Con ocasión de un artículo anterior nos referimos al general de brigada del Ejército estadounidense William P. Yarborough y su incidencia sobre el conflicto colombiano. Dadas las lamentables consecuencias de su «asesoría» -el conflicto más largo del hemisferio occidental- no sobra revisar aspectos de su vida que nos brindan luces sobre el militarismo norteamericano y […]
Con ocasión de un artículo anterior nos referimos al general de brigada del Ejército estadounidense William P. Yarborough y su incidencia sobre el conflicto colombiano. Dadas las lamentables consecuencias de su «asesoría» -el conflicto más largo del hemisferio occidental- no sobra revisar aspectos de su vida que nos brindan luces sobre el militarismo norteamericano y su incidencia mundial.
Nuestro personaje nació en 1912 en Seattle en el seno de una familia de oficiales de alta graduación, con orígenes aristocráticos que se remontan a Inglaterra. Se graduó como teniente de la Academia Militar de West Point en 1936, integrándose a los cuerpos de paracaidistas desplegados en Filipinas. En la Segunda Guerra Mundial y ya con el rango de mayor, dirigió unidades aerotrasportadas en el despliege estadounidense sobre Argelia, Francia e Italia, destacándose en terreno y siendo finalmente ascendido a teniente coronel.
Una vez concluida la Guerra, participó del diseño de la estrategia americana en Europa y fue asesor de lo que vendría a constituirse en OTAN. Similares labores cumplió en Camboya, donde empezó a familiarizarse con temas de contrainsurgencia. Entre 1958 y 1960 fue el jefe del batallón de contrainteligencia de los EE.UU. en Sttutgart, Alemania Federal. [1]
En 1961, ya como general de brigada, es nombrado comandante de la recién creada Escuela de Guerra Especial de Fort Bragg, desde donde cumpliría un papel determinante al delinear la operatividad táctica de las fuerzas militares durante los años más duros de la Guerra Fría.
Yarbourough es reconocido como un modernizador del Ejército y como el Padre de las Boinas Verdes, las unidades de Fuerzas Especiales de contrainsurgencia y operaciones encubiertas en el extranjero a las que se dedicó a pesar de la resistencia de varias armas de las Fuerzas Militares.
Su cercanía con el presidente John F. Kennedy le permitió el margen de maniobra necesario para su labor y de esta manera tuvo bajo su mando a las unidades especiales que actuaron en Camboya, Laos, Vietnam, Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Panamá y, cómo no, Colombia.
En la visión de Yarborough, las Fuerzas Especiales (sobre todo la infame Fuerza Mike) debían penetrar territorio enemigo, operar como guerrillas móviles y construir grupos anticomunistas armados dentro de la población. Así funcionaron en Vietnam, donde la Fuerza Mike entrenó guerrillas conformadas por minorías étnicas que se oponían a los comunistas, para luego utilizarlas en operaciones conjuntas de fuerzas regulares e irregulares.
Se entiende entonces su visita a Colombia a principios de 1962. El general yanqui es el padre de la estrategia paramilitar que asola nuestros campos desde antes mismo del origen de las guerrillas revolucionarias.
Siendo aún comandante de Fort Bragg, Yarborough escribió en 1964 un curioso artículo en la revista de química de las Fuerzas Militares de los EE.UU. En él abordaba la necesidad de incluir la guerra química dentro del arsenal de la contrainsurgencia. Llevaba su tesis hasta las últimas consecuencias al ilustrar gráficamente la lucha contra el comunismo como el combate contra un nido de insectos al que hay que fumigar. Los guerrilleros, representados como una especie de pulgones, tienen su propia división del trabajo revolucionario (asesinos, saboteadores, reclutadores, espías, agentes de contrainteligencia, informantes y apoyos logísticos).
Pero la «fumigación» no era solo militar. El general insistía en la necesidad de que las fuerzas contrainsurgentes realizaran trabajo de propaganda para ganar popularidad «entre obreros y campesinos». Las clásicas «acciones cívico-militares» que recomendara para el Ejército colombiano eran parte de su usual recetario contra los rebeldes comunistas.
La carrera de Yarborough no paró ahí. En solo 7 años logró ascender de general de brigada (1961) a teniente general (1968). Después de su administración de la Escuela de Fort Bragg se desempeñó como alto investigador de los movimientos guerrilleros para la unidad de Operaciones Especiales del Pentágono, fue oficial de campo en el sudeste asiático y responsable de operaciones e inteligencia en los más altos niveles del Pentágono.
Se retiró del servicio activo en 1971 con altos honores y condecoraciones. En 1979 publicó su único libro «Bail Out Over North Africa», una colección de memorias de su campaña argelina en la Segunda Guerra Mundial.
Murió en 2005 y fue enterrado con honores en el Cementerio Nacional de Arlington. En Fort Bragg una escultura lo recuerda junto al presidente Kennedy, con quien se enorgulleció de llevar la contrainsurgencia imperialista moderna a todo el mundo. Su vida da cuenta de la historia del entramado militar estadounidense y su proyecto global.
Nota:
[1] Elementos biográficos tomados de http://en.wikipedia.org/wiki/William_P._Yarborough y http://www.509thgeronimo.org/soldieryarboroughwp.html
Edgar Piedrahita Integrante de la Delegación de Paz FARC-EP