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Una golondrina no hace primavera

Fuentes: Rebelión

Se dice que «los proverbios españoles son sentencias breves, sacadas de la experiencia y de la especulación de los antiguos sabios españoles. Muchos son observaciones acuñadas por la experiencia colectiva a lo largo del tiempo, con temas que van desde la meteorología hasta el destino invariable y fatalista de existencia. Constituyen el bagaje cultural del […]

Se dice que «los proverbios españoles son sentencias breves, sacadas de la experiencia y de la especulación de los antiguos sabios españoles. Muchos son observaciones acuñadas por la experiencia colectiva a lo largo del tiempo, con temas que van desde la meteorología hasta el destino invariable y fatalista de existencia. Constituyen el bagaje cultural del pueblo español en tiempos en los que la tradición oral pasaba la sabiduría popular de una generación a otra».

¿Pero es así, es esto verdad?

El profesor alemán Wolfgang Mieder lleva más de cuarenta años investigando proverbios. Un refrán alemán dice: Morgenstund (hat) Gold im Mund, la aurora porta oro en la boca, que viene a corresponder al a quien madruga Dios le ayuda. Se dice que es traducción de otro tatino: aurora habet aurum in ore. Otrora este refrán alemán reprodujo el proverbio latino, constatado en una carta de Erasmo de Rotterdam a su alumno Christian Northoff, aurora musis amica, la aurora es amiga de las musas o un camino de mil millas comienza con un solo paso.  Una derivación chistosa del mismo reza Morgenstund hat Blei im Hintern o im Arsch, la aurora pone plomo en el culo, por las mañanas cuesta levantarse, o en refrán castellano: no por mucho madrugar amanece más temprano o no por mucho madrugar te van a dar más de almorzar.

Matthias Kalle y Matthias Stolz entrevistan en Zeit magazin al profesor Mieder de 67 años y que ha escrito más de 100 libros sobre el tema. Y cuenta que este refrán, surgido en el siglo XVI, originariamente decía Morgenstund hat Brot im Mund, la aurora porta pan en la boca. Durante años fue el más popular en Alemania, luego desbancado por otro de parecido contenido pero de procedencia no alemana: der frühe Vogel fängt den Wurm, pájaro madrugador pilla el gusano. Sería un traducción del proverbio the early bird athes the worm, aparecido por primera vez en 1670 en el libro A Colection of English Proverbs. Un proverbio popular -al igual que los eslóganes publicitarios- raramente tiene más de siete palabras. Obedecen a fórmulas estructurales, que con frecuencia se manifiestan en todas las lenguas y son del tipo donde no hay X no hay Y, estructuras que subyacen en nosotros.

En contra de lo que a veces se cree los proverbios no son verdades universales, tienen poco que ver con filosofía. Son verdades parciales, uno siempre puede imaginarse una situación en la que el refrán se constata como un error, y otra a la que le va como anillo al dedo.

El siglo XVI fue en Europa el Siglo de Oro de los refranes, dice el profesor, que es también cuando aparecen los primeros tomos gruesos de dichos. Shakespeare está considerado como el maestro de refranes. Hoy se hecha mano a menudo de refranes, piénsese en el Yes we can de Barack Obama. Se dice que cuando Yuri Andropow fue elegido Secretario general del Politburo de la Unión Soviética se le preguntó al presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, si se entendería con él, y éste debió responder con un proverbio: Well, you know: It takes two to tango, un tango requiere de dos. Hoy sabemos que este refrán existe en inglés desde 1952.

Los refranes se asientan sobre tres patas: la antigüedad, la Biblia y el medioevo latino y se reproducen los mismos en casi todas las lenguas. De la antigüedad proceden algunos como: el pez grande se como al chico, una golondrina no hace primavera, el amor es ciego, tempus fugit, el tiempo vuela; de la Biblia: quien abre para otro una zanja perece en ella, no sólo de pan vive el hombre, la arrogancia precede a la caída; de la Edad Media: El hierro ha de forjarse en caliente, de tanto ir a la fuente se rompió el cántaro, no es oro todo lo que reluce. Y el famoso refrán todos los caminos conducen a Roma no tiene nada que ver con la antigua Roma, es un refrán del medioevo, se refiere a Roma como punto central de la Iglesia.

En USA circulan muchos refranes que tienen que ver con el tiempo y el dinero. ¿Significa que los gringos son materialistas? No tiene por qué. Quizá los tres refranes alemanes más usados son: la aurora porta oro en la boca, el pájaro mañanero se lleva el gusano y la mentira tiene patas cortas. ¿Quiere decir que los alemanes mienten mucho o que resulta difícil pillar sus mentiras? ¿Acaso se levantan temprano los alemanes? De la mayoría de proverbios desconocemos su autor pero sabemos que provienen de alguien y que no son ni el alma ni el carácter de un pueblo.

En un refrán es importante observar el contexto en que se utiliza, ¿es una pregunta, encierra un matiz irónico, muestra un consejo? Conviene fijarse en tres elementos: su función, su contexto y su significado. Un refrán es una sentencia breve, que encierra una supuesta verdad y es usual en algunos círculos. Una sentencia se convierte en refrán cuando se usa con frecuencia. Lo cual quiere decir que nacen y mueren.

Barack Obama utiliza con frecuencia y en diversas variantes el dicho de: lo que no quieras para ti no quieras para otros -antes más que ahora, ¿indica quizá que no es el mismo ahora y antes el que le escribía sus discursos?-, proverbio que aparece en todas las religiones conocidas y que Kant lo convirtió en su imperativo categórico. Hoy se dice mucho I like, me gusta, ¿es un refrán? No, responde el profesor, para que podamos hablar de proverbio haca falta que contenga tema y comentario, como por ejemplo el tiempo vuela, el dinero habla, carpe diem, aprovecha el día. Los proverbios casi nunca llevan el pronombre personal yo.

Y no olvidemos, una golondrina no hace primavera.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.