El perseguidor: Edmundo Pérez Yoma, democratacristiano, empresario agrícola y ex ministro de Bachelet. Representante del entramado mafioso que unifica en un mismo espacio a la política más rancia de los tecnócratas neoliberales de la transición, con los mezquinos intereses de los nichos de negocio empresarial. El acusado: Rodrigo Mundaca, luchador infatigable por los derechos fundamentales […]
El perseguidor: Edmundo Pérez Yoma, democratacristiano, empresario agrícola y ex ministro de Bachelet. Representante del entramado mafioso que unifica en un mismo espacio a la política más rancia de los tecnócratas neoliberales de la transición, con los mezquinos intereses de los nichos de negocio empresarial.
El acusado: Rodrigo Mundaca, luchador infatigable por los derechos fundamentales de nuestro pueblo, ejemplo de entrega y valentía, rostro obligado de todas las marchas y manifestaciones de Modatima (Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Proteccion del Medio Ambiente).
La sentencia y la condena ha sido categórica: culpable a los ojos del tribunal de La Ligua por el delito de injurias, al denunciar públicamente la sistemática usurpación de aguas del río Petorca y del río La Ligua, ubicados en la parte norte de la región de Valparaíso, por parte de Pérez Yoma y otros tantos siniestros personajes del rubro agrícola y minero que operan en la zona.
El trasfondo político es el hostigamiento y persecución orquestados por los detentadores del poder político y económico, en contra de quienes se atreven a alzar la voz y desenmascarar a los responsables de la progresiva desertificación de los suelos.
Para los que vivimos en Chile, el verdadero y genuino Chile, no es ninguna novedad que se proteja a políticos-empresarios, amparando la usurpación descarada de derechos humanos como el acceso al agua, y se persiga y condene a quienes denuncian valientemente dichos delitos. Pero el descaro en este caso es más indignante porque entra en abierta contradicción con resoluciones emanadas de la propia institucionalidad. La misma Dirección General de Aguas ha revocado en los últimos años una serie de permisos de extracción de aguas a empresas pertenecientes a Pérez Yoma y sus cercanos, llegando a sancionarlas con multas fiscales por extracción ilegal de aguas, o por hacerlo por sobre los límites permitidos.
Cabe preguntarse: ¿Por qué se condena a quienes denuncian esos delitos cometidos por empresarios a los cuales la propia institucionalidad ha sancionado?
La condena a Rodrigo Mundaca es una clara muestra de que nuestro Chile «aún limita al centro de la injusticia». Perfectamente puede ser leída e interpretada como una señal política, emanada del bloque en el poder hacia toda la franja de dirigentes y luchadores sociales y políticos que se levantan en contra del abuso y la mentira neoliberal. Es una advertencia de la tecnocracia neoliberal a esa franja mayoritaria del movimiento social que hoy pone en jaque sus intereses.
Pero esta señal al movimiento social, desde los sectores más conservadores de la Nueva Mayoría, encuentra como respuesta el ejemplo de hombres como Mundaca y en organizaciones como Modatima. La valentía de aquellos frente a las amenazas de los poderosos no se amilana, sino que asume mayores grados de convicción, coraje y entrega.
La tarea para la Izquierda en materia de aguas está clara: aunar esfuerzos y encabezar una lucha abierta y sin tregua por la eliminación del Código General de Aguas creado en dictadura, que se levanta como uno de los pilares del saqueo sistemático de las aguas que, desde Arica a Punta Arenas, realizan grandes empresas en desmedro de la vida de millones de chilenos y chilenas.
El ejemplo de los compañeros y compañeras de Modatima y su vocero, Rodrigo Mundaca, debe ser la vara con la cual cada uno de nosotros debe medirse. Nuestro deber es estar junto a Rodrigo Mundaca e impulsar con mayor fuerza y unidad, ésta y todas las luchas del movimientos social. Solo así podremos detener las afrentas de los señores que ostentan el poder