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Una pequeña victoria

Fuentes: Rebelión

La búsqueda de la paz logra una pequeña victoria contra el sector más recalcitrante y reaccionario de la burguesía, el Uribismo , y su tiranía, no importaron su propaganda psicológica de abierto contenido militarista, ni la fanfarronería de los altos mandos militares y/o en retiro, o el rechazo abierto a la paz y el diálogo […]


La búsqueda de la paz logra una pequeña victoria contra el sector más recalcitrante y reaccionario de la burguesía, el Uribismo , y su tiranía, no importaron su propaganda psicológica de abierto contenido militarista, ni la fanfarronería de los altos mandos militares y/o en retiro, o el rechazo abierto a la paz y el diálogo con el movimiento guerrillero, la búsqueda de la paz se alzó contra el fascismo.

Se sigue imponiendo la rebeldía popular, las masas oprimidas y el aporte de sectores de la izquierda y de la insurgencia revolucionaria, hacen posible avanzar en la unidad del pueblo, dejando demostrado que la violencia en Colombia es de carácter político, y que es fundamental reconocer las verdaderas causas y responsables de la guerra.

Conscientes de la importancia del viraje revolucionario para la paz, el movimiento popular precedió estas elecciones, con una ofensiva masiva de reivindicaciones para la paz con justicia social, circunstancias que obligaron en buena medida este resultado electoral, que crece las bases desde la lucha popular y revolucionaria para avanzar en proyectos conjuntos, manteniendo el rumbo anti-imperialista, y de solución política al conflicto, teniendo como premisas, la democracia directa de las masas oprimidas, y la erradicación de la Doctrina de Seguridad Nacional, su odio y violencia.

Así, y ante el fracaso del programa económico-político y contrainsurgente de la oligarquía y de su Estado, se requiere afianzar la lucha popular por la paz, y contra la paz neoliberal que la impiden, escondiendo en un posible «nuevo pacto social», mayor aperturismo, privatización, y guerra.

Si no se modifica este modelo económico, y se avanza en los «anhelos de paz con sentido social», no habrá paz, menos con el dominio monopólico, el endeudamiento, o el incremento de la explotación y ruina también de sectores medios y no monopolistas.

La idea de «conjurar la explosión social», no puede ser óbice para «acordar» entre grupos que traicionen los verdaderos intereses de la paz, la paz no puede ser desmovilizada, ni convertida en un discurso reaccionario, hay que enfrentar en cambio los costos sociales del neoliberalismo, las responsabilidades estructurales que toquen las entrañas de la economía, de la democracia, y claro de la distribución de la riqueza.

Un escenario para la construcción de la paz debe empezar a derrotar la ausencia de democracia, la miseria, el hambre, el desempleo, la morbi-mortalidad, el rezago educativo, la dependencia militar, tecnológica, el terrorismo de Estado , así como de garantizar fundamentalmente el derecho de las víctimas a la verdad, justicia y reparación.

 

El fin del conflicto se resolverá solo estructuralmente, es la mejor medida «preventiva».

Con la realidad en frente, vendrán planes, estrategias y maniobras por la clase dominante aún en el poder, entonces, para el pueblo no hay otro camino que la rebeldía y la paz para trascender al capitalismo.

Este resultado electoral que no es la paz, ni es idílico; no será de migajas burguesas, ha de ser una nueva apuesta por la paz, y una pequeña victoria.

 

 

 

 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.