Fue numerosa la correspondencia entre FFB y el entonces preso Félix Novales. La carta que aquí reproducimos (más otras posteriores en las notas), inédita hasta el momento, está depositada en el archivo «Francisco Fernández Buey» anexo a la Biblioteca Central de la Universidad Pompeu Fabra, la que fuera su universidad a partir de los años […]
Fue numerosa la correspondencia entre FFB y el entonces preso Félix Novales. La carta que aquí reproducimos (más otras posteriores en las notas), inédita hasta el momento, está depositada en el archivo «Francisco Fernández Buey» anexo a la Biblioteca Central de la Universidad Pompeu Fabra, la que fuera su universidad a partir de los años noventa con jornadas semanales de muchas horas de trabajo. Los conserjes de la UPF solían hacerle bromas sobre ello. Pero, don Paco [con mucha sorna en el don], ¿no está luchando usted por las 35 horas de trabajo para todos? ¡Pero si trabaja más que nosotros!
FFB comenta en la carta asuntos editoriales y culturales relacionados con la publicación de El tazón de hierro, el libro de memorias («Memoria personal de un militante de los GRAPO» es el subtítulo) de Félix Novales. » Florecimiento de la conciencia, alegría de la lucidez» es eltítulo del prólogo, fechado el 5 de abril de 1989,que el autor de La gran perturbación escribió para la publicación del libro en Crítica, cuya edición estuvo a cargo de Aurelio Arteta.
Un libro de prólogos del autor está anunciado por la editorial del Topo como próxima publicación para 2019.
***
Valladolid, 24 de enero de 1989
Querido Félix:
Recibí tu última carta en Barcelona durante las vacaciones de Navidad. No te he escrito hasta ahora porque estaba esperanzo el resultado de una gestión editorial para la eventual publicación de tu manuscrito. Hice la gestión con la Editorial Crítica [1] a través de Josep Fontana. En este momento no he tenido todavía respuesta. El retraso se debe seguramente a que, mientras tanto, Mondadori ha comprado la Editorial Grijalbo (a cuya empresa pertenece Crítica) y, por tanto, están en un momento delicado en lo que hace a la producción. De todas formas, espero tener noticias de Fontana en los próximos días.
Hubiera seguido esperando si no fuera porque ayer me llamó por teléfono Aurelio Arteta, al que conozco desde algunos años, quien me dijo que había leído también tu manuscrito. A.A. opinaba que había que publicarlo cuanto antes y, con esa intención, se lo había pasado a Fernando Savater. Según A.A., Savater opinaba que la editorial adecuada (o, tal vez, la más a mano) para su publicación es El País. Yo no soy de esa opinión y así se lo dije a A.A., el cual va a verte, según creo, dentro de unos días.
Como no me gusta especular con los demás acerca de algo cuya decisión última te concierne a ti, quiero explicarte mi opinión. Que es ésta: un texto como el que has escrito es un testimonio que vale por sí mismo, no por la casa editorial que lo publique. Si he entendido bien lo que es actualmente tu visión del mundo, de la sociedad y de las relaciones entre las personas, habría que buscar una editorial «roja» (para entendernos), una editorial capaz de entender y valorar la autocrítica sin manipularla o convertirla en mera mercancía. Dentro de lo que hay, Crítica reúne, creo, esas condiciones. El problema, Félix, es que en este momento no puedo asegurarte nada.
Te diré ahora por qué no me gusta la editorial de El País: esa empresa ha hecho todo lo que estaba en su mano desde hace unos años para acabar con la cultura comunista en España (escribo «comunista» en un sentido amplio, no partidista). Y lo sigue haciendo. En los últimos tiempos ha añadido, a la caza del rojo, la caza del verde, del alternativo, etc. Tiene a su favor, en cambio, ser la empresa que publica el periódico más liberal (razón por la cual, no habiendo prensa alternativa, también yo lo leo diariamente [2]). Esto último, es suficiente para mí, porque sigo pensando en una cultura alternativa, en una cultura de los de abajo.
La vida de una persona tiene, sin embargo, tantos matices, inflexiones, urgencias, necesidades y voluntades que en un momento concreto pueden ser determinantes que el «obra en forma tal que la máxima de tu conciencia pueda convertirse en ley universal» [3] siempre me ha parecido un exceso rigorista. Dicho en plata: respetaré tu opinión al respecto. Lo que decidas hacer, bien hecho estará. Quería, no obstante, comunicarte mi opinión con la misma franqueza con la que se le comuniqué a A.A. para evitar cualquier tipo de equívoco en estas cosas.
No te he mandado la foto que me pedías por dos razones a cual más tonta: primero porque me daba un poco de vergüenza (tal vez absurda) la exhibición; después porque al regresar a Valladolid me di cuenta de que no teníamos aquí ninguna foto en la que estuviésemos Neus, Eloy [4] y yo juntos. Esta última tontería puede acabar siendo una buena razón adicional para que nos hagamos una foto los tres aquí. Y después te la mandemos, claro.
Hay otra cosa que quería enviarte y que estoy seguro que te va a interesar: la edición castellana de las cartas de Antonio Gramsci a Julia Schucht, que he terminado por traducir hace un par de meses [5]. También eso saldrá en Crítica y también eso estaba retrasando esta carta.
Si el volumen se publica en las dos próximas semanas, te lo enviaré; si en ese plazo no ha salido, haré fotocopia de la traducción de una selección de las cartas y te las haré llegar. No es propiamente una novedad, pues algunas de ellas estaban traducidas ya en la Antología de Sacristán [6], pero esta edición tiene la gracia de que permite leerlas todas juntas (las de antes de la cárcel y las de la cárcel) y seguidas. Trae, además, una noticia de la vida de Julia Schucht (escrita por Mimma Paulesu Quercioli, una parienta de Gramsci) que le permite a uno hacerse una idea de quien era ella, cosa de verdad importante, pues la tragedia de las correspondencias «históricas» es que el otro (en este caso, la otra) queda absolutamente difuminado.
Hasta las vacaciones de Semana Santa estaré en Valladolid (calle Nicolás Salmerón… o Departamento de Sociología de la Facultad de Económicas [7], avenida del Valle Esgueva, 6).
Un fuerte abrazo y hasta pronto,
PS.: Tienes que decirme dónde tengo que escribirte ahora, pues A.A. me comunicó que te habían trasladado a Madrid [8].
Notas de edición
(1) Gonzalo Pontón, entonces director de Crítica, jugó un papel decisivo (y muy generoso) en la publicación de El tazón de hierro. En el archivo FFB pueden consultarse más cartas de la correspondencia Pontón-Fernández Buey-Novales sobre la edición del libro.
(2) FFB leyó y apoyó Público los años en que se editó en papel (antes Liberación). La idea de abonar y construir una cultura alternativa fue una constante ininterrumpida en su hacer y en sus reflexiones desde su juventud, desde su etapa de estudiante comunista antifascista.
(3) FFB hace referencia, críticamente, al imperativo categórico kantiano.
(4) Neus Porta, fallecida en 2011, y Eloy Fernández Porta, su esposa-compañera y el hijo de ambos.
(5) Editadas, presentadas y traducidas por FFB con el título Cartas a Yulca (1922-1937), también en Crítica, Barcelona, 1989. La edición, efectivamente, estuvo a cargo de M. Paulesu Quercioli. Se recogían 132 cartas de Gramsci dirigidas a Giulia Schucht. No creo equivocarme si señalo que el libro de Antonio Gramsci Jr. La historia de una familia revolucionaria. Antonio Gramsci y los Schucht, entre Rusia e Italia, Gijón, Hoja de Lata, 2017, traducción de Maria Meroni, hubiera sido de interés, estudio y goce del autor, un gramsciano que consideró a Gramsci uno de los marxistas o el marxista más interesante del siglo XX.
(6) Reeditada en 2013 por Akal. En los años setenta del siglo pasado fue publicada por Siglo XXI. Primero en México, en 1970, y cuatro años más tarde, por motivos de censura, en España. Conviene recordar otra aproximación del profesor Sacristán a la figura de Gramsci –El orden y el tiempo, Madrid, Trotta, 1998- y, por supuesto, Leyendo a Gramsci de FFB, que ha sido traducido al inglés y editado por Brill.
