Me siento a escribir esto quizás un poco tarde ya que las elecciones son mañana, pero no quiero dejar de compartir unos pensamientos que me afectan mucho de cara a estas elecciones. En primer lugar tenemos que ser conscientes de que no vivimos en un autentica democracia, el modelo democrático actual de las sociedades avanzadas/occidentales/desarrolladas/etc. […]
Me siento a escribir esto quizás un poco tarde ya que las elecciones son mañana, pero no quiero dejar de compartir unos pensamientos que me afectan mucho de cara a estas elecciones.
En primer lugar tenemos que ser conscientes de que no vivimos en un autentica democracia, el modelo democrático actual de las sociedades avanzadas/occidentales/
En las últimas semanas hemos visto que los gobiernos democráticos avanzados caen como si fueran de papel ante las necesidades de los eufemísticamente llamados «mercados» (que no son otros que los especuladores financieros internacionales).
Cuando el presidente griego, exhausto después de meses de protestas en las calles y huelgas generales, consciente ya de que con gas lacrimógeno y demás armas químicas no podía controlar a la población, decidió celebrar a cabo un referéndum para que la población votara las injustas medidas económicas impuestas por organismos sin ningún control democrático como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Central Europeo (BCE); su gobierno cayó en dos días, el referéndum se canceló y ahora lleva las riendas del gobierno un (otro eufemismo) «tecnócrata» griego, antiguo vicepresidente del BCE enviado por la elite financiera.
En Italia, con Berlusconi temeroso de aplicar en tromba las medidas de austeridad exigidas, pues su popularidad estaba por los suelos, se lo han llevado por delante a la semana siguiente; lo que no consiguió su condición de mafioso y corruptor de menores lo ha logrado la necesidad de seguir la línea que marca la ingeniería financiera. Ha sido sustituido por otro eufemismo, cuya misión no es otra que aplicar lo que el FMI y el BCE exigen para que el casino de la deuda en los mercados financieros no pare y los bonus de los ejecutivos financieros no estén en entredicho. Estas medidas tan populares últimamente, llamadas «de ajuste» o «de austeridad» (¿hace falta señalar que son un eufemismo [1] más?), no son sólo injustas, pues inciden principalmente en los sectores de la población más desprotegidos y que no han sido en absoluto responsables de la actual situación de desastre económico (jubilados, funcionarios públicos, desempleados, inmigrantes, etc.), estas medidas se han demostrado totalmente ineficaces en el pasado, Grecia y Portugal están peor que nunca después de años de aplicar esas medidas, España las lleva aplicando de manera light desde 2010 con espantosos resultados, América Latina y África las aplicaron en los 80 y 90 y tuvieron los peores resultados económicos de su historia.
Siempre me ha costado imaginar cómo sería vivir en una dictadura, aunque era de los primeros en aceptar la afirmación de que vivimos en una dictadura dirigida por la elite financiera y bancaria internacional. Pero ahora sé que una dictadura no es sólo una película en blanco y negro con soldados nazis expulsando judíos o el NO-DO con esa voz tan graciosa mostrando a Franco saludando a la Falange, una dictadura puede ser a todo color y con muchas ventajas, aunque con ciertos límites muy estrictos. En una dictadura mucha gente puede vivir bien mientras no cuestione el sistema. Al fin y al cabo nuestros padres en los 60 y 70 «contra» Franco no dejaban de hacer viajes, comprase cosas, trabajar si podían (más o menos explotados) y pegar algún polvo sin compromiso. Hoy tenemos al alcance además de eso viajes low cost, iphones varios, pelis gratis bajadas de internet, fiestas y festivales para elegir y todo lo que tu dinero quiera comprar. Eso sí, si te pasas de listo y cuestionas este sistema que te ofrece todos esos placebos a costa de destruir el planeta y condenar a la miseria y la muerte a los miles de millones de desheredados del planeta que viven en los países (todavía) ricos en recursos naturales y/o manufacturan tus bienes a costa de su salud, entonces estás en un problema. Todo el ímpetu de las fuerzas de seguridad del Estado caerá sobre ti, si no pregúntales a los indignados de plaza Catalunya y demás plazas, a los movilizados de Occupy en USA, al griego que murió a causa de los gases lacrimógenos o a los hermanos del norte de África, aunque a estos últimos nadie les negaba que vivían en una dictadura, a nosotros nos cuesta más verlo.
Estos recientes palos a las «democracias» Griega e Italiana tiene simbolismo por lo que significaron sus Repúblicas para la historia humana en la antigüedad. España tiene un historial democrático mucho más deficiente, en parte por ello la democracia que se construyó después de Franco nació atada y bien atada, llevándonos a la situación actual de total precariedad democrática.
Podemos discutir largo y tendido sobre si habría sido posible una transiciónmejor o no, qué era lo mejor que se podía conseguir etc. El caso es que ahora da igual, está obsoleta y en comparación con las demás democracias obsoletas la nuestra es todavía más anacrónica. En los últimos 30 años PP y PSOE se han alternado en el poder, con el apoyo a veces más necesario a veces menos de los nacionalismos conservadores, CIU y el PNV. La actual ley electoral es un fraude, nadie lo niega ya. En las últimas elecciones de 2008, al PNV le costó cada diputado 51.021 votos, al PP 66.740 y al PSOE 66.800. Por otro lado a UPyD le costó 306.079 y a IU la friolera de 484.983. Este sistema fomenta el bipartidismo a niveles enfermizos (como vimos en el último teatrillo de Rubalcaba y Rajoy), anulando la aparición de (¡al menos!) un tercer partido de alcance estatal que obligue a establecer nuevos diálogos políticos constructivos, dejando de lado los consabidas luchas del PPSOE con los partidos nacionalistas conservadores, que se convierten en la única alternativa para pactar. Para saber un poco más sobre la ley electoral española [2].
