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Homenaje a Pablo Neruda en el día de su exhumación

Un hombre de palabra

Fuentes: Rebelión

Intervención en el acto político-cultural sobre Neruda celebrado en la Casa del Barrio de Carabanchel (Madrid) el 7 de abril

Buenas tardes amigos y compañeros:

Que gran responsabilidad y honor es la que tengo hoy, al inaugurar este acto en conmemoración a esta figura inconmensurable, a este gigante de las luchas políticas, del espíritu y de las letras, el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma como lo definiera su amigo Gabriel García Márquez, un monstruo del mismo calibre; incomparable con ningún poeta del hemisferio occidental, como lo designó el gran crítico literario Harold Bloom.

Desde antes de salir de la ESO, (Humanidades en Chile) – en 1917 y a los 13 años- en el Liceo de su querido Temuco, ya componía «Entusiasmo y Perseverancia» que incluyó años más tarde en su primera obra, Crepusculario, y ya en 1919, a los 15 años, obtenía su primer reconocimiento en el mundo de la literatura recibiendo un premio, Los Juegos Florales del Maule, con su poema Comunión Ideal o Nocturno ideal. Estamos hablando de un hombre de talento, preclaro, de inteligencia poderosa, pero fustigado al mismo tiempo por las contrariedades de la vida. El fallecimiento de su madre por tuberculosis, a un mes de nacido Pablo, fue sin duda uno de los grandes dolores y pesares íntimos, y una de sus mayores carencias. Pero por esos años de adolescencia, también, conocía a Gabriela Mistral, quien tuvo una gran ascendencia sobre él, y que según varias veces recordó… «Me hizo leer los primeros grandes nombres de la literatura rusa que tanta influencia ejercieron sobre mí».

En 1921, se radica en Santiago para estudiar Pedagogía en francés, en el Instituto Pedagógico de la U. de Chile, y en ese mismo año gana el premio literario de Los Juegos florales de la Primavera, con su trabajo, La canción de fiesta, y ya plena carrera universitaria, publica su primera gran obra, Crepusculario, que es reconocida nacionalmente por sus pares como Hernán Díaz Arrieta, o Pedro Prado. En 1924 le sigue el insigne, Veinte poemas de amor y una canción desesperada. (Me gustas cuando callas porque estás como, ausente), donde se nota claramente también la influencia del modernismo francés y los poetas parnasianos.

En el año 1926, publica su poemario Anillos, y luego Tentativa del hombre infinito, en que intenta por primera vez, una renovación formal y una intención vanguardista, desde el punto de vista del estilo.

En 1927, comienza su carrera diplomática como cónsul de Chile en Rangún, y luego en Sri Lanka y Singapur, Buenos Aires, Barcelona y Madrid, donde finalmente conoce a poetas de la talla de Federico García Lorca y Alberti, y el influjo libertario del surrealismo. En Madrid, Manuel Altolaguirre, le entrega la dirección de la revista Caballo Verde para la poesía, en la que conoce a sus compañeros de la generación del 27.

Neruda prosigue con sus trabajos consulares, poéticos, empapándose de nuevas corrientes y amistades, y publica en Madrid por primera vez, otra de sus obras cumbres, Residencia en la Tierra.

Pero en aquella época España se ilusiona, se compromete con la República, y sufre, lucha, se resiste a las tendencias perversas del fascismo, estalla la guerra civil y Neruda abraza la causa republicana donde perderán la vida muchos de sus amigos políticos y escritores como el mismo García Lorca y Miguel Hernández. En el 37, una vez en Francia, publica «Con España en el corazón» y en ese mismo año regresa a Chile.

En el año 1939, el presidente Pedro Aguirre Cerda, lo designa como cónsul especial para la Inmigración Española donde se transforma en el gran gestor del proyecto del Winnipeg.

