En Colombia, donde más de un millón de niños trabajan, el problema es generado por la pobreza y se agrava por el conflicto armado, coinciden responsables del tema con ocasión de conmemorarse el viernes el día internacional contra el trabajo infantil. Por la naturaleza clandestina de esa situación, las cifras difieren: el estatal Instituto de […]
En Colombia, donde más de un millón de niños trabajan, el problema es generado por la pobreza y se agrava por el conflicto armado, coinciden responsables del tema con ocasión de conmemorarse el viernes el día internacional contra el trabajo infantil.
Por la naturaleza clandestina de esa situación, las cifras difieren: el estatal Instituto de Bienestar Familiar (ICBF) indica que 787.000 niños laboran, pero la Organización Mundial de Trabajo (OIT) advierte que a ello hay que agregar 841.733 menores que cumplen esas funciones en los hogares.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la principal organización sindical del país, retoma las cifras y asegura que en Colombia laboran 1.628.300 niños, entre los 5 y 17 años.
Más allá de los datos, el ICBF, en conjunto con organismos internacionales como Unicef, dirige sus esfuerzos prioritarios a erradicar «las peores formas de trabajo infantil».
Esa categoría, definida por la OIT, se refiere a la vinculación de los niños a la guerra, el narcotráfico y la explotación sexual; en tanto que Colombia tiene «trabajos prohibidos» para los niños en la minería artesanal y la agricultura comercial.
La urgencia de prevenir y erradicar las peores formas de trabajo infantil será el principal llamado que hará el ICBF este viernes con ocasión del día mundial contra el trabajo infantil.
«En Colombia, el trabajo infantil es producto de la pobreza y la falta de empleo para los adultos, situación agravada por el conflicto armado», dijo a la AFP Jorge Albín, director del Departamento Juventud y Niñez de la CUT.
«La violencia es otro fenómeno que genera trabajo infantil, como producto del desplazamiento, y se manifiesta principalmente en la mendicidad, las ventas de productos en los semáforos y hasta el sicariato infantil», agregó Albín.
En efecto, según reconocen instituciones gubernamentales y privadas que trabajan por la infancia, el conflicto armado interno incide «directamente e indirectamente», como lo señaló Liliana Obregón, coordinadora nacional del programa para la erradicación del trabajo infantil de la OIT.
«Claramente se ve agravado el problema por el conflicto armado», dijo Obregón a la AFP, y explicó que esa expresión se manifiesta principalmente en la presencia de menores desplazados en el comercio callejero.
«Las familias desplazadas se ven muchas veces obligadas a que los niños busquen algún dinero para la supervivencia, dado que debido a la situación han dejado la escuela», explicó Albín, tras destacar que eso también empuja a la prostitución infantil.
Igualmente el conflicto ha generado el reclutamiento de menores de 17 años, especialmente por las guerrillas izquierdistas.
«No hay una cifra cierta, pero los estimativos oscilan entre 5.000 y 8.000», señaló Obregón, tras manifestar que el conflicto representa un «círculo vicioso» para el trabajo infantil en Colombia.
Aunque tampoco se tienen cifras ciertas, se sabe que la mayor parte de las ocupaciones laborales infantiles se atienden en el campo, mientras que en las ciudades un 35% de los menores que laboran, lo hacen por «gusto» para atender sus necesidades personales.
De acuerdo con la OIT, el trabajo infantil en América Latina está altamente ligado al desarrollo económico y social del país, por lo que Colombia presenta cifras más altas que las que se registran en Brasil, Argentina y Chile, pero por debajo de Bolivia y Perú.