«Mi sono convinto che anche quando tutto è o pare perduto, bisogna rimettersi tranquillamente all’opera, ricominciando dall’inizio«… (Antonio Gramsci) [1] La marcha nacional del jueves 14 de julio llevada a cabo en las principales ciudades de nuestro país ha venido a abrir una nueva fase en las luchas sociales que lidera el movimiento estudiantil . […]
«Mi sono convinto che anche quando tutto è o pare perduto, bisogna
rimettersi tranquillamente all’opera, ricominciando dall’inizio«…
(Antonio Gramsci) [1]
La marcha nacional del jueves 14 de julio llevada a cabo en las principales ciudades de nuestro país ha venido a abrir una nueva fase en las luchas sociales que lidera el movimiento estudiantil . El escenario, que se configura a partir de una fecha que no puede desprenderse de su naturaleza simbólica, toma forma a partir del desarrollo de los diversos factores que se venían incubando ya en los últimos dos meses.
Entre estos factores resulta decisiva la presencia de nuevos actores que vienen a reforzar el movimiento: tres días antes de la gran marcha nacional, el 11 de julio, coincidiendo con los 40 años de nacionalización del cobre, y después de 18 años sin paros, la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), que suma 15 mil operarios y que en esta ocasión agrega otros 5 mil subcontratados organizados en seis divisiones, realizan una huelga por 24 horas que se cumple en un cien por ciento tanto en Chuquicamata como en otras minas. La paralización cuenta además con el respaldo de los trabajadores contratistas que denuncian los problemas que les conciernen. «No estamos por cosas pequeñas ni mezquinas -señaló el dirigente del cobre, Cristian Cuevas -, sino pensando en el país, pensando en soluciones en materia de educación, vivienda y el bienestar de millones… Llamamos al pueblo de Chile -dijo-, a ser parte activa del paro nacional del 11 de julio». [2]
Conjuntamente con estas preocupaciones de la CTC, la Coordinadora en Defensa de las Ciudades Puerto llama a realizar un «porteñazo» para el mismo 14 de julio, actividad que contempla marchas en diferentes ciudades puerto y manifestaciones en que los buques, lanchas, camiones y buses harán sonar sus sirenas, apoyados por el ruido de cacerolas. Así, por ejemplo, en Valparaíso, los transportistas acompañaron con sus camiones la marcha del día 14 a lo largo de toda la Avenida Pedro Montt.
Con ellos, sectores medios, empobrecidos por las políticas de los últimos cinco gobiernos, se vuelcan hacia las calles adhiriéndose a las manifestaciones en un signo de esperanza. La Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), con todo el peso de su trayectoria histórica, se suma en todo el país a las actividades de la marcha. El jueves, también en Valparaíso e igualmente a título de ejemplo, vándalos que no tienen ninguna relación con los estudiantes incendiaron un vehículo privado. Su propietaria deploró el hecho, más aún cuando no disponía de seguros, pero señaló que, a pesar del daño sufrido, mantenía apoyando la lucha de los estudiantes porque era justa. [3] Estamos ante una prueba evidente de una manifestación de nobleza que muestra la recuperación de una conciencia colectiva que no se veía desde décadas…
Estos nuevos actores vienen de esta manera a darle consistencia a las demandas del movimiento estudiantil y de las agrupaciones sociales que piden la reasignación de los recursos del cobre para ser usados en educación y otras materias sociales.
