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Un inquietante silencio en un momento definitivo para la paz mundial y una voz poderosa de los «nadies» que se alza

Fuentes: Rebelión

Para finalizar el reciente debate llamado «conversaciones de país» que organizó la Cadena Caracol  con los y las candidatas en la consulta interna presidencial del Pacto Histórico el pasado 19 de febrero, se les interrogó con una docena de preguntas lapidarias donde debían aprobar, reprobar o abstenerse de contestar y en efecto así lo hicieron con algunas de las preguntas, como al parecer es lo normal en épocas pre-electorales donde los y las aspirantes guardan recato frente a temas sensibles para los electores, mucho más,  si se trata de opinar abiertamente sobre aspectos puntuales, que a pesar de ser coyunturales- puedan desnudar diferencias conceptuales, ideológicas y políticas con sus propios compañeros de coalición.

En ese contexto, me impactó la abstención de Gustavo Petro a pronunciarse frente a la siguiente pregunta concreta: debe salir Colombia de la OTAN? Ante un tema tan delicado y de primerísimo orden mundial, donde en estos momentos está en juego la vida en la Tierra, en esta demencial guerra que fomenta el imperio norteamericano con sus aliados europeos de la OTAN contra Rusia, esperaba una respuesta contundente, que explicara de paso, el gravísimo error que significa para Colombia, estar adscrito como „socio global“ desde 2018 a semejante organismo que simboliza la „potencia mundial de la muerte“.  No podía entender que en este preciso momento, se abstuviera de estar en contra de dicha fuerza criminal del imperialismo que está llevando al planeta al borde de la destrucción. No escuchamos al político pacifista, al humanista brillante que propone reiteradamente la necesidad de que Colombia se convierta en una „potencia mundial de la vida“. Enmudeció la voz que cotidianamente, en su elocuencia argumental ofrece caminos de paz y un sinnúmero de propuestas alternativas para desarrollar esa potencialidad, y que debido a esa elocuencia, su programa político ha conseguido un innegable apoyo masivo del pueblo colombiano, que muy seguramente lo elegirá en mayo como el próximo presidente del país. Esta abstención puntual, en mi opinión,  se convierte en un apoyo silencioso, desafortunado y contradictorio a lo que su acostumbrado valiente y bien hilado discurso combate: la guerra. Pensé que era la oportunidad que tenía de manifestarse como un auténtico estadista de talla mundial en contra de una guerra que puede llevar a la destrucción de la vida en el planeta Tierra. Una gran contradicción que se complementa con su respuesta negativa a otra pregunta concreta que les formularon: debe salir Colombia de la OCDE? Esta otra institución que defiende los intereses económicos de esas mismas potencias que impulsan militarmente la hegemonía imperial. Es decir, cuál es el cambio que llevaremos a cabo en la perspectiva de la política internacional colombiana, si de antemano se infiere que continuaríamos alineados con dos proyectos en los que el establecimiento colombiano se ha empecinado en ir de la mano con los destructores de la paz mundial, de los expoliadores de Nuestramérica, de nuestros territorios, con los que masacran nuestros pueblos?

Como militante del Partido Comunista Colombiano y de la Unión Patriótica, que tanto en Colombia como en el exterior junto al movimiento de exiliados e inmigrantes apoyamos el proyecto del Pacto Histórico, me opongo radicalmente a esta sumisión a los organismos que soportan los poderes económicos y militares del imperialismo que hoy tienen en vilo a la Humanidad y a todos los seres vivos. Por mi parte, por la convicción de la necesaria unidad contra el fascismo criollo, contra el gangsterismo estatal y contra los clanes del narcotráfico incrustados en las instituciones y porfiando en una casi  „desesperada“ esperanza como otro frente alternativo en el presente de las luchas sociales de los oprimidos, que nos permita avanzar sin tener al frente un estado represor enemigo del pueblo, hacia los cambios estructurales que nos lleven a una verdadera transformación social, económica y política del país y así mismo, sin dejar de insistir en la necesaria búsqueda de la  integración continental de Nuestramérica, votaré en la consulta presidencial del Pacto Histórico por Francia Márquez, quien coherentemente respondió que Colombia sí debe salir de la OTAN. Y más allá de esta respuesta puntual pero muy significativa, me parece  que es muy importante su pre-candidatura porque representa a las mujeres víctimas del patriarcado y del Terrorismo de Estado colombiano; porque se ha jugado la vida por su (nuestra) gente de los grupos étnicos excluidos, afrodescendientes y pueblos ancestrales amerindios, expoliados, desplazados, asesinados y perseguidos en sus propios territorios, porque además ha marchado y sus propuestas están siempre junto al campesinado y a favor de todas las clases empobrecidas, marginadas y explotadas de Colombia. También es necesario destacar su participación activa en el reciente paro nacional  del 2021 junto a la juventud de nuestras barriadas y el valor de lo que significa que sea la única pre-candidata presidencial de todas las coaliciones, no solamente del Pacto Histórico, que se reclama orgullosamente como parte de ese movimiento insurreccional que por su valentía, dignidad, creatividad y heroica combatividad a pesar del terrorismo de Estado del genocida Duque acicateado por su patrón Uribe, resistió y sigue resistiendo. Porque acompañó y persiste al lado de esa juventud aguerrida que despertó en tantos corazones y mentes adormecidas de nuestra patria, la solidaridad de clase y la necesidad de construir poder popular, por eso, finalmente apoyo decididamente a Francia Márquez, quien no solamente es esa mujer valiente que con inmensa dignidad representa la lucha de los „nadies“ como ella misma lo expresa, sino que es la encarnación real y simbólica de la lucha contra el supremacismo blanco y patriarcal que ha detentado el poder no solo en Colombia sino en toda Nuestramérica, desde la colonia.

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