Recomiendo:
0

«Tribunales militares siguen operando en la impunidad»

Fuentes: Rebelión

A MIS AMIG@S, HERMAN@S, COMPAÑER@S, A QUIENES NO ME CONOCEN, A TOD@S!! Quien escribe, Pablo Contreras Olivos, desea compartir con Uds. lo siguiente: fui detenido el año 1994 e inmediatamente procesado de manera arbitraria por formación de grupo de combate, asociación ilícita y robo de armas para este grupo de combate, durante años se mantuvo […]

A MIS AMIG@S, HERMAN@S, COMPAÑER@S, A QUIENES NO ME CONOCEN, A TOD@S!!

Quien escribe, Pablo Contreras Olivos, desea compartir con Uds. lo siguiente: fui detenido el año 1994 e inmediatamente procesado de manera arbitraria por formación de grupo de combate, asociación ilícita y robo de armas para este grupo de combate, durante años se mantuvo esta condición de triple procesamiento, hasta que se logró superar en parte esta situacion, cuando se fundió la causa por asociación ilícita con la de formación del grupo de combate; pero por otro lado se mantuvo la de Robo de material de Guerra. Los procesos quedaron en la Justicia Militar, en la Cuarta y Segunda Fiscalía Militar de Santiago. Dándose la situación hasta el día de hoy, año 2006, de que el poder militar intervenga aplicando castigos a la sociedad. Estuve recluido en la Cárcel de Alta Seguridad, viviendo todas las circunstancias de esa condición, cuyos pormenores no relataré en esta carta. Salí en libertad bajo fianza, el 17 de Septiembre del año 1999.

Luego de cerca de 6 años en la causa por formación de grupo de combate, se me condenó a 3 años y un día, usándose como argumento, dichos de que «luché activamente en contra de la dictadura» y «organicé colonias urbanas en la población La Victoria», situaciones de lo que por lo demás me siento orgulloso. En la segunda causa, se me condenó a 5 años y 1 día, pero decidimos apelar a ese fallo, porque, por una parte no aceptamos ser siquiera procesados por el Ejército y por otra, porque han sido manipulados los elementos de prueba para lograr que estos tengan una validez que le permitan «parecer correctos». Posteriormente de la Apelación, la Corte Marcial con fecha 16 de Agosto del 2006, dictó sentencia condenatoria. Lo «extraño» de esta situación, por decirlo de alguna manera, es que este fallo a pesar de omitir absolutamente toda referencia a mi persona, determinó elevar la pena a 10 años y un día. Se me condenó por robo de material de Guerra, en base a la presunción de que participé en la sustracción, sin haberlo confesado, sin ser reconocido por testigos u otros participes del hecho. Se afirman en los dichos de que yo arrendé la casa habitación donde fueron encontrados los fusiles sustraídos al Ejército de Chile por un Comando del Mapu Lautaro. Recurrimos con un recurso, ante quienes administran el Derecho y la Justicia que a cada uno de nosotros se nos impone, por la fuerza o por la costumbre, la pretensión era que la Corte Suprema reconociera la necesidad de revisar y luego se pronunciará por el asunto de fondo, el juzgamiento de civiles por las cortes militares con criterios de códigos de justicia militar. Con fecha 31 de Octubre del año 2006, la Corte Suprema de Chile rechazó el recurso de casación presentado por mi abogado Don Julio Barría y determinó que se cumpliera la condena impuesta en mi contra por la Corte Marcial que implica: Estar privado de Libertad durante 10 años y 1 día. Que no se tome en consideración el tiempo que ya estuve preso. Estar imposibilitado de ejercer profesión titular mientras dura la condena. La imposibilidad absoluta del ejercicio de cargos Públicos y Derechos ciudadanos. Además, tengo que pagarles los costos de este proceso. La pena máxima posible en la justicia civil, para este caso debería ser 5 años y 1 día, pero de acuerdo al criterio de la justicia Militar debe aumentar esta pena en un grado más, es decir 5 años mas de castigo. Con fecha 30 de Noviembre se le notifica a mi abogado que estoy con orden de detencion, es decir profugo.

Esta demás decir, lo absurdo de la situación que estamos viviendo, no solo por que a 16 años de una supuesta democratización del País siguen operando en la impunidad los tribunales militares, aplicando este tipo de condenas que son mas que un castigo para nosotros una burla para la dignidad y las ansias de justicia plena en Chile. Rechazo plenamente esta condena y la actitud de la Corte Suprema, aunque no me sorprenden, ya que a la luz de lo que acontece en la sociedad, las condiciones de vida de nuestro pueblo están igual de misérrimas, mientras que las grandes empresas se ven favorecidas por un conjunto de leyes y medidas tendientes a perpetuar las condiciones de explotación. Se pretende que sigamos viviendo bajo la dominación del deber ser, el respeto al orden establecido, que hemos naturalizado eficientemente bajo un discurso de una libertad falsa, pero es imposible vencer las ansias de libertad, felicidad de muchos y muchas que construimos día a día, desde nuestras actitudes y formas de vida una visión de mundo donde quepamos todos y todas, de respeto y voluntad. Ahora soy yo y otros los que estamos en esta circunstancia, pero tengo la certeza de que somos millones de manos pequeñas que se tienden con voluntad y certeza y fortalecen este sueño de otro mundo posible y necesario.

El autor es «ex prisoniero politico de la Democracia» y actualmente Profugo de la «justicia»