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«Un pájaro sólo puede crecer con su propio plumaje»

Fuentes: Diagonal

La literatura africana tiene varios retos entre los que están salir de las estructuras coloniales y reforzar la oralidad que la define.

Del 21 al 25 de septiembre tuvo lugar en Santa Cruz de Tenerife la tercera edición del Salón Internacional del Libro Africano (SILA), que reunió a más de 75 escritores, editores y gestores culturales provenientes de África o relacionados con el continente. Las jornadas han permitido al público conocer, superando los estereotipos, los prejuicios y las simplificaciones, la situación actual en el continente, tanto a nivel literario y cultural como también social (no faltaron las múltiples críticas a las antiguas metrópolis por su responsabilidad en los conflictos de la zona), y acceder también de manera directa a libros editados en esos países.

La iniciativa surge, como se indica desde la organización, porque «no podemos conformarnos con el aislamiento, ni cultural, ni empresarial, sino que debemos aprovechar nuestro propio posicionamiento geográfico y utilizarlo como punto de encuentro de varios continentes, cuyos actores están en continuo movimiento, gestando una multiplicidad de relaciones entre las cuales, sin lugar a ninguna duda, están las culturales, que fomentan el intercambio y el conocimiento común y la cooperación».

Entre las diferentes actividades desarrolladas (incluido un ciclo de cine africano), recabaron una destacada atención las dedicadas a las mujeres escritoras, cuya producción se ha multiplicado en los últimos años. En ese sentido, la mozambiqueña Paulina R. Chiziane reveló que «si hablamos de mujeres, existen abundantes prejuicios. Pero si leo un libro traído por los europeos, encuentro una mujer más oprimida y más sufrida que la africana». Por su parte, la angoleña Aida Gomes puntualizó que «todo escritor realiza un camino de búsqueda de identidad, y ser mujer es parte de ello». No obstante, Gomes criticó que «existe una falta de sensibilidad de los africanos con su propio pueblo».

En el ámbito de la recepción, se resaltó la importancia de la oralidad, «que se sigue creando y perpetuando», según la editora marroquí Beatrice Lalinon, algo en lo que coincidieron los participantes, y que se demostró en las variadas lecturas de sus obras que tuvieron lugar a lo largo de los distintos días del Sila. En ese terreno, además, se destacó el papel de la mujer, de la madre, como agente en ese mecanismo de transmisión cultural.

La duda y el desaliento

En los diversos debates y diálogos se incidió en el papel de la colonización aún presente en el continente, incluido el nivel cultural. De este modo, se mostró cómo existe mucha literatura escrita por africanos que utiliza el modelo europeo. Así, Chiziane explicó que «los libros que se producen en África aún hoy tienen el cuño del pensamiento europeo. La mayoría de las publicaciones africanas no reflejan el pensamiento africano».

En ese sentido, según se indicó en numerosas ocasiones, uno de los problemas fundamentales en el desarrollo de las literaturas africanas reside en la lengua. Como explicó el senegalés Seydou Nourou, la mayor parte de la población africana no habla inglés o francés, y no se escriben apenas periódicos en idiomas locales. Sin embargo, se sigue escribiendo mayoritariamente literatura en esas lenguas coloniales. De hecho, hasta 1993 no se publicó la primera novela en wolof, el idioma propio de Senegal. Al respecto, se produce una fuerte tensión interna dentro de los propios escritores, que manifestaron su contradicción.

Con todo, el senegalés Boubacar Boris Diop resolvió que «todo ese debate tiene que ver con la cuestión de la oralidad. No se trata tanto de escribir en wolof o francés, sino cómo se habla». Según escribe este mismo autor en su fundamental África más allá del espejo (Oozebap, 2009), «nadie está tan carcomido por la duda y el desaliento como el autor africano. Dirigiéndose en un idioma extranjero a un público demasiado ocupado para que le apetezca leer sus libros, suelen tener la sensación de predicar en el desierto». Además, añadió en una de sus intervenciones: «Somos conscientes de la pérdida, porque utilizamos una lengua extranjera, y se combina con una angustia interior, puesto que perdemos sentido al no poder expresar deseos y sentimientos. Por tanto, nuestra cultura peca de carencias».

Al respecto, Beatrice Lalinon analizó el proceso por el cual, a nivel literario, en un principio, desde fuera, conforme a parámetros externos, se ha ido valorando lo bueno y lo malo hasta que, más tarde, «por fin los propios africanos han comenzado a valorarse a sí mismos, a formar parte de los comités de lectura de las editoriales y a publicar a autores africanos». Y concluyó: «como se dice en mi país, un pájaro sólo puede crecer con su propio plumaje».

El circuito de distribución

También existe la circunstancia del poder adquisitivo, que no se destina a comprar libros. Esto se agrava con el hecho de que los volúmenes viajan a Francia, se editan allí y son exportados a los países de origen de sus autores. Es más, «para encontrar en África libros de países vecinos, del mismo continente, hay que buscarlos en Europa», resaltó la editora senegalesa Aminata Sy. Por eso, explicó, «se tienen que aplicar medidas estatales para favorecer el libro: subvenciones para abaratar o lograr la gratuidad, el fomento de bibliotecas, el desarrollo de programas de alfabetización -para crear futuros lectores-, etcétera».

En ese ámbito de la recepción, también se precisó la escasez de canales de difusión, de librerías y de editoriales, en países como Mozambique, Senegal (país invitado en esta edición) o Sudáfrica. Además, se hizo público elmanifiesto internacional a favor de la bibliodiversidad, a cargo de la Alianza Internacional de Editores Independientes (entidad sin ánimo de lucro nacida en 2002 y que está formada por 85 editoriales y colectivos de editores provenientes de 45 países), y se matizó que la bibliodiversidad resulta fundamental para garantizar la fortaleza cultural y el pensamiento crítico de los pueblos. Con todo, al mismo tiempo que se planteaban iniciativas que están tratando en la actualidad de salvar esas dificultades, Paulina R. Chiziane señaló que «normalmente, el discurso africano es de lamento. Sin embargo, en África queda por descubrir todo».

«Queremos dar a conocer la diversidad lingüística»

Conversamos con Ángeles Alonso, codirectora del Salón Internacional del Libro Africano (SILA).¿Existe interés por la literatura africana en España? Yo creo que de momento no mucho. Creo que la literatura africana está bastante olvidada y relegada y pienso que, aunque existen muy buenas editoriales que promueven y difunden esta literatura, después no logra alcanzar una cuota de mercado, un interés en la sociedad. ¿Cómo contribuyen los encuentros del SILA y las traducciones que se apoyan desde aquí al desarrollo de las lenguas nativas de África? Uno de los objetivos del Salón Internacional del Libro Africano siempre ha sido el de promover y el de contribuir a dar a conocer la diversidad lingüística y poder poner en contacto a los agentes que constan ahí para que puedan ellos trabajar. Nosotros lo que queremos poner en marcha es un sistema de traducción para que aquellas obras que se han escrito originalmente en sus lenguas maternas puedan ser traducidas a otros idiomas, sea en castellano, en inglés o en francés.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Un-pajaro-solo-puede-crecer-con-su.html