El filme francés ‘Venus Negra’, del francotunecino Abdellatif Kechiche escandalizó este miércoles en el festival de Venecia con la cruda historia, encarnada por la actriz cubana Yahima Torres, de una mujer africana del siglo XIX humillada por sus genitales deformados. La triste y verdadera vida de la sudafricana Saartjie Barman, emblema hoy en día de […]
El filme francés ‘Venus Negra’, del francotunecino Abdellatif Kechiche escandalizó este miércoles en el festival de Venecia con la cruda historia, encarnada por la actriz cubana Yahima Torres, de una mujer africana del siglo XIX humillada por sus genitales deformados.
La triste y verdadera vida de la sudafricana Saartjie Barman, emblema hoy en día de la segregación racial, es protagonizada por Torres, quien debuta como actriz con un papel fuerte y difícil, en el que ofrece sin reservas su cuerpo desnudo.
«Si bien el filme exigía escenas crudas acepté porque se denunciaba el racismo que aún existe en el mundo», admitió en una charla con la AFP la joven cubana, de 30 años, quien llegó a engordar 13 kilos para el papel.
Kechiche, autor en el 2007 del encantador ‘Cous Cous’, compite de nuevo en Venecia con la historia de la exuberante ‘Venus hotentote’, que a finales del siglo XVIII viajó desde su África natal hasta la fría Europa, persiguiendo el sueño de la fama como bailarina, pero que terminó vendida y expuesta como un animal de feria, estudiada por sus carnes y extraños genitales.
«Sentí el deber moral de testimoniar el recorrido de esa mujer», reconoció el director durante una conferencia de prensa.
A través de irritantes y repetidas escenas del sórdido espectáculo de circo montado para exhibirla en Londres y París, Kechiche involucra al espectador, al que llama a tomar conciencia de lo que contempla.
«Mirar juntos nos hace sentir menos responsables», advirtió el realizador al denunciar el racismo que aún prevalece en el mundo occidental, en particular Francia, con la expulsión de gitanos.
«Es espantosa esa política. Se usan métodos que recuerdan catástrofes recientes vividas en Europa», dijo.
Con su cuarto largometraje, Kechiche culpa la pasividad y complacencia de todos y cada uno -el espectador del pasado y el actual- ante el ultraje y escarnio público de otro ser por ser simplemente diferente, negro, corpulento o deformado.
En el filme Saartjie es amarrada como una fiera en una jaula, obligada a exhibir sus nalgas voluminosas y a dejarse tocar por el público.
«Es desgraciadamente una historia muy contemporánea», sostiene Kechiche, que describe en 160 minutos la evolución de ese cuerpo, inicialmente joven y vivo, hasta su desgaste, cansancio, abuso y mutilación.
«El acto más bárbaro fue su disección», sostiene el director.
La cinta muestra también la fascinación de los científicos franceses de la época, quienes no sólo violaron su cuerpo tras su muerte, sino que lo conservaron en formol y desarrollaron complejas teorías que «encontraron eco en la aurora del fascismo», explicó Kechiche.
El cuerpo de Saartije Baartman estuvo expuesto en el Museo del Hombre en París y fue repatriado a Sudáfrica tan sólo en 2002 por solicitud de Nelson Mandela, quien lo consideraba un icono de la lucha contra el «apartheid».
Más intimista y experimental es el filme ‘Attenberg‘, de la directora griega Athina Rachel Tsangari, en el que se aborda de nuevo el tema de la muerte.
El jueves proyectan el cuarto filme italiano en concurso, ‘La soledad de los números primos’ de Saverio Costanzo, una adaptación del éxito editorial homónimo.