En entrevista con nuestra emisora, el profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, criticó duramente el anuncio de la Reforma Constitucional promovido por la Presidenta Bachelet a días de dejar el gobierno y lo califica como «una pose para una foto», lo que se condice, en su opinión, con la […]
En entrevista con nuestra emisora, el profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, criticó duramente el anuncio de la Reforma Constitucional promovido por la Presidenta Bachelet a días de dejar el gobierno y lo califica como «una pose para una foto», lo que se condice, en su opinión, con la forma en que se elaboró el programa de gobierno: una lista de supermercado con distintas demandas sociales destinado a obtener los votos necesarios para quedarse nuevamente con la presidencia.
Esta mañana, en conversación con RadioAnálisis, el profesor e historiador se refirió en términos duros al anuncio del envío del proyecto de una nueva constitución señalando que es solo una declaración y que no existe una intención seria de dar cumplimiento a la promesa de campaña. «Es una pose para una foto final», afirmó Grez, «como cuando se avisa a un grupo de amigos, sonríen, ponen su mejor cara y hasta hacen un brindis con la copa que tienen a mano».
El académico expresó su opinión respecto del proceso constituyente en general y lo calificó de «un simulacro de comienzo a fin», ya que la Nueva Mayoría había anunciado en su programa que, de ser gobierno durante el periodo de mandato, Chile tendría una nueva constitución aprobada y no un proyecto de constitución.
Grez afirma que el programa de gobierno fue construido como una especie de lista de supermercado de distintas demandas sociales, sobre todo a partir del 2011. Como una manera de atrapar votos, se fueron sumando diversas demandas que emanaban de la ciudadanía, como la educación publica gratuita, laica y de calidad o una nueva Constitución democrática. «Y ese tema lo veníamos discutiendo diversas organizaciones sociales y políticas desde hace muchos años. De esta manera, se incorporó, sin mayor convicción, lo de una nueva constitución. Lo que no quiere decir mucho, porque una Constitución puede tener contenidos muy diversos, pero se hizo de manera tal que dejara satisfechos a distintos sectores a través de un mecanismo democrático, participativo e institucional, según los anuncios de la propia Presidenta. Pero, como planteamos varias veces en este mismo medio, ‘institucional’ implicaba necesariamente que se descartaba la posibilidad de una asamblea constituyente, no solo porque la Constitución actual, la de Pinochet y Lagos, no contempla mecanismos para instaurar una asamblea constituyente, sino porque los elevados quórums hacen imposible una reforma que allane al camino en ese sentido», puntualiza el historiador.
El profesor continúa describiendo las mutaciones que sufrió la promesa de campaña. «Al poco tiempo, por falta de voluntad política, de fuerza política, el gobierno de Bachelet se retractó y en subsidio de la promesa de una nueva Constitución Política, anunció el inicio de un proceso constitituyente. Sabemos cuáles fueron las condiciones en que se realizó este proceso: cabildos no vinculantes y sujeción a quórums supramayoritarios imposibles de alcanzar. En síntesis, ese fue el cuello de botella para la Nueva Mayoría, pues nunca estuvo en condiciones de vencer y superar estos quórums».
Consultado sobre las posibilidades que existen para que el proyecto enviado efectivamente se transforme en la nueva Carta Fundamental, el profesor afirmó que no tiene expectativas de éxito para este proyecto. «Esto no tiene por donde resultar y no solo por las fuerzas políticas de oposición, sino porque una buena parte de los componentes de la fenecida Nueva Mayoría dicen que esto es inviable y que se trata poco menos de un chiste, porque no fueron consultadas la totalidad de las fuerzas que componían la coalición de gobierno y no saben el contenido preciso, al igual que la ciudadanía, del texto que será enviado al Congreso Nacional y bien saben que no cuentan con la fuerza social y política para llevarlo a feliz término».
El «divertimento» del proceso constituyente
Sergio Grez también abordó el proceso constituyente desde su origen y señaló que la intención de algunos sectores era llegar a buen puerto, sin embargo, rápidamente se dieron cuenta que esto no era posible. Así, «en subsidio de la promesa inicial de la coalición se nos ofreció este divertimento, porque no fue más que eso, de proceso constituyente.»
Respecto de los tiempos legislativos, también considera que este proyecto no condiciona, en la práctica, al nuevo gobierno. «Me parece que no tiene consecuencias prácticas o, si las llega a tener, serán mínimas. Nuestro régimen presidencialista implica que quien pone las urgencias legislativas es el Ejecutivo y no el propio poder legislativo. ¿Alguien en su sano juicio puede creer que este proyecto de reforma estará en las prioridades del gobierno de Sebastián Piñera?», se cuestiona el estudioso de la cuestión social en Chile.
Y rápidamente responde «¡Por supuesto que no! Y los dirigentes de la derecha lo han dicho en todos los tonos. ¿Bachelet y sus asesores no lo saben? Evidentemente que lo saben y esto no es más que una pose, decir que por lo menos se cumplió en parte la promesa. No tienen quórums, pero lo más importante es que no no tienen la fuerza social y política para seguir empujando este proceso».
Respecto de otros proyectos presentados en las postrimerías del gobierno, Grez reflexiona sobre la forma como fue elaborado el programa de gobierno y recalca la falta de convicción de la entonces Concertación que ya se convertía aceleradamente en Nueva Mayoría. «Acá había simplemente un interés de tipo electoral: ganar el gobierno a como diera lugar y si eso implicaba sumar reivindicaciones incluso contradictorias entre sí, o sin los elementos que le entregaran la fuerza política necesaria, había que hacerlo. Así se construyó el gobierno y así se gobernó».
Finalmente el profesor Sergio Grez realiza una reflexión sobre la segunda administración de Michelle Bachelet y hace especial hincapié en un tema: Punta Peuco. «Este es un ámbito muy sensible que hace que este supuesto «legado» sea bastante deficitario y triste. La Presidenta prometió, en una conversación con una de las víctimas de la dictadura, el cierre de este lugar de privilegio donde están los violadores de derechos humanos. Estamos a horas de que termine el gobierno y esto no se ha concretado y creo que no se va a concretar. Podría sorprendernos haciendo el anuncio, cuestión que me parece poco probable, pero ¿qué consecuencia práctica tendría? ¿alcanzará a implementarse en los pocos días que quedan para que termine su administración? Yo creo que hay que tenerle un poco más de respeto a la ciudadanía y a la palabra empeñada», concluye el académico.
http://radio.uchile.cl/2018/03/06/sergio-grez-fue-un-simulacro-de-comienzo-a-fin/