Con esta situación, ¿debemos dejar de votar? rotundamente no. Bueno, para empezar estas elecciones no lo son todo, los millones que estamos trabajando, discutiendo y soñando con la democracia del siglo XXI sabemos que este es un camino de largo recorrido y que estás elecciones son una piedra más, pero una piedra importante, especialmente para el futuro inmediato.
El PP, el PSOE, CiU y PNV son una misma cosa cuando nos referimos a la continuación del actual modelo económico y social como única alternativa. Son todos partidarios de seguir las directrices de las instituciones antidemocráticas como el FMI y el BCE, aun a costa de enfrentarse a una población abiertamente en contra. No van a cuestionar el pago de una deuda monstruosa creada al transferir masivamente dinero a los bancos e instituciones causantes de la crisis por un lado y la falta de ingresos estatales resultado de esa misma crisis por otro. Todos son partidarios de «intervenir» (otro eufemismo) militarmente en el exterior, es decir matar gente para defender los intereses estratégicos de la industria petroquímica y armamentista de los países occidentales miembros de la OTAN. Preguntad a los serbios, afganos, iraquíes, somalíes y libios por mencionar los más recientes.
Ya basta, sugiero, como otros, que mañana votéis, a quién sea menos al PPSOE, PNV e CiU (bueno a estos últimos los añado porque sí, no creo que a nadie que le envío este correo los vote). Hay que ir a votar e intentar que estas elecciones no sean otro triunfo aplastante del bipartidismo, no digo ya el desastre de una mayoría absoluta del PP, lo cual nos llevará a los peores momentos de la historia reciente de España, como el apoyo a la guerra genocida de Irak. En lo económico ambos van a aplicar las mismas medidas de austeridad, a Rubalcaba no se lo cree nadie viniendo de donde viene y siendo del partido que es, Rajoy ya ha dicho que las aplicará. Existen buenas alternativas que tienen algo que decir en el Congreso sobre qué economía y qué sociedad queremos y para que construyamos con el paso del tiempo una nueva democracia.
Si ninguno os gusta, lo cual es entendible, o sois abstencionistas convencidos, os pido por favor que también vayáis a votar, pero nulo. Si os abstenéis no estáis quitando legitimidad al sistema, para empezar vuestra acción no se diferencia del que no vota porque cree que la política no le afecta. El voto en blanco es inútil porque se considera voto válido, por tanto influye en la barrera electoral mínima necesaria para obtener representación y perjudica a los partidos pequeños, favoreciendo proporcionalmente a todos aquellos que superen la barrera electoral, por tanto más al que más votos tenga. El voto nulo en cambio (por ejemplo coger la papeleta y escribir en grande «ESTAFADORES») beneficia a los partidos pequeños pues si se contabiliza pero no valido, por tanto no influye en la barrera electoral beneficiando a los partidos pequeños que es de lo que se trata.
Otra posibilidad interesante si no sabéis a quién votar pero queréis hacerlo es una propuesta surgida de una parte del 15-M, Aritmética 20-N, se trata de que aunque ya sabemos que la ley electoral es injusta no se trata de quedarse con los brazos cruzados y al menos hay que aprovechar las reglas que existen para tratar de poner las cosas aún más fáciles al PPSOE. Se trata de votar al partido minoritario de tu provincia que tiene más posibilidades de salir elegido con base en los resultados anteriores y las intenciones de voto [3].
Si hoy la sociedad española no da al menos un aviso a la clase política del PPSOE de que hay que empezar a tomar otro rumbo lejos de las injustas e ineficaces medidas de austeridad, mucho me temo que la situación española va a volverse dramática. Rajoy promete aplicar en España lo que en Portugal y Grecia ha sido un desastre, los griegos están viviendo un drama nacional que todavía no ha acabado. Cuando menos lo esperemos tendremos un tecnócrata en España aplicando todo lo que Rajoy no se atreva, cuando la gente se levante, porque lo hará pues ya hay mucha miseria y desesperación en nuestro país, enviarán a los antidisturbios y nos tirarán gas para que callemos, pero no callaremos, y lo que pase entonces no sabemos adónde nos llevará.
Soy defensor convencido de los cauces democráticos y la no violencia, hoy tenemos una rendija por la que fracturar un poco la dictadura en la que vivimos, aprovechémosla y sigamos el 21-N construyendo la democracia del Siglo XXI que salvará a nuestra generación y las venideras.
Notas:
[1] Un eufemismo es una palabra o expresión políticamente aceptable o menos ofensiva que sustituye a otra palabra de mal gusto o tabú, que puede ofender o sugerir algo no placentero o peyorativo al oyente. Wikipedia.
[2] http://www.larepublica.es/
[3] http://aritmetica20n.
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rCR