Neruda es nombrado, Cónsul general en México, y vuelve a retornar a Chile en el 43. En el 45, se une al Partido Comunista donde también militan dos de sus más férreos rivales literarios, Pablo de Rockha y Vicente Huidobro, con quien protagonizaría ácidas y jugosas rencillas. Ese mismo año es electo senador por Tarapacá y Antofagasta, y ante una grave represión a los mineros de su circunscripción, criticó al presidente González Videla en el Congreso, llamándole «Rata», acusándolo además de ser amigo de los nazis en París, cuando este era embajador de Chile en Francia, de invitar a los oficiales alemanes a fastuosas cenas en la residencia de la embajada, de ocultar los orígenes judíos de su esposa Rosa Markmann para pasar inadvertidos en Europa, de enriquecerse comprando joyas y diamantes a ciudadanos europeos empobrecidos y de vender a Chile a empresas norteamericanas después de la guerra, también de casar a sus hijas con las familias más ricas de Sudamérica. Ese era el nuevo Presidente de Chile. Todo esto lo denunció en su artículo «Carta Íntima para millones de hombres», publicado en el Diario «El Nacional» de Caracas, lo que provocó su desafuero como senador por denigrar a Chile en el exterior y por injurias y calumnias al Primer Mandatario de la nación. No contento con esto, González Videla, convertido ya en tirano, dictará una orden de detención contra Pablo, forzándolo a la clandestinidad en Chile y luego al exilio, acusado de infringir la ley de Seguridad Interior del Estado.

Una vez huido de Chile en larga travesía azarosa en la que cruza Los Andes, y está a punto de morir ahogado vadeando en su caballo el río Curringue a la altura de Futrono, llega en abril del 49 a París, y gracias a su amigo Picasso logra regularizar su situación en Europa. Inicia un largo periplo junto a su esposa Delia, que lo llevará a Checoeslovaquia, Unión Soviética, Polonia, Hungría, Rumania, la República Democrática alemana, La India y México. En la capital mexicana tendrá la oportunidad de reescribir el Canto General, que se transforma rápidamente en un ícono poético para todo el continente sudamericano. El Canto General, compuesto de 250 poemas en quince ciclos Literarios, constituye a juicio del propio Neruda, «la parte central de su producción artística», y al poco tiempo de ver la luz, es traducido a más de diez idiomas.

En 1950, recibe en Varsovia, el Premio Internacional de la Paz, junto con Picasso y Paul Robeson, premio otorgado a Neruda por su poema «Que despierte el leñador». Luego viene el exilio en Italia, en Nápoles y la isla de Capri, junto a la que será su futura esposa, Matilde Urrutia. En Italia publica Los versos del Capitán y Las uvas y el viento, en forma anónima, y en 1952 reciben la noticia de que Neruda ya no es buscado en Chile y en Agosto vuelven al país. En 1958, aparece Estravagarius donde introduce nuevos cambios en su poesía. En el 65, es nombrado Doctor Honoris causa por la Universidad de Oxford, en el 69 es nominado miembro Honorario de la Academia chilena de la lengua, y ese mismo año el partido lo nomina como precandidato a las elecciones presidenciales, pero renuncia en favor de Salvador Allende que se convierte en el candidato único de la Unidad Popular. En el 71, es nombrado Embajador en Francia por el gobierno popular, y en octubre de ese año le es concedido el Premio Nobel de Literatura. Su última aparición pública fue en Diciembre de 1972, donde el pueblo, como lo hacemos hoy, rinde tributo al vate del pueblo en el Estadio nacional.

En septiembre de 1973, la casa de Neruda fue saqueada durante los días que siguieron al Golpe de estado, sus libros quemados, sus recuerdos destruidos.

El 23 de septiembre a las 22:30 hrs. Neruda moría en la Clínica Santa maría de Santiago, y pocos días después el pueblo de la capital chilena le rendía agradecido un último tributo en el Cementerio general, ya en medio del terror y el caos.

Casi todo ha sido dicho sobre Neruda, genio, hombre de mundo, sibarita, luchador incansable e insobornable. Mañana exhumarán sus restos y quizás conozcamos realmente las razones de su muerte.

Desde esta tribuna podríamos aportar solamente una pequeña paradoja: Neruda nos gusta porque nunca calla y siempre está presente.

Muchas Gracias.