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#CincoAñosdel15M

Una cultura igualitaria y materialista

Fuentes: Contexto y acción

Para las élites económicas occidentales, la palabra «cultura» en el siglo XVIII empieza a significar «cultivo del espíritu». Heredar esa palabra significa que heredamos dos cosas bastante jodidas: una, la idea de que si no hay cierto tipo de «cultivo», no hay valor (la gente que no se «cultiva», de esta manera, no vale); dos, […]

Para las élites económicas occidentales, la palabra «cultura» en el siglo XVIII empieza a significar «cultivo del espíritu». Heredar esa palabra significa que heredamos dos cosas bastante jodidas: una, la idea de que si no hay cierto tipo de «cultivo», no hay valor (la gente que no se «cultiva», de esta manera, no vale); dos, que el cultivo es algo que tiene que ver con el «espíritu» (y no tanto con el cuerpo y su vulnerabilidad). Tener cultura, por tanto, significará unirse a los superiores, aquellos que se consideran ya cultivados (las élites económicas letradas occidentales), cumpliendo los criterios «espirituales» que ellos consideren necesarios.

 

¿Qué ha pasado «culturalmente» desde el 15M? A lo mejor, que se han abierto algunas posibilidades para librarnos de esa lacra que es la «cultura» así entendida. No sólo porque ahora se reconozca, como por lo demás la propia tradición burguesa lleva haciendo desde el siglo XIX, la existencia de otras «culturas» que no son las de las élites («culturas populares», no institucionales…). Sino, también, porque el 15M ha recuperado dos certezas que desmontan la propia noción de «cultura» tal como se ha entendido en el occidente moderno: una, que la inteligencia no está separada de los cuerpos; dos, que los cuerpos-inteligencia no están separados entre sí, que son interdependientes.

Las plazas, la PAH, las Mareas, etc. ensayaron formas de vida que no cedían a la tentación de entender su valor como una supuesta superioridad respecto a otros (reclamaban la dignidad de todos), ni tampoco como una supuesta superioridad respecto al cuerpo y sus necesidades (al contrario, las ponían en el centro). Esta potencia igualitaria y materialista del 15M casa muy mal con «la cultura» tal como la hemos heredado, es decir, con la cultura jerárquica e idealista.

El 15M casa muy mal con instituciones y figuras que han sido inventadas por esa cultura jerárquica e idealista, y a menudo cultivadas desde «la izquierda», como las del intelectual, el artista, el profesor, el experto, el tertuliano, la conferencia, el think-tank, el periódico, la tertulia televisiva, la revista cultural y el artículo de opinión (como este mismo, por ejemplo). Eso no significa que no se pueda intentar retorcer estas figuras para convertirlas en otra cosa. Ahí andamos, intentándolo. Pero, al mismo tiempo –y sin purismos– me parece que sería ceguera subestimar el riesgo que corremos de reproducir «la cultura» sustituyendo a los viejos patriarcas del mundillo cultural por «nuevos nombres».

Por eso, ya que se me pregunta, aprovecharé para decir que lo que me parece más interesante «culturalmente» desde el 15M son procesos que prolongan su potencia igualitaria y materialista: asambleas y casas ocupadas de la PAH, Centros Sociales Autogestionados, Yo Sí Sanidad Universal, las luchas feministas, experimentos de autorrepresentación colectiva como NegraBlanca o Somos CocaCola en Lucha, líneas de fuga poéticas como las de Orxata Sound System, María Salgado o el Niño de Elche y un largo etcétera que no me cabe en este artículo.

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Luis Moreno-Caballud es activista y profesor de la University of Pennsylvania. Su libro Cultures of Anyone. Studies on Cultural Democratization in the Spanish Neoliberal Crisis se puede descargar gratuitamente aquí. Mantiene el blog Culturas de cualquiera).

Fuente: http://ctxt.es/es/20160511/Firmas/6014/Caballud-cultura-fugas-poeticas-Espa%C3%B1a-Tribunas-y-Debates-Cincoa%C3%B1osdel15M.htm