El diplomático mexicano Andrés Valencia se entrevistó en una prisión colombiana con Francisco Galán, uno de los dirigentes de la organización guerrillera Ejército de Liberación Nacional (ELN), encuentro que parece reabrir las esperanzas de un proceso negociador en Colombia, el cual fue alejado por las políticas internas «duras» compulsadas por el presidente ese país, Álvaro […]
El diplomático mexicano Andrés Valencia se entrevistó en una prisión colombiana con Francisco Galán, uno de los dirigentes de la organización guerrillera Ejército de Liberación Nacional (ELN), encuentro que parece reabrir las esperanzas de un proceso negociador en Colombia, el cual fue alejado por las políticas internas «duras» compulsadas por el presidente ese país, Álvaro Uribe.
El encuentro entre Valencia -un enviado del presidente mexicano, Vicente Fox- y Galán se llevó a cabo el miércoles en una prisión de alta seguridad y fue calificado de «cordial» por el diplomático.
«Fue un encuentro muy cordial en el que se exploraron alternativas de una agenda que incluya los temas de interés de las partes de cara a un proceso de paz», fue citado por la prensa internacional Jaime Jaramillo, miembro de la Comisión Civil que impulsa negociaciones entre el gobierno de Colombia y el ELN, que constituye la segunda fuerza guerrillera en el país sudamericano, solo superada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en un conflicto de más de cuatro décadas.
El periódico El Espectador, de Bogotá, dijo que la primera gestión de Valencia fue «el viernes pasado cuando dialogó con el presidente Uribe en la sede del Ejecutivo en Bogotá, reunión a la que también asistió el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo».
El gobierno pone como condición para este «acercamiento» con el ELN un «cese de hostilidades», de acuerdo con el diplomático Valencia, quien es calificado como mediador. Uribe aseguró que ofrecería al ELN «todas las garantías»
Por su parte, Galán no hizo declaraciones a la prensa, pero Jaramillo dijo que durante el encuentro se fijó «una especie de cronograma para futuros encuentros y los temas que deben tratarse para impulsar una negociación de paz».
Hasta el momento la base de la «pacificación» que dice impulsar Uribe es la violencia con el fin de vencer a las fuerzas guerrilleras en el campo de batalla. Hasta el momento solo ha firmado pactos con los paramilitares, grupos derechistas que tratan de «limpiar» el país.
Con ese fin ha incrementado los gastos bélicos del estado, ha brindado facultades «excepcionales» a las fuerzas militares y ha reforzado convenios que permiten una ampliación de la intervención militar estadounidense en ese país del sur de América.
No obstante esa política de Uribe ha levantado fuertes protestas de organizaciones de derechos humanos y ha levantado suspicacias internacionales sobre la subordinación de su gobierno a Washington en cuanto a planes regionales y no solo internos.