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Un «topo» llamado Gac

Fuentes: La Nación Domingo

El ex miembro de la opositora Coordinadora Nacional Sindical bajo Pinochet, Víctor Hugo Gac, confesó judicialmente que en 1981 se convirtió en agente informante del régimen opresor. Recuperada la democracia, fue agregado laboral en Buenos Aires. El presidente de la CUT, Arturo Martínez, se le humedecieron los ojos. Luis Fuentealba, actual vicepresidente del Departamento Sindical […]


El ex miembro de la opositora Coordinadora Nacional Sindical bajo Pinochet, Víctor Hugo Gac, confesó judicialmente que en 1981 se convirtió en agente informante del régimen opresor. Recuperada la democracia, fue agregado laboral en Buenos Aires.

El presidente de la CUT, Arturo Martínez, se le humedecieron los ojos. Luis Fuentealba, actual vicepresidente del Departamento Sindical del Partido Socialista, se indignó. La periodista Miriam Verdugo, esposa del fallecido líder sindical Manuel Bustos, no podía creer lo que se le relataba. Martínez dijo, «mira, si no me muestras este documento, jamás habría creído lo que me cuentas». Otros sindicalistas a los que ellos les comentaron el asunto, tampoco daban crédito a la información.

Pero el documento era a prueba de cualquier duda o desmentido. El ex integrante del comité ejecutivo de la combativa Coordinadora Nacional Sindical (CNS), que presidía Manuel Bustos en tiempos duros del régimen opresor, Víctor Hugo Gac, confesaba judicialmente, bajo su firma, que a partir de 1981 se convirtió en informante de la Central Nacional de Informaciones (CNI).

Los entrevistados trataron de encontrar una explicación a la brutal confirmación. Pero no la existía. Simplemente Gac confesaba en el proceso por el crimen de los cinco militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) en 1987, que incluso la CNI le pagó mensualmente 40 mil pesos durante cuatro o cinco años por la información que les aportaba.

Los entrevistados (Martínez y Fuentealba eran también integrantes del comité ejecutivo de la CNS junto a Gac) recordaron las innumerables veces que compartieron la vida familiar y de lucha sindical con él. Las oportunidades en que el hombre estuvo en sus casas, conociendo mínimos detalles de sus hogares. Las centenares de reuniones sindicales y políticas en que compartieron la mesa de discusión con Gac, cuando a través de la CNS buscaban unir al disperso y golpeado movimiento sindical para, junto a los partidos de oposición, dar una lucha definitiva que debilitara y pusiera fin al terrorismo de Estado y recuperar la democracia.

Fue el tiempo en que poco después de que Gac se alistó en el organismo represivo, asesinaron al presidente de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales, Tucapel Jiménez, quien también realizaba importantes gestiones con el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, para aportar a la unidad sindical y política contra el régimen militar. El trágico destino por ese mismo tiempo del Mandatario ya se conoce.

Terminada la dictadura, Víctor Hugo Gac, militante socialista hasta ahora, fue nombrado agregado laboral del gobierno de Patricio Aylwin en Buenos Aires, cargo que ejerció por tres años.

Sólo «un asesor»

Cuando por primera vez La Nación Domingo llamó a Gac a la ciudad de Ancud donde vive actualmente, negó su paso por la CNI. «Eso es absolutamente falso», dijo en tono amenazante. Pero unos días después, cuando le informamos que LND tenía copia de su declaración de fecha 12 de agosto de 2008, lo reconoció. Aunque le restó importancia. «Si yo hubiese querido realmente delatar a mis compañeros, muchos no estarían vivos ahora ( ), lo que yo hacía era hacerle una especie de asesoría a la CNI nomás, les entregaba cosas generales», dijo.

En visita a Santiago, hablamos personalmente con él. Mostró su currículum y galardones ganados como sindicalista de muchos años. Pero le hacemos ver que no buscamos desacreditar sus méritos personales, sino que todo se trata de su confesión como informante a sueldo de una organización criminal, que buscó exterminar a los opositores como continuadora de la DINA.

Como una ametralladora casi no dejó hablar, y justificaba su calidad de informante. «Yo fui a la CNI porque lo conversé con Manuel Bustos», sostuvo sorprendentemente. Su defensa es que él «se infiltró» en ese organismo para despistar las acciones de la CNS y proteger a la entidad y a sus dirigentes.

«En definitiva, la intención que tuvimos en la coordinadora con mi supuesta calidad de informante era solamente para detectar la infiltración que se podía dar al interior de nuestra organización, tratando de que no descubrieran los financiamientos que teníamos desde el extranjero ( ). Para no levantar sospechas, acepté el pago de 40 mil pesos a cambio de la información que proporcionaba, la que se me cancelaba mensualmente firmando un recibo con el nombre de Mauricio Olate», dijo Gac en su declaración procesal.

Insiste en la conversación en que sólo él y Manuel Bustos sabían del trabajo de «topo» que comenzó a hacer, supuestamente como una especie de doble agente.

A «don José»

«Esto me afecta mucho saberlo, me indigna, pero además se está tratando de cubrir con Manuel (Bustos), que está muerto y no puede desmentirlo. Manuel nunca pudo haberle dado esa orden, ni nadie en la coordinadora», sostiene Arturo Martínez.

Para Luis Fuentealba «lo que hizo Gac es muy grave» y afirma que «era algo imposible que un dirigente sindical sin ninguna preparación en inteligencia pretendiera infiltrar a la CNI». Ahora comprende, dice, por qué el órgano represivo «sabía tantos detalles de nuestras vidas y nuestra organización».

Miriam Verdugo tampoco da crédito a la versión de Gac, de convertirse en doble agente por un acuerdo entre él y su esposo fallecido. «Nos estamos enfrentando a un descubrimiento muy desagradable, saber que entre nosotros existió un agente de la CNI».

Para ingresar a la sucesora de la DINA, Gac dijo en su declaración procesal que «tomé contacto con José Contreras, que era chofer de un general de Ejército, y le manifesté mi intención de cooperar con ese organismo de inteligencia debido a que supuestamente estaba decepcionado de lo que veía en la coordinadora ( ). Yo informaba a quien conocí como ‘don José'».
Gac declaró en el proceso por los cinco frentistas porque el ministro Mario Carroza quiso saber si, como reconocido informante pagado de la CNI, pudo haber entregado información para la captura de los militantes. Pero él lo negó al juez.