El mayor crimen contra el interés nacional cometido en nombre del dogma neoliberal ha sido, sin lugar a dudas, la desnacionalización encubierta de la Gran Minería del cobre, aquella que Salvador Allende denominó el sueldo de Chile y que concebía como una viga maestra para el desarrollo del país. Hasta 2004, el efecto combinado del […]
El mayor crimen contra el interés nacional cometido en nombre del dogma neoliberal ha sido, sin lugar a dudas, la desnacionalización encubierta de la Gran Minería del cobre, aquella que Salvador Allende denominó el sueldo de Chile y que concebía como una viga maestra para el desarrollo del país.
Hasta 2004, el efecto combinado del menor precio del cobre en virtud de la sobreproducción impulsada desde Chile con la indiscriminada incorporación de grandes yacimientos de origen transnacional, la evasión tributaria y otras formas de encubrir utilidades y eludir el pago de la renta que practican estas compañías, y el tipo de producción que se les permite, mayoritariamente concentrados de cobre sin la menor elaboración y adición de valor, ha generado menores ingresos, o derechamente pérdidas para el país, que algunos autores, como Orlando Caputo, Hugo Fazio, Julián Alcayaga y Manuel Riesco, calculan conservadoramente en unos quince mil millones de dólares en la década 1990-2000.
Sin embargo, el efecto aún más devastador, si cabe, se ha producido desde 2005 a la fecha, en que el cobre tuvo un ciclo de precios altos como pocas veces en la historia. Cálculos conservadores permiten estimar la pérdida de renta nacional, por concepto de exportación de utilidades de la Gran Minería privada del cobre, en unos 60 mil millones de dólares, cantidad equivalente al Plan Marshall, esto es, el programa reactivador de Estados Unidos para Europa, al final de la Segunda Guerra Mundial.
Datos duros
Sobre la base de información disponible del Servicio de Impuestos Internos, la tributación de la gran minería del cobre, desde 1974 a la fecha, ha sido la que aparece en el cuadro adjunto. Si con anterioridad a 2006 no hay datos, ello obedece simplemente a que las grandes mineras transnacionales del cobre, acogidas al régimen de depreciación acelerada, virtualmente no tributaron, con excepción de Minera Escondida, situación denunciada acremente por el entonces Senador Jorge Lavandero, en su libro El Cobre NO, es de Chile. El Cobre no es de Chile. En el mismo libro, reveló que en todo el período de la dictadura, la inversión extranjera en la minería ascendió a 2 mil 395 millones de dólares, mientras que en el decenio 1990-2000 ésta se elevó a 11 mil 181 millones de dólares. Actualmente el total de la inversión extranjera directa en la gran minería del cobre asciende a 19 mil millones de dólares. [1]
Hay un dato muy interesante que se puede extrapolar de la Balanza de Pagos de 2007, publicada por el Banco Central.
Desagregando información, se tiene que la suma de las exportaciones de cobre y molibdeno sumaron 37 mil 558,9 millones de dólares, lo que representa el 96% de las exportaciones mineras, las que a su vez representaron el 66,2% de las exportaciones totales, ascendentes a 65 mil 065,4 millones de dólares.
En otras palabras, después de 33 años de aplicación del modelo neoliberal, la dependencia de la economía chilena respecto del cobre no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado tanto en términos absolutos como relativos.
Ahora bien, en la cuenta Renta de la Inversión, donde se refleja la repatriación de utilidades de la gran minería del cobre, aparecen créditos por 5 mil 922,8 millores de dólares, vale decir, el retorno de utilidades de empresas chilenas en el exterior de dólares, y débitos por 24 mil 185,1 millones de dólares, o sea un saldo en contra de -18.262,3.
Si aplicamos la proporción de 66,2% de peso de la minería en el total de exportaciones, se deduce que sólo en 2007 la minería privada repatrió 16 mil millones de dólares por concepto de utilidades. Si esa situación se extrapola a 2005, 2006 y 2008, los años del ciclo del precio alto del cobre, que por lo demás parece haber terminado, se puede deducir sin temor a equívoco que la exportación de capital de la gran minería del cobre se acerca a los 60 mil millones de dólares, más de tres veces la inversión de estas compañías entre 1974 y 2008.
Un último antecedente que ayuda a dimensionar este crimen de lesa patria.
Hacia 1990, año de inicio del ciclo de gobiernos de la Concertación, Codelco participaba del 90% de la producción de cobre del país. En 2007 esa participación había caído al 28%, frente al 72% de la gran minería privada. Pues bien, con ese 28% de participación, Codelco le dejó al erario nacional algo más de 16 mil millones de dólares, es decir, lo mismo que la minería prívada, con más del 70% de participación.
Modelo primario exportador
El análisis de la cuenta Exportaciones de Bienes de la Balanza de Pagos de 2007, retrata de cuerpo entero el retroceso a la condición de economía primario-exportadora.
Ya está señalado que las exportaciones mineras alcanzaron el 66,2% del total de exportaciones, ascendente a 65 mil 065,1 millones de dólares.
El rubro agropecuario, silvícola y pesquero, del que tanto se jactan los propagandistas del modelo, en términos de diversificación productiva, sólo alcanza a 3 mil 187,4 millones de dólares, o sea, sólo el 4,85%, dentro del cual tiene participación mayoritaria el sector frutícola, con 2 mil 772,4 millones de dólares y una participación del 4,2% del total exportado.
El rubro productos industriales exportó bienes por 18 mil 771,3 millones de dólares, equivalentes al 28,5% de las exportaciones de 2007.
Pero analizada la cuenta, aparece que la abrumadora mayoría de esa producción corresponde a materias primas de escaso valor agregado, altamente demandante sobre el medioambiente y poco intensivas en trabajo.
La composición de esta cuenta arroja los siguientes resultados:
Alimentos, 6 mil 042,4 millones de dólares y un 9,2% del total exportado (dentro de este ítem está la también muy promocionada «industria» salmonera, con exportaciones por 2 mil 168,4 millones de dólares y un 3,3% del total); celulosa y derivados, 2 mil 925,1 millones de dólares y un 4,4%; y forestal y derivados, 2 mil 034 millones de dólares, con un 3,1%.
En el otro extremo de la ecuación, los productos industriales con algún grado de agregación de valor, tales como químicos, metalúrgicos, y maquinaria y equipos, sumó 6 mil 059,5 millones de dólares, es decir, una participación del 9,2% del total de las exportaciones del país.
Privatización con chanfle
Pero estas cifras dejan impávidos a los propagandistas del modelo, las mismas que le ocultan sistemáticamente a la mayoría de los chilenos, a través de su dominio de los medios de comunicación.
La elite neoliberal -política, empresarial y académica- nunca se ha rendido en su empeño de privatizar lo que queda del cobre en manos del Estado.
Como saben que el clima político es hostil, intentan hacerlo mediante tiros por elevación, como es el caso de la modificación del estatuto de Codelco, en lo que se refiere al Gobierno Corporativo.
Con gran aspaviento, el Plan de Estímulo Fiscal, anunciado el 6 de enero pasado por el Gobierno, incluyó una capitalización para Codelco, ascendente a mil millones de dólares. Pero la letra chica agregó: «por vía de indicación al proyecto que moderniza el gobierno corporativo de la empresa».
En suma, un gol de media cancha del equipo de los privatizadores, que tan representativamente encabeza el Ministro de Hacienda, Andrés Velasco.
Esto ya se tradujo en un acuerdo entre la derecha y la Concertación, en virtud del cual ya se aprobó el proyecto de modificación del estatuto de Codelco en la Comisión de Minería de la Cámara. Entre los efectos más inmediatos, esto significa que la derecha instalará a dos de los suyos en el directorio de Codelco, los cuales generarán una nueva mayoría con los representantes del ala neoliberal de la Concertación. Una vez más la cancha queda despejada para los privatizadores, quienes no han dicho una sola palabra sobre el escándalo de Escondida, que tras haberse embolsado 15 mil millones de dólares en el ciclo de altos precios del cobre, acaba de anunciar el despido de dos mil trabajadores. Flor de modelo de «desarrollo».
[1] Datos obtenidos de la Balanza de Pagos que anualmente publica el Banco Central.