Recomiendo:
0

Indeterminismo versus determinismo

Una reflexión sobre el proceso de Convergencia en Educación superior

Fuentes: Rebelión

El científico francés Laplace sentó las bases de lo que se llamó determinismo científico, sentenciando que si en un momento dado conociéramos las posiciones y velocidades de todas las partículas del Universo, entonces podríamos conocer cuál sería su comportamiento en cualquier momento del pasado o del futuro: «Una inteligencia que conociera en un momento dado […]

El científico francés Laplace sentó las bases de lo que se llamó determinismo científico, sentenciando que si en un momento dado conociéramos las posiciones y velocidades de todas las partículas del Universo, entonces podríamos conocer cuál sería su comportamiento en cualquier momento del pasado o del futuro: «Una inteligencia que conociera en un momento dado todas las fuerzas que actúan en la Naturaleza y la situación de los seres de que se compone, que fuera suficientemente vasta para someter estos datos al análisis matemático, podría expresar en una sola fórmula los movimientos de los mayores astros y de los menores átomos. Nada sería incierto para ella, y tanto el futuro como el pasado estarían presentes ante su mirada.» Pero parece ser que el señor Laplace no tenía razón. Unos años más tarde la ciencia moderna venía a demostrar que en el Universo no sólo no había nada determinado sino que la indeterminación era un hecho contrastable empíricamente. Allá por el 1916 W.Heisenberg formulaba su Principio de Incertidumbre o de Indeterminación que sentenciaba que era imposible saber el momento y la posición de una partícula al mismo tiempo y con la misma exactitud, es decir, que si sabe a qué velocidad se mueve un cuerpo, no se puede calcular donde se encuentra y viceversa, es decir, que Heisemberg dio con la formula que ponía en evidencia que dos magnitudes que en el mundo mecánico determinista estaban canónicamente conjugadas, estaban sometidas a una ley que mostraba la precisión máxima o la indeterminación mínima con la que podían ser halladas estas dos magnitudes ( momento y posición): » ∆ p ∆ q ≥ h/2 » Es decir que lo que la física moderna, la mecánica cuántica ha puesto en jaque es el determinismo, demostrando que ni tan siquiera en los hechos físicos responden a leyes deterministas, sino que las leyes nos muestran que la indeterminación es un hecho.

Sin embargo, en el mundo de todos los días, el mundo donde nos desenvolvemos, el mundo de las relaciones sociales, parece ser que todo está determinado y bien calculado. En el mundo de todos los días está determinado de la peor manera posible, está todo construido de tal modo que el ámbito de la libertad y del buen vivir sea sólo para unos pocos privilegiados, mientras que el resto de los mortales pasa hambre, siente angustia, desilusión, desesperanza y muerte, sí, sobre todo muerte, muchas muertes…. y como todo está así determinado poco o nada podemos hacer para cambiar el curso de los acontecimientos.

Pongamos un ejemplo de la mentira del Determinismo y de sus graves efectos para la sociedad. He elegido el ejemplo del Determinismo en la educación para mostrar qué esconde la falacia del Determinismo. Ante la actual reforma del sistema educativo en educación superior no hemos dejado de oír a las autoridades académicas que el Proceso de Convergencia en Educación Superior es un destino al que tenemos que dirigirnos y al que estamