El 25 de septiembre de 1973 tuvo lugar un hito fundamental en la historia reciente de Chile. Ese día, el país andino, que acababa de sufrir la pérdida de su democracia a manos del sangriento golpe de Augusto Pinochet, despedía al que tal vez haya sido el más ilustre de sus hijos, el príncipe de […]
El 25 de septiembre de 1973 tuvo lugar un hito fundamental en la historia reciente de Chile. Ese día, el país andino, que acababa de sufrir la pérdida de su democracia a manos del sangriento golpe de Augusto Pinochet, despedía al que tal vez haya sido el más ilustre de sus hijos, el príncipe de los poetas Pablo Neruda. Pero al contrario de lo que pudiera parecer, la muerte de Neruda no marcaba para Chile tan sólo el fallecimiento de un poeta universal, sino que las circunstancias en que se desarrolló el funeral, convirtieron el acto en la primera acción de resistencia de un pueblo que había visto liquidar a sangre y fuego todas las esperanzas que se habían depositado en el gobierno de la Unidad Popular.
Esa mañana, el cuerpo sin vida del poeta se dirigió al cementerio general acompañado de unas pocas personas, que casi de incognito, se dispusieron a enterrar silenciosamente a Neruda. Pero para sorpresa de todos -incluidos los periodistas extranjeros que cubrían el acontecimiento-, aquello no fue así, ya que en el camino, centenares de chilenos vencieron el miedo sumándose espontáneamente a la despedida, ignorando la prohibición de actos públicos que había decretado la dictadura. El camino al cementerio se convirtió así en toda una manifestación, una manifestación pública de fidelidad al gobierno derrocado por la fuerza de las armas, y de reconocimiento a uno de sus artífices, el comunista Pablo Neruda. A los desgarradores gritos de ¡Camarada Pablo Neruda!, los manifestantes respondían con ¡Presente, ahora y siempre!, delante de unos soldados desafiantes que recordaban en todo momento quien mandaba en Chile. La gente no se amedrentó y contestaba a aquellas amenazas recitando versos de «España en el corazón», o con el clásico ¡El pueblo unido jamás será vencido!, llegando en un momento dado a entonarse incluso el himno de La Internacional.
Desde luego los chilenos no despidieron ese día tan sólo a un hombre cuya obra ha marcado para siempre la historia de la literatura universal. Neruda era un mito. Todo un mito que tuvo una vida fascinante, y que por lo tanto sería objetivo de multitud de obras biográficas de desigual calidad, dirigidas a un público que demandaba saber todo sobre él. Hacer biografía -al menos hacerla bien- no es tarea sencilla desde luego, pues fácilmente el autor , no siempre preparado en labores de investigación, cae en la tentación de acabar redactando hagiografías que poco o nada tienen que ver con la realidad que sucedió. La historia no la hacen nunca los grandes hombres, por mucho que la historia evenemencial haya calado en nuestra sociedad, y es por eso que la biografía se ha convertido más en trabajo de periodistas que de historiadores.
Mario Amorós, especialista en ambas disciplinas, ha publicado recientemente su obra «Neruda, príncipe de los poetas», aunando una vez más historiografía y periodismo para acercarnos a un personaje, apoyándose en una vasta investigación basada en numerosas fuentes primarias inéditas conseguidas en archivos chilenos, españoles, suecos y rusos. Amorós, ha descubierto en su tarea documentos de extraordinario valor, que no sólo servirán para conocer la vida de Neruda, sino que también podrán contribuir a la construcción de otros acontecimientos de la historia. Así, cartas inéditas como las que escribió Miguel Hernández desde la cárcel al embajador de Chile, o el documento oficial del Ministerio del Interior chileno reconociendo la posibilidad de que Neruda hubiese sido asesinado, abrirán a buen seguro nuevas posibilidades a futuros historiadores encargados del estudio de cuestiones tan dispares como la diplomacia o la represión en países como Chile o España.
El cuidadoso trabajo de Amorós nos sumerge en Pablo Neruda en su dimensión humana, política y literaria, en una síntesis biográfica de indudable valor. Alejándose de lo meramente anecdótico, el autor consigue explicar la vida del poeta desde su nacimiento en Parral como Neftalí Reyes Basoalto hasta su trágica muerte en Santiago en 1973. Amorós recorre la infancia de un Neruda huérfano de madre entre las lluvias de Temuco, y narra sus peripecias como diplomático y poeta en Asia, Argentina o España. Nos acerca el autor también a sus amores, obras literarias, su trayectoria política, su relación con la extinta Unión Soviética, o la consecución del Premio Nobel que le otorgó la Academia Sueca en 1971.
Sobre nuestro país, Amorós describe la amistad que mantuvo Pablo Neruda con otros destacados poetas como García Lorca, Rafael Alberti o Miguel Hernández, para inmediatamente introducirnos al protagonista de su trabajo en su faceta más política, la de ese Neruda comprometido con la causa española tras el estallido de la Guerra Civil. Amorós trata en este punto cuestiones como la extraordinaria odisea del Winnipeg que el poeta organizó para llevar a republicanos españoles a su país, prestando además también especial atención a la edición de su poemario «España en el corazón», descubriéndonos con ello algunas cuestiones hasta ahora desconocidas de nuestra propia historia.
El libro reserva su última parte al episodio de su vida que hoy está levantando mayor polémica: sus últimos días. En esas páginas, Amorós no se limita a describir el sufrimiento que vivió el poeta tras el golpe de estado que acabó con el sueño socialista de la Unidad Popular, sino que también trata su misteriosa muerte, revelando nuevos e importantes datos que apuntan a la posibilidad de que Neruda hubiese sido asesinado. El autor, prudente en todo caso, no se aventura a afirmar o negar esa posibilidad, consciente de que el interrogante será muy probablemente resuelto en los próximos meses por la justicia chilena y el equipo científico internacional que se encargará de dar una versión definitiva de lo sucedido.
En definitiva, la voluminosa biografía de Amorós sobre uno de los mayores representantes de la literatura universal, ha llegado para convertirse en obra de referencia. Al método empleado, el exquisito rigor y el empleo de numerosas fuentes inéditas, es necesario unir la capacidad que demuestra el autor para hacer accesible su trabajo a todo tipo de público. Así, «Neruda, el príncipe de los poetas», es ese tipo de libros extraños que son aptos tanto para estudiosos y especialistas, como para personas que simplemente desean acercarse a la vida de Neruda. Un Neruda apasionante que hoy conocemos mejor gracias al tesón de Mario Amorós.
NERUDA, EL PRÍNCIPE DE LOS POETAS (EDICIONES B), DE MARIO AMORÓS.
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