La comuna de Santiago Centro es una de las más grandes de la capital de Chile. A grosso modo se podría dividir en la zona comercial (tiendas, cafeterías y más tiendas), la zona del Palacio de la Moneda y diferentes edificios institucionales y la zona residencial. En esta última viven, en general, gente humilde con […]
La comuna de Santiago Centro es una de las más grandes de la capital de Chile. A grosso modo se podría dividir en la zona comercial (tiendas, cafeterías y más tiendas), la zona del Palacio de la Moneda y diferentes edificios institucionales y la zona residencial. En esta última viven, en general, gente humilde con un poco mas de recursos (lo digo así porque decir «clase media» seria mucho en un país como Chile)
Los que conozcan esa parte del centro, habrán tenido más de una vez la sensación de estar en una jungla de asfalto: edificios de 20 pisos uno detrás de otro, ni una plaza para los niños, ni un centro cívico para la actividad social, ni siquiera un triste bar… solo bloques de cemento que se van multiplicando año tras año.
Los dueños de esa zona son las grandes constructoras, sobretodo una: la «Paz Fromovich» la cual, en los últimos años, ha tenido una actividad casi frenética, demoliendo espacios ya existentes, incluso edificios que se podrían considerar históricos, en pro de sus proyectos inmobiliarios.
Solo les quedaba un barrio por destrozar: el Barrio Yungay.
La lucha de los vecinos
Los «Vecinos por la defensa del Barrio Yungay» llevan tres años y medio trabajando en contra de este monstruo inmobiliario. La lucha tenia tres vertientes: la primera, evidentemente, defender sus propias casas, el barrio que los vio crecer, sus recuerdos. La segunda, defender un estilo de vida que poco a poco se va perdiendo en las grandes ciudades de todo el mundo: la vida de barrio, el derecho a tener espacios comunes, de reunión, de ocio. Una vida que no te obliga a aislarte en tus cuatro paredes porque tienes la posibilidad de ir a una plaza y reunirte con los otros vecinos. La tercera, la lucha contra una especulación inmobiliaria amparada por el gobierno.
El barrio Yungay tiene un valor añadido: el patrimonial. Quien se encamine por sus calles encontrará casonas de adobe de uno o dos pisos de mas de 100 años de antigüedad, balcones que son verdaderas obras de arte, adoquines con antiguos rieles del tranvía, edificios de arquitectos como Alberto Cruz Montt y, en la parte central, la Plaza del Roto Chileno. Esta plaza conmemora un triunfo bélico de Chile frente a la Confederación Perú-Boliviana en el año 1839. Pero este hecho es el que menos importa. Lo que da valor simbólico a esta plaza es la escultura central, la del Roto. «Roto» en Chile es la persona humilde, la del pueblo (algo así como el «sans-culotte» francés) Evidentemente, esta palabra ha derivado a lo largo de los años y ahora, si alguien me dice «eres una rota», seguramente me quiere insultar. Pero para muchos (me incluyo) la palabra «roto» sigue teniendo el valor originario y es por eso que defendemos la escultura del Roto Chileno como símbolo del pueblo, nuestro símbolo (que la «Paz Fromovich» también quería tumbar)
Los «Vecinos por la defensa del Barrio Yungay» centraron su actividad en tratar de concienciar a la sociedad del valor de la zona a través de festivales, blogs, una publicación escrita («Bello Barrio»), manifiestos diversos etc. Pero, evidentemente, la constructora no se iba a quedar callada. Los incendios «misteriosos» empezaron así como un mobbing inmobiliario de todo tipo.
El triunfo
La única esperanza para el barrio era solicitar al «Consejo de monumentos nacionales» que declarase «Zona típica» a Yungay. Con eso, el barrio quedaría protegido (al menos sobre el papel) de las constructoras. Pero todos sabíamos que no era una tarea fácil. En Chile no existe una buena legislación en lo que respecta al patrimonio histórico y mucho menos a su conservación. Todos hemos visto allá derruir edificios de un fuerte valor patrimonial en pos de los intereses capitalistas. Todos sabemos que mas de una vez NO se han parado unas obras pese a encontrar restos arqueológicos.
Es un secreto a voces que al gobierno de Chile (país caracterizado por un neoliberalismo brutal) le importa muy poco la protección del patrimonio y que la única ciudad que se libra es Valparaíso por ser declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Los vecinos se pusieron manos a la obra y no solo elaboraron el complejo expediente técnico que había que presentar ante el Consejo si no que iniciaron una campaña de recogida de firmas y consiguieron 700 cartas institucionales apoyando la iniciativa.
Todo ello fue presentado ante el Consejo de monumentos nacionales el cual, el pasado 14 de enero, comunico su aprobación.
Si bien será declarada «zona típica» 116 hectáreas de las 167 solicitadas (quedan fuera un total de 68 inmuebles) los vecinos del barrio se muestran satisfechos aunque ya han aclarado que su trabajo no termina aquí y ya están buscando recursos en Chile y en el extranjero para poder restaurar los edificios del barrio (el hecho que se declare zona típica no es vinculante a que se inviertan recursos para la conservación)
El triunfo de los vecinos del Barrio Yungay después de tres años y medio de lucha nos llena de esperanza y nos demuestra que un trabajo constante, casi de hormiguita, de un colectivo puede llegar a tener éxito. Por otro lado su lucha pone en evidencia, una vez mas, todas las carencias que existen en Chile y la impunidad con la que actúa el neoliberalismo.
Desde Barcelona, felicitamos a los vecinos del barrio Yungay por su éxito.
Para mas información: