Es preciso concurrir este sábado 8 de diciembre al estadio nacional porque no se trata sólo de un gran acto cultural y político. Es mucho más que eso, es el reencuentro con momentos fundamentales de la historia republicana de Chile. Es la celebración del primer Centenario del Partido Comunista de Chile, el segundo partido más […]
Es preciso concurrir este sábado 8 de diciembre al estadio nacional porque no se trata sólo de un gran acto cultural y político. Es mucho más que eso, es el reencuentro con momentos fundamentales de la historia republicana de Chile. Es la celebración del primer Centenario del Partido Comunista de Chile, el segundo partido más antiguo del país luego del radical y una de las primeras organizaciones del mundo de carácter revolucionario de inspiración marxista. Fue fundado bajo la denominación de Partido Obrero Socialista incluso antes del triunfo de la revolución rusa en octubre de 1917 que dio paso a lo que fuera la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Desde entonces, la contribución de los comunistas chilenos a las libertades individuales y públicas, al establecimiento, respeto y defensa de los derechos humanos, al desarrollo democrático y al cambio de la estructura social en nuestro país, han sido determinantes. Es el único partido político histórico que jamás ha formado parte de un régimen dictatorial, ni ha conspirado contra el orden constitucional ni ha apoyado a dictadura alguna.
Sus formas de lucha han estado determinadas por la situación histórica concreta del país. Ha sido parte de la institucionalidad política, pero cuando el golpismo, la violencia, el militarismo y las dictaduras impuestas por las fuerzas retrógradas y sus aliados han destruido toda forma de democracia, no ha vacilado en combatir en busca de la libertad mediante todas las formas de lucha posibles, incluída la armada. La dignidad, la entrega generosa y su consecuencia, son atributos ejemplares de este partido de los trabajadores chilenos, del que han formado parte además los más ilustres hombres y mujeres de la intelectualidad, la cultura, el arte y las ciencias del país.
Chile hoy está signado por las desigualdades del sistema neoliberal impuesto por Pinochet y mantenido en lo esencial por los gobiernos que han sucedido a la dictadura ; llega el momento de poner atajo a tanto retroceso que los dueños del poder intentan disimular a fuerza de Teletones y desorbitadas campañas chauvinistas en el campo de las relaciones internacionales. Con ellas pretenden ocultar la necesidad del cambio social y político y de paso bajan el perfil a siniestros proyectos como el intento actual de traspasar el desarrollo educacional y científico del país desde el Estado a las grandes empresas, que no otra cosa es la propuesta de pasar Conicyt del ministerio de educación al de economía.
En Chile prevalecen las formas policiales represivas impuestas por la dictadura para sofocar las protestas sociales y los gobiernos han sido timoratos y genuflexos ante el poder militar, lo que no sólo limita la posibilidad de la justicia en materia de delitos de lesa humanidad y asegura impunidad, sino que es una señal sombría hacia el futuro si no se emprende de una vez la indispensable democratización de las fuerzas armadas y de carabineros.
La inmensa mayoría de las chilenas y chilenos está por los cambios. El problema es cómo poner en el centro todo lo mucho que nos une. Ese ha sido siempre el afán de los comunistas. Lo de hoy es llenar ese estadio que nos duele en el alma pero que ha sido también escenario de grandes acontecimientos del pueblo.