Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Pienso a menudo en Edward Said, especialmente, pero no sólo, cuando leo algo acerca de los sórdidos acuerdos en los que está inmersa la OLP con Israel y sus patrocinadores estadounidenses. Echo mucho de menos la impetuosidad y la justa indignación de Edward. No hubiera querido saber nada de los pequeños y estériles bantustanes que la OLP quiere aceptar y habría destruido moralmente a los apologistas de tales planteamientos o a esos intelectuales compañeros de viaje que piensan que defender la idea de una Palestina laica significa permanecer en silencio sobre el embargo de EEUU y la UE contra Hamas y que, exhaustos por años de lucha y por el talonario de generosos cheques de alguna ONG corrupta, están anhelando avenirse con el enemigo casi a cualquier precio.
Ya en sus últimos escritos, Edward Said había apoyado la idea de un estado único en Israel-Palestina y la ruptura con la corrupción y bancarrota de la OLP. Es posible que no estuviera de acuerdo con todos los puntos y comas del magistral trabajo de Mearsheimer y Walt «The Israel Lobby» (*), pero habría aplaudido su publicación con fuerza al haber logrado romper un tabú sagrado. En los malos tiempos que corren, se echa mucho de menos su voz.
Está fuera de cualquier duda que Said era un opositor implacable al proyecto sionista y a las políticas imperiales de EEUU, pero no se oponía de forma mecánica a todas las cosas estadounidenses. Amaba Nueva York. Era su hogar y conocía bien la ciudad y para él no era un asunto baladí. A menudo hablaba de la ciudad con gran pasión y humor.
Los colegas de Edward en la Universidad de Columbia solían referirse a su amplio despacho como «Cisjordania» y él apreciaba el buen humor. Cuando visitaba Gran Bretaña o Francia se entusiasmaba con algunos aspectos (por ejemplo, con la historia intelectual de Francia). Era un turista inquisitivo, un bon vivant que encajaba bien en la descripción de Edward Gibbon de persona que posee «una virtud que puede rayar en el vicio; el temperamento flexible que puede adaptarse a cada estilo de sociedad, desde un palacio a una cabaña; y un caudal de alegría que puede divertir y divertirse en cualquier compañía y situación».
Edward se involucraba apasionadamente con las ideas contemporáneas pero, a diferencia de algunos de sus admiradores, no trató de compensar el vacío de un agujero construyendo una cúpula hueca sobre él para enmarcar y agrandar el original. Al mismo tiempo, no fue una de esas personas que sienten que el siglo XX había errado al dar demasiada importancia al intelecto y a la razón, a la convicción y al carácter.
Hemos cometido errores horribles, la civilización occidental perpetró múltiples crímenes en el Congo y el judeocidio de la II Guerra Mundial, haciendo que la opinión pública occidental, que lamentó tardíamente el genocidio, se muestre ahora indiferente ante los sufrimientos palestinos. En algunos momentos, con un humor melancólico y sintiéndose más inseguro de lo habitual, necesitaba que le aseguraran de nuevo que merecía la pena hacer lo que estaba haciendo. Los tributos posteriores le habrían procurado gran alegría.
El mejor modo de honrar su memoria es preservar una feroz independencia frente a los despotismos de cualquier clase, sin importar que aparezcan revestidos con el uniforme de la democracia o se dediquen a someter a la gente apaleándola con un bastón de mariscal de campo.
N. de la T.:
(*) Sobre el libro de Mearsheimer y Walt «The Israel Lobby«, puede consultarse en Rebelión el epígrafe « ¿Lobby israelí o «configuración del poder sionista»?» del artículo de James Petras «El abrazo del oso». Enlace: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=58993
Tariq Ali es un escritor, director de cine e historiador de origen pakistaní que reside actualmente en Londres. Escribe habitualmente para The Guardian, CounterPUnch, London Review of Books, Monthly Review, Z Magazine… Es también asesor del canal de television Telesur. Su Nuevo libro «Pirates of the Caribbean: Axis of Hope», ha sido publicado por Verso. Puede contactarse con él en: [email protected]
Enlace con texto original en inglés:
http://www.counterpunch.org/tariq12242007.html