extender o crear programas de apoyo al trabajo remunerado, como capacitación», 26 por ciento, «y una mejor información de empleos disponibles», con 23 por ciento.
La capacitación y la intermediación laboral son aspectos susceptibles de mejorar con políticas públicas, plantearon los expertos, puesto que el mercado chileno suele «premiar» a las personas con mayor calificación, explicaron.
Entre las razones por las que dejaron su último trabajo, 17 por ciento de las mujeres entrevistadas mencionaron que fueron despedidas, 12 por ciento que estaban cansadas de trabajar y además encargarse de las labores domésticas, 11 por ciento que no estaban conformes con la manera en que estaban cuidando a sus hijos e hijas y 10 por ciento porque sus parejas estaban celosas o consideraban que habían descuidado las labores del hogar.
Otra información relevante que entrega el Barómetro es la relación con el monto por el cual las mujeres estarían dispuestas a salir a trabajar.
Cerca de 60 por ciento de las entrevistadas aspiran a un monto mensual que va entre 160.000 (274 dólares) y 300.000 pesos (514 dólares). En promedio pretenden obtener 253.000 pesos mensuales (433 dólares) por una jornada laboral de ocho horas.
Para Flores, esto demuestra que un subsidio estatal a la contratación de mano de obra femenina, como el que se creó este año para jóvenes, podría ser muy efectivo.
Pero esto fue descartado en el corto plazo por la ministra del Trabajo, Claudia Serrano, quien participó en el seminario de este jueves, puesto que aún se debe evaluar el funcionamiento del primero.
En el parlamento también avanza un proyecto de ley sobre brecha salarial, que establece que hombres y mujeres deben recibir el mismo sueldo a igual función.
Finalmente, 82 por ciento de las consultadas señalaron que se sintieron «satisfechas» o «muy satisfechas» durante el periodo en que trabajaron. La mayoría de ellas también piensan que la mujer que trabaja es más independiente e interesante como persona.
Pero la tensión cultural está siempre presente: 64 por ciento cree que es probable que un niño en edad preescolar sufra si su madre trabaja.