Desde el otro lado de este escenario, un gobierno que, colocado ideológicamente en la línea de sucesión de los cinco anteriores, se ve puesto en jaque por la convocatoria creciente del movimiento social y, separándose de la mayoría de los habitantes del país, se ve obligado de recurrir a la fuerza. La represión que empañó la fiesta estudiantil y popular del 14 de julio estuvo claramente destinada a amedrentar un movimiento que, como venimos señalando, tiene un apoyo largamente mayoritario en vastos sectores sociales, aislando la conducta desesperada de un gobierno que en su ideología megalomaniaca se siente dueño de los espacios públicos. Un gobierno que, en sus declaraciones y en sus muecas de arrogancia, así lo muestra. Visiblemente molesto, convencido de que se dirige una empresa privada y que habla a sus empleados, Piñera da órdenes frente a las cámaras de televisión: – «¡Basta -dice-… Los estudiantes y profesores deben volver a clases!». [4] Peor aún. En un gesto involuntariamente cómico, desde un autoritarismo irrisorio, pretende dar lecciones que supondrían interlocutores infantiles posibles ser persuadidos con una retórica fácil y burda: – «Los países que conozco (¿Checoslovaquia?) -agrega- han superado sus dificultades en orden». [5]
Para hacer de mayor evidencia su debilidad política ese mismo gobierno procedió en el día de hoy, lunes 18, a un enroque, cambiando al Ministro de Educación, el cual era de conocimiento público que había lucrado con su participación como directivo de una universidad privada, por el de Justicia. En verdad, nada muy relevante… [6] Y ese mismo gobierno, con la sibilina intención de colocar una cuña entre el movimiento estudiantil, el estamento docente y la direcciones de la universidades, elaboró la propuesta de un Gran Acuerdo Nacional por la Educación (GANE) dirigiéndola en filigrana a los rectores agrupados en el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH). Esta maniobra, que representa también una variable en la nueva fase que comentamos, tiene su ritmo, y debe entonces prever un tiempo de negociación en el cual parece fundamental recordar que los rectores no son una asamblea de «hombres buenos» situados fuera del escenario de la lucha social sino responsables académicos que tienen una función orgánica en las estructuras de las universidades…
De su lado, la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH), que se reunió este sábado por más de 9 horas en Concepción, tomó en sus manos la condena a la represión: » El gobierno -señala- debe responder en torno a las demandas transversales de los actores de la educación » , ya que las propuestas enunciadas por Piñera » no han hecho eco en la ciudadanía «. [7] Por la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) habló su presidenta Camila Vallejo. «L e exigimos al Gobierno -dijo- no sólo que se pronuncie respecto a las demandas del mundo social, sino que se haga responsable de la criminalización que se ha hecho del movimiento, de la persecución que han sufrido los estudiantes y de las agresiones durante las movilizaciones… El Gobierno y en particular el Ministerio del Interior -agregó- deben hacerse responsable de esta violencia con que se ha procedido … Creemos realmente -prosiguió la dirigente estudiantil examinando el estado de ánimo del movimiento- que persiste con mayor fuerza la convicción por parte de los compañeros a seguir movilizados y que es necesario hacer un acuerdo social, ya que el GANE no nos representa «… [8]
Una nueva fase, entonces, que parece representar una pausa en la que el movimiento popular acumula fuerzas, crece, convence, gana en adhesiones, en simpatía, en su dimensión humana, en fundir sus argumentos con las necesidades del pueblo chileno, aquellas necesidades que mueven la historia y que deben conducir a los avances en la esfera política. Por supuesto no se trata de un movimiento lineal. La lucha social es larga, diríamos muy larga, y su victoria demanda tácticas inéditas que lleven al movimiento estudiantil combinar algún grado de actividad académica junto con una movilización que signifique mantener la iniciativa. La primavera se acerca y ella hará surgir nuevamente, otra vez, todas las flores; parafraseando a Bob Dylan, estamos «Knockin’on the Heaven’s Door«… y tocando y tocando, «abriremos las puertas del cielo»…
[1] Carta a Carlo Gramsci, Milano, 12 septiembre 1927, in Lettere dal carcere, a cura di Antonio A. Santucci, Palermo, Sellerio editore, 1996, 2 vols., p 117.
[2] Cfr., Nación.cl.
[3] Televisión Nacional, viernes 15 de julio 2011.
[4] Televisión Nacional, jueves 14 de julio 2011.
[5] Ibidem.
[6] Televisión Nacional, lunes 18 de julio 2011.
[7] Radio uchile.cl.
[8] Ibidem.
(9) Ibidem.