La Concertación centroizquierdista, en el gobierno de Chile desde 1990, obtuvo menor porcentaje de votos en alcaldes que la coalición derechista y perdió emblemáticos municipios. Pero la oposición no logró capitalizar del todo la merma sufrida por el oficialismo, que se impuso en concejales. Los resultados de las elecciones municipales del domingo en Chile «nos […]
La Concertación centroizquierdista, en el gobierno de Chile desde 1990, obtuvo menor porcentaje de votos en alcaldes que la coalición derechista y perdió emblemáticos municipios. Pero la oposición no logró capitalizar del todo la merma sufrida por el oficialismo, que se impuso en concejales.
Los resultados de las elecciones municipales del domingo en Chile «nos dicen que la derecha crece y gana fuerza en gestión, mientras que la Concertación mantiene fuerza política», comentó a IPS Mauricio Morales, politólogo y académico de la privada Universidad Diego Portales.
«Además, estamos ante la presencia de un electorado que no es completamente fiel a las coaliciones políticas, que cruza el voto, eligiendo a alcaldes de un conglomerado y concejales del otro», apuntó.
La Concertación de Partidos por la Democracia la integran los partidos Socialista (PS), Demócrata Cristiano (DC), Por la Democracia (PPD) y Radical Socialdemócrata (PRSD), mientras que la derechista Alianza por Chile está conformada por la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN).
En julio, el portavoz de gobierno, Francisco Vidal, pronosticó que la Concertación ganaría cuatro a cero a la Alianza, tanto en número de alcaldes y concejales como en votación para ambos cargos, proyección compartida hasta el sábado por todas las fuerzas políticas.
Sólo se advertía que la Concertación bajaría su votación, mientras que la Alianza la aumentaría, disminuyendo así el margen entre ambos bloques.
Pero según el cuarto cómputo entregado por el gobierno de Michelle Bachelet este lunes, cuando ya se escrutaron 97, 78 por ciento de los votos para alcalde y 91,39 por ciento para concejales, la Concertación ganó tres a uno, pero bajó en todas las categorías, lo cual relativizó su triunfo y magnificó el sentimiento de victoria de la derecha.
La Concertación se impuso en cantidad de ediles y concejales y en porcentaje de votos de estos últimos: 45,24 frente a 35,99 por ciento. Pero, por primera vez desde 1990, la derecha ganó en votación de alcaldes: 40,56 frente a 38,46 por ciento. En 2004 la proporción fue de 44,8 por ciento para el bloque gobernante y 38,72 por ciento para la Alianza.
El oficialismo pasó de contar con 203 alcaldes en 2004 a tener 146 en 2008 y la Alianza subió de 104 a 142, mientras que la coalición gobernante obtuvo 1.064 concejales, 62 menos que en 2004, y la oposición derechista 862.
La derecha se dio por vencedora porque aumentó sus alcaldías, le arrebató comunas emblemáticas a la Concertación, como Cerro Navia, en la región Metropolitana, y se impuso en nueve de los 15 municipios capitales regionales del país, como Santiago, Valparaíso y Temuco, resultados que ni los propios dirigentes aliancistas esperaban.
Diversas explicaciones se esgrimieron en el oficialismo por la merma en la cantidad de alcaldes, como errores en la elección de los candidatos y el elevado 7,57 por ciento de votación que obtuvo el pacto Por un Chile Limpio, integrado por el partido Regionalista de los Independientes (PRI), escindido del PDC.
También fue determinante la votación alcanzada por los «descolgados» de la Concertación, que compitieron como independientes al no ser considerados por sus colectividades, pese a que muchos de ellos tenían mayor arraigo local o marcaban mejor en las encuestas.
Asimismo, la mayoría de los dirigentes coincidieron en que el llamado «pacto por omisión», suscrito entre el oficialismo y el bloque Juntos Podemos Más, integrado por el Partido Comunista (PC) y que obtuvo 9,08 por ciento de los votos, debería haber sido más amplio para quitarle mayor cantidad de comunas a la derecha.
Este acuerdo de mutua ayuda permitió, por ejemplo, que venciera la candidata del PC, Claudina Núñez, en el municipio de Pedro Aguirre Cerda, y el postulante del PS, Jorge Gajardo, en la emblemática comuna de La Florida, ambos en la región Metropolitana.
También se especula que el resultado fue un voto de castigo a la gestión de Bachelet y que influyeron problemas específicos, como el mal funcionamiento del sistema de transporte capitalino, llamado Transantiago.
En sus análisis posteriores a la elección, la Alianza planteó que la votación de alcaldes, donde ese bloque se impuso por estrecho margen a la Concertación, era más importante que la de concejales a la hora de los balances políticos.
Sin embargo, hasta ahora los partidos y los analistas siempre han considerado que las elecciones de concejales es la que realmente da cuenta de la correlación de fuerzas políticas, puesto que es de carácter proporcional y en ella participan todas las colectividades.
En este marco, tanto Bachelet como el resto de los dirigentes de la Concertación remarcaron que el oficialismo sigue siendo el principal conglomerado político del país, al obtener 45,2 por ciento de los sufragios para concejales, aunque no haya logrado mantener el 49,7 por ciento que consiguió en 2004.
Algunos analistas sostienen que lo que le permitió a la Concertación mantener la distancia con la Alianza fue la controvertida apuesta de competir en dos listas de concejales: la Concertación Democrática, integrada por el PDC y el PS, y la Concertación Progresista, por el PPD y el PRSD.
Sin embargo, otros creen que ese experimento fracasó al mostrar una imagen del oficialismo desunido.
Luego de emitido el segundo cómputo oficial, en la noche del domingo, Bachelet dijo que la Concertación sigue siendo «la primera fuerza nacional», pero advirtió que ésta «debe renovarse, escuchar el rumor de la calle, para actualizar su mensaje y dar un nuevo dinamismo a su acción política». Asimismo, remarcó que se requiere de «unidad».
La analista política María de los Ángeles Fernández, cercana a la Concertación, señaló a IPS que el «triunfo (del oficialismo) hay que leerlo en clave de advertencia. Yo diría que hay una tarjeta amarilla», asociándolo a la potestad de un juez en un partido de fútbol.
A su juicio, el electorado le está dando una gran «oportunidad» al bloque para que analice las causas profundas de su merma electoral y corrija los errores, lo que es compartido por el politólogo Morales.
Para acceder a un quinto gobierno nacional consecutivo, la Concertación necesita «demostrar coherencia y unidad», presentar un programa «imaginativo, creíble, que le inyecte nuevo vigor y energía al sistema político» y definir un mecanismo «inclusivo, consultivo y participativo» para elegir a su próximo candidato presidencial, indicó Fernández.
La Democracia Cristiana fue la gran perdedora de estas elecciones, al bajar de 20,1 por ciento de la votación de concejales en 2004 a 15,45 por ciento este año (sumando a los independientes). Pero los demás partidos oficialistas también cayeron en sus adhesiones en las urnas.
Según estos resultados, la Democracia Cristiana sigue siendo la principal colectividad del bloque gobernante, seguida del PS, con 12,4 por ciento, el PPD con 10,67 por ciento y el PRSD con 6,74 por ciento.
El partido más votado del país pasó a ser el opositor RN, con 18,3 por ciento, cuyo postulante presidencial, Sebastián Piñera, aparece liderando las encuestas, seguido por su compañero de bloque, la UDI, con 17,75 por ciento. Pero juntos no lograron llegar al 40 por ciento que habían pronosticado.
Otras conclusiones que se extrajeron de la contienda municipal son que ni la Concertación ni la derecha cuentan con mayorías para ganar por sí solas las elecciones presidenciales de 2009, lo cual obligará a ambas coaliciones a buscar alianzas con otras fuerzas.
A pesar de que Piñera, ex senador y acaudalado empresario, declaró que el triunfo de la Alianza en los comicios para alcaldes demostraba que el país ansiaba «un cambio» de gobierno, los analistas advierten que estos resultados no se pueden extrapolar automáticamente a una contienda presidencial.
Los politólogos coinciden en que éstos influyen en el estado de ánimo de los partidos y en el poder que tendrá cada uno, de acuerdo a su votación, para levantar y posicionar candidaturas. Por ello se ve complicada la opción de la senadora y presidenta del PDC, Soledad Alvear, puesto que su agrupación cayó en picada.
«Es un mal día (el de las elecciones) para la Concertación, pero la Alianza no puede sentirse victoriosa todavía», resumió el analista político Patricio Navia.
De los 8,1 millones chilenos inscritos en los registros electorales, votaron poco más de seis millones, sin contar el elevado número de sufragios nulos y en blanco. La jornada se desarrolló sin contratiempos, salvo por algunas aglomeraciones, al menos cuatro amenazas falsas de bomba y decenas de personas detenidas por negarse a ser vocal de mesa.