De la zona veredal transitoria de normalización Héroes de Marquetalia, situada al sur del Tolima, cerca del lugar donde nacieron las FARC hace 53 años, desertaron en estos días tres muchachas. Sus nombres en filas eran Paula, Mónica y Maira. Lo curioso es que las tres fueron a presentarse a la base militar de Planadas, […]
De la zona veredal transitoria de normalización Héroes de Marquetalia, situada al sur del Tolima, cerca del lugar donde nacieron las FARC hace 53 años, desertaron en estos días tres muchachas. Sus nombres en filas eran Paula, Mónica y Maira. Lo curioso es que las tres fueron a presentarse a la base militar de Planadas, el municipio más cercano.
Que las guerrilleras desertadas se encontraban en ese lugar fue conocido por información suministrada por los delegados del gobierno en el Mecanismo de Monitoreo y Verificación local. Pese a ello, estas personas se opusieron a que así quedara consignado en el informe de rutina que elabora diariamente el mecanismo para su instancia superior.
Por su parte, el coronel Martínez, del Mecanismo de Monitoreo y Verificación regional, a leguas del sitio de las deserciones, le comentó rápidamente a Jeferson, el delegado nuestro en esa instancia, que de la zona se habían desertado tres muchachas y que se habían presentado en la base de Planadas. A la hora de su comentario era muy dudoso que las desertoras hubieran llegado allá.
De lo dicho por los delegados oficiales en los dos mecanismos de monitoreo y verificación se puede deducir que desde antes de producirse la presentación, ellos ya sabían que las desertoras acudirían a la mencionada base. Los camaradas de la dirección de la zona decidieron convidar al padre de Paula, una de las desertoras, habitante de la región, para informarlo del hecho.
Servando, como se llama el señor, llegó a la zona veredal en compañía del Presidente y el Vicepresidente de la Junta de Acción Comunal donde habita. De la conversación con él se concluyó que se acercaría a dicha base a objeto de averiguar por la situación de su hija. Para que no fuera solo se acordó que convidaría al corregidor y al párroco de Gaitania.
En la base los atendió el mayor de apellido Méndez, quien con su actitud les dio a entender que ya conocía el motivo de su visita. Les informó que efectivamente las tres muchachas se habían presentado temprano, pero que ya no se encontraban allí, sino que habían sido trasladadas a Ibagué. Servando, muy preocupado, le pidió información sobre el modo de contactarlas.
El mayor marcó en su presencia varios números en su teléfono, sin obtener respuesta alguna del otro lado. Finalmente aseguró que lo mejor era que se presentaran a Ibagué personalmente. Aquello generaba desconfianza, en el mecanismo de monitoreo local algunos militares aventuraron que las muchachas debían hallarse en Chaparral. Todo sonaba extraño.
De buena fuente se sabía que a las ocho de la mañana las desertoras se encontraban en la base. No había transcurrido el tiempo suficiente para que estuvieran en Chaparral o Ibagué. Más tarde Servando recibió una llamada en su teléfono. Del otro lado le dijo una voz masculina que le iba a pasar a alguien que le alegraría la vida. Enseguida escuchó la voz de su hija.
La muchacha, de manera breve, le dijo a su padre que se encontraba bien. Y que más tarde volvería a llamarlo, porque por ahora no podía hacer llamadas. En cuanto colgó, Servando vio el número 320 849 8580 en el registro de llamadas, así que ahora llamó él. Quien respondió lo saludó por su nombre, dijo llamarse Mario y agregó que le marcaría cuando estuviera con su hija.
Servando llamó a la Defensoría del Pueblo en Ibagué e informó el caso que le sucedía. También realizó gestiones a fin de entrevistarse con la delegada de derechos humanos de la ONU, a objeto de informarla y obtener ayuda. Cuando por fin se produjo el encuentro de la funcionaria de Naciones Unidas con Servando, la actitud de este los desconcertó a todos.
Sencillamente se había presentado para manifestar que no pensaba molestar más, que no iba a buscar a la hija ni a nada, por cuanto había recibido una llamada de ella en la que le había dicho que si de verdad la quería no la buscara más. Aparte de su decisión de no realizar ya ninguna otra gestión, era notorio que su preocupación del día antes había desaparecido.
El relato anterior, completamente verídico, semeja el guion de una serie de esas que el Ejército Nacional presentaba por la televisión a fin de desprestigiar a las FARC. Varios indicios señalan que al menos un par de los muchachos concentrados en la zona veredal Héroes de Marquetalia se relacionan telefónicamente con los servicios de inteligencia militar.
Allí debe haber gato encerrado, como dice la gente. A lo anterior cabe añadir otro hecho que resulta muy sospechoso. Una semana atrás aparecieron en Gaitania unos panfletos con la firma de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, mediante los cuales se advierte a la población que tienen en mente llevar a cabo una labor de limpieza en la localidad.
A las 18:30 horas de ayer 3 de mayo, un ciudadano de Gaitania resultó gravemente herido tras recibir varios disparos de parte de un desconocido. El agresor, un hombre alto y delgado vestido de negro, de acuerdo con testigos que lo siguieron tras el hecho, emprendió la huida por un cafetal en dirección a la base militar ubicada en Tolú, un sitio de Gaitania.
Para sorpresa de la dirección de la zona veredal Héroes de Marquetalia, que está ubicada a unos veinte minutos de Gaitania, los miembros gubernamentales del Mecanismo de Monitoreo y verificación local sostuvieron que el agresor huyó en dirección a la zona veredal y exigieron que se autorizara el ingreso a ella de una patrulla policial en busca del pistolero.
Si se sopesan los anteriores hechos, salta a la vista que existe un interés predeterminado de enrarecer el ambiente en torno a esta zona veredal. Recordamos ahora que un medio de difusión nacional divulgó en días pasados los audios en los que desde el Batallón 21 Vargas con sede en Granada, Meta, personal del Ejército promovía la deserción de las unidades guerrilleras.
Ya desde el cónclave realizado en Cartagena a fines de marzo, las FARC pusimos en conocimiento del señor Presidente Juan Manuel Santos este tipo de maniobras, incomprensibles a la luz de los Acuerdos firmados para la Terminación del Conflicto y del cumplimiento de un cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo entre las FARC y el Estado colombiano.
Somos testigos del rechazo a este tipo de actos por parte del señor Presidente, así como de su disposición de ponerle mano de manera inmediata a una práctica que revela el interés soterrado de algunos mandos militares en poner zancadillas al proceso de paz en curso. ¿Por qué el empeño en incentivar deserciones con promesas de dinero cuando está pactado el fin del conflicto?
Por medios y las redes puede reconocerse la irracional ofensiva de los sectores de ultraderecha, enemigos de los Acuerdos de La Habana y de la paz y reconciliación para Colombia, contra el proceso de dejación de armas y reincorporación de las FARC a la política legal. No abrigamos dudas de que esos sectores están detrás de hechos tan lóbregos como los descritos.
Un incidente de última hora vuelve a llamar la atención sobre lo dicho. En la mañana de hoy se presentó un camión, con chofer y ayudante, a dejar material logístico en la zona Héroes de Marquetalia. El aspecto de este ayudante llamó la atención de los mandos de la guerrilla, que procedieron a interrogarlo con los mejores modales.
Se trataba de un policía vestido de civil, Jorge Rivera, patrullero adscrito al distrito 2 de Campo Alegre, Huila, sub estación Silvania, cuyo mando es el sargento Edier Bermeo Chavarro. Tiene 7 años en la Policía y portaba la C.C. 1113306907 de Sevilla, Valle. Los muchachos tomaron una fotografía de él antes de que regresara en el camión. ¿Qué misión cumplía y por qué? ¿Qué significa esto?