Apreciado Iván Cepeda, Desde el exilio, otra de las marginales Colombias saluda su esfuerzo tesonero en busca de la paz y su trabajo a lado de las víctimas del conflicto. Respetuosos de su compromiso social y político, respaldamos con toda nuestra convicción y optimismo su propuesta de crear esta «poderosa alianza por la paz y […]
Apreciado Iván Cepeda,
Desde el exilio, otra de las marginales Colombias saluda su esfuerzo tesonero en busca de la paz y su trabajo a lado de las víctimas del conflicto. Respetuosos de su compromiso social y político, respaldamos con toda nuestra convicción y optimismo su propuesta de crear esta «poderosa alianza por la paz y la democracia».
Un trozo de nuestro país se ha visto obligado a asumir la migración como destino. Más de cuatro millones de personas han sido expatriadas, desterradas o forzadas a partir para huir de la violencia, o para buscar unas condiciones de vida que ni el Estado ni los políticos tradicionales han sabido garantizar en más de un siglo de ejercicio del poder .
Estamos convencidos que la migración, casi siempre olvidada o invisibilizada en este proceso, tiene mucho que aportar. Creemos imperativo que se nos tenga en cuenta en el propósito de crear ese gran movimiento social y político cuya consolidación lo convertirá en una fuerza para la consecución de la paz y la reconstrucción política y social de Colombia en favor de los excluidos y marginalizados.
Desde hace ya mucho tiempo el grupo suizo «Encuentro por la paz en Colombia», así como muchos otros grupos y personas de diferentes partes del mundo y en muchos países vienen trabajando para hacer que los y las migrantes nos organicemos y nos convirtamos en sujeto político colectivo que desde nuestras especificidades y realidades luche por sus derechos ante el Estado colombiano y los Estados de acogida.
Reiteramos nuestro respaldo a su llamado y el deseo de multiplicar esfuerzos para construir ese proceso unitario tan necesario en los actuales momentos. Aspiramos a que el movimiento social y sus expresiones políticas lo escuchen y se apropien de él para beneficio colectivo.
En estas circunstancias un proyecto de alianza electoral puede ser necesario pero no suficiente. La izquierda colombiana junto con otros sectores democráticos está en mora de levantar ese gran frente de lucha que conciba la política más allá de las urnas. No un simple aparato, ni una mera empresa electoral, sino la caja de resonancia que haga realidad las justas reivindicaciones populares.
La convergencia no constituye de manera alguna la renuncia a la esencia de los proyectos políticos de cada formación. Al contrario, sumarse a esta gran alianza reforzaría a cada una de las organizaciones que lo integran, pues sería una prueba de madurez política que atraería más y más militantes a la causa común que les une, a saber, la justicia social, que nos llevará a una paz real. Ese sería el salto necesario que esperan las mayorías del pueblo colombiano.
El movimiento social que hoy se está consolidando en Colombia, nos está dando grandes lecciones. Hombres y mujeres trabajadoras, campesinos, integrantes de las diversas etnias que habitan el territorio, los y las estudiantes en la calle, a lo largo y ancho del territorio fundan poco a poco esa convergencia. Estas prácticas y estas maneras de hacer política nos deben servir de modelo a todas aquellas personas que hoy hacemos parte de la diáspora colombiana en el mundo.
Iván, compañeros y compañeras, en la construcción de ese gran movimiento por la paz y la trasformación social de Colombia y en ese propósito de unidad tanto ustedes como las fuerzas políticas que hoy integran y con las cuales trabajan, pueden estar seguros que contaran con nuestros esfuerzos, capacidades, experiencias y recursos. En tanto que migrantes queremos ser un partícipe activo de los procesos y ser tenidos en cuenta a la hora de diseñar la Colombia del futuro.
Fraternalmente
Grupo de Encuentros por la paz de Colombia de Suiza
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