Las elecciones de la consulta anticorrupción fue ganada por el pueblo y parecían ocurrir en otro planeta o en un verdadero país en democracia. Fue un día sin corruptos. No había jefes electorales locales a las entradas de los puestos de votación saludando de mano y palmada a viejos, jóvenes y niños, ni sonriendo para […]
Las elecciones de la consulta anticorrupción fue ganada por el pueblo y parecían ocurrir en otro planeta o en un verdadero país en democracia. Fue un día sin corruptos. No había jefes electorales locales a las entradas de los puestos de votación saludando de mano y palmada a viejos, jóvenes y niños, ni sonriendo para las selfis que replican los periódicos, tampoco llegaban buses, camiones, ni chivas cargadas de campesinos, y no se veían grupos tratados como paquetes de mercancías para llevar al puesto de votación. No había policía auscultando a unos y congraciados con otros, ni periodistas de los grandes medios entrevistando a los jefes y sesgando la información.
Esta vez no había filas esperando tamal, lechona o el pago por el voto afirmativo para sus patrones. Era un día de domingo como cualquier otro, no el domingo triste, en el que las destrezas de unos enredan, engañan y hasta hacen cambiar el sentido de un voto en el ultimo minuto. Hoy Colombia estaba alegre, distinta, un día sin corruptos pavoneándose en las calles porque la gente se manifestaba contra ellos, les hacia saber que son indeseables, despreciables, reprochables, miserables. Se votaba contra ellos, contra sus practicas y su manera de esparcir odio y mentir, mientras se apropian de las instituciones, bienes y recursos del estado. Hoy no estaba el rostro de los tradicionales clientelistas y si votaron fue de clandestinos para defender lo suyo creyendo que otra vez saldrían impunes.
El partido de gobierno y la alianza del gobierno en cabeza de AUV el «presidente eterno», perdió la batalla. Los once millones y medio de votantes, sumaron mas que los votos para elegir al presidente. El partido de gobierno traicionó el acuerdo afirmado en el Congreso para respaldar la consulta anticorrupción y en un acto de cinismo y alevosía gracias a ser gobierno constituido, con arrogancia se declaró contrario y patrocino campañas abiertas de falsedades y abstención y descalificó, ridiculizó y estigmatizó, vendió una idea falsa del significado de lo que estaba en juego. El presidente con tono mas prudente pero con similar postura de rechazo encubierto, envió al congreso con su ministra de gobierno un proyecto con temas de la consulta, lo que sirvió para confundir, enredar, dilatar y junto a él, uno a uno los ministros callaron o diplomáticamente «invitaron» a votar pero sin comprometerse con el sí, que era compromiso de campaña y de gobierno. El gobierno hizo lo mínimo, que corresponde formalmente a permitir que ocurriera la votación y ahora le corresponde enfrentar la corrupción, el clientelismo, las falsedades y los obstáculos contra la paz y las garantías a derechos.
Ganó el pueblo colombiano, la gente que con independencia mostró su inconformidad y envía señales de que nada esta perdido mientras decida recuperar su voz soberana, su mandato de poder y también hace saber que esta preparada para quitarle de las manos a las elites el control del estado y las instituciones. También le hace saber al gobierno y a cada uno de los poderes públicos, que su mensaje es directo, que la gente esta cansada de la corrupción y sus corruptos, igual a como un día se cansó de la guerra y esta dispuesta a levantarse y estar en alerta de movilización contra las malas decisiones sean sobre tributos o cualquier otro intento de reducción de derechos.
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