(7) FFB fue profesor en la Facultad de Económicas de la Universidad de Valladolid a lo largo de la década de los ochenta. No puedo precisar las fechas. Uno de sus grandes amigos, Javier Gutiérrez Hurtado, profesor de Economía Aplicada, fue compañero suyo en esa etapa universitaria vallisoletana.
(8) También Manuel Sacristán se carteó con Félix Novales, quien había escrito una carta a una conocida suya, Encarna, el 19 de abril de 1985, en la que comentaba: «Y por lo demás, la única persona que conozco algo, por algunos escritos, y que me interesaría que lo leyera es Manuel Sacristán… «. Tres días antes de su fallecimiento, el 24 de agosto de 1985, el autor de «Panfletos y materiales» (una parte sustantiva de su obra, como es sabido, ha sido editada póstumamente por El Viejo Topo), le escribía la siguiente carta.
Félix Novales Gorbea
Preso político
Prisión de Soria, 42071 Soria
Apreciado amigo,
Me parece que, a pesar de las diferencias, ninguna historia de errores, irrealismos y sectarismos es excepcional en la izquierda española. El que esté libre de todas esas cosas, que tire la primera piedra. Estoy seguro de que no habrá pedrea.
Si tú eres un extraño producto de los 70, otros lo somos de los 40 y te puedo asegurar que no fuimos mucho más realistas. Pero sin que con eso quiera justificar la falta de sentido de la realidad, creo que de las dos cosas tristes con las que empiezas tu carta -la falta de realismo de los unos y el enlodado de los otros- es más triste la segunda que la primera. Y tiene menos arreglo: porque se puede conseguir comprensión de la realidad sin necesidad de demasiados esfuerzos ni cambiar de pensamiento; pero me parece difícil que el que aprende a disfrutar revolcándose en el lodo tenga un renacer posible. Una cosa es la realidad y otra la mierda, que es sólo una parte de la realidad, compuesta, precisamente, por los que aceptan la realidad moralmente, no sólo intelectualmente (Por cierto, que, a propósito de eso, no me parece afortunada tu frase «reconciliarse con la realidad»: yo creo que basta con reconocerla: no hay por qué reconciliarse con tres millones de parados aquí y ocho millones de hambrientos en en Sahel, por ejemplo. Pero yo sé que no piensas que haya que reconciliarse con eso).
Sobre la cuestión del estudio de la historia, repito lo que ya te escribí. A principios de septiembre podré hablar con Fontana, que estará aquí, y comentaremos el asunto. No tienes que temer en absoluto que, porque esté preso, no te vaya a decir lo que piensa. Fontana es un viejo militante, ahora sin partido, como están los partidarios de izquierda con los que él tuvo y tiene trato, pero no se despistará al respecto.
Tu mención del problema bibliográfico en la cárcel me sugiere un modo de elemental solidaridad fácil: te podemos mandar libros, revistas o fotocopias (por correo aparte) algún número de la revista que saca el colectivo en que yo estoy. Pero es muy posible que otras cosas te interesen más: dilo.
Por último, si pasas a trabajar en filosofía, ahí te puedo ser útil, porque es mi campo (propiamente, filosofía de la ciencia, y lógica, que tal vez no sea lo que te interese. Pero, en fin, de algo puede servir).
Con amistad,
Manuel Sacristán
Por su parte, FFB, esta vez el 15 de marzo de 1993, intercedía ante las autoridades académicas a favor de Félix Novales en la siguiente carta:
Muy sres. Míos:
Me es muy grato redactar el presente informe en relación con la petición dirigida a ustedes por D. Félix Novales, licenciado en filosofía por la Universidad del País Vasco, para llevar a cabo en los próximos meses una investigación sobre violencia y poder político.
Conocí a D. Félix Novales durante la fase de redacción de su libro El tazón de hierro (Barcelona, Editorial Crítica, 1989) cuando se encontraba internado en la cárcel de Soria. En el prólogo que acompaña El tazón de hierro he escrito la opinión que humanamente me merecen el libro y la trayectoria de su autor: conmovedores ambos.
Desde aquella fecha, Félix Novales, hoy felizmente libre, ha proseguido y terminado de la manera más brillante posible los estudios de filosofía que inició estando en la cárcel. Además de El tazón de hierro he tenido la oportunidad de leer desde entonces otros artículos y ensayos. Por mi profesión he podido observar los progresos que entre 1989 y 1993 realizaba el aspirante licenciado en el campo de la ética y de la filosofía moral. Conozco, por otra parte, la opinión de varios profesores suyos en la Universidad del País Vasco sobre su preparación en otras materias filosóficas.
Todo lo cual me permite ampliar la opinión expresada en 1989, ahora como catedrático de metodología de las ciencias sociales y profesor universitario que se ha ocupado durante años, en las universidades de Valladolid y Barcelona, en temas de filosofía moral y política. Opino (y quiero comunicárselo para que lo tenga en cuenta al valorar su proyecto y sus méritos) que Félix Novales es en este momento, por su experiencia y por sus estudios, un licenciado en filosofía excepcionalmente bien preparado para realizar una excelente investigación sobre las relaciones actuales entre violencia y poder político.
Comprenderán ustedes que en el caso de Félix Novales está de más la redacción de un informe académico de oficio. Me permito sugerir por consiguiente que harían ustedes un favor al país de esos que no tienen precio cuantificable dando a Félix Novales la oportunidad de demostrar en los próximos años que sus capacidades intelectuales, como filósofo, son comparables a la sensibilidad moral de la que ha hecho gala en estos últimos años. No hay personas de esta talla humana para escribir sobre violencia y poder político en nuestras universidades. De manera que sería precisamente una muestra de sensibilidad universitaria y social hacia lo excepcional el atender ta demanda.
Cosa que el firmante agradece de antemano.
Francisco Fernández Buey Catedrático de Filosofía moral y política. UB
El prólogo al que el autor hace referencia, «Florecimiento de la conciencia, alegría de la lucidez» (uno de sus textos que más han impresionado a este lector) puede verse ahora, como indicamos, en: Francisco Fernández Buey, Discursos para insumisos discretos, Madrid, Ediciones Libertarias, 1993, pp. 371-380.
Anteriormente, en junio de 1992, Félix Novales, había escrito a FFB en los siguientes términos:
En San Sebastián, a 15 de junio de 1992.
Querido Paco:
En alguna de las charletas que tuvimos en Semana Santa, te comenté algo sobre lo que en la comarca del Andévalo se llama «el año de los tiros». En el último cuarto del siglo pasado, se generó un movimiento de protesta, en esa zona de Huelva, contra el proceso de obtención del cobre, que, en el proceso, contemplaba la calcinación, al aire libre (en las ‘teleras’), de la calcopiritas, con el propósito, muy inteligente, bajo el punto de vista del inversor, pero terriblemente nefasto desde el del sufridor de los efectos, de librarse del azufre mineral por el barato método de convertirlo en humo. Bueno, me comentaste que podía ser de interés tener alguna bibliografía de aquellos sucesos. La verdad es que no te mando gran cosa [en papel aparte]. Pero, a partir de ella, y si creéis que puede merecer la pena profundizar en ello, podría intentar conseguiros los materiales que se reseñan en la bibliografía. Míralo y me comentas.
Hablando de otra cosa. Aurelio [Arteta] ya tiene en las librerías su A diestro y siniestro y está la mar de contento. Aunque sigue «maltratándose». Ayer me dijo que tenía pensado enclaustrarse prácticamente todo el verano. Así que ni tiempo para los amigos va a tener. En fin. Ese, desde luego, no va a ser nuestro caso. Porque sabrás que aunque no esperaba la condicional hasta septiembre, y estaba un poco encorajinado, porque esa situación me iba a estropear todo el verano, el otro día me llegó un auto con 15 días de redención y, como a las mamás, me dejó fuera de cuentas. Ahora estoy tramitando la libertad condicional. Es cosa de días que se haga efectiva. Como dice un amigo, parece que esta vez se acabó el «internado».
Bueno Paco, miras un poco lo que te mando y me cuentas. Mientras, recibe un abrazo muy fuerte y da recuerdos y besos para Eloy y Neus tanto de parte de Itziar como de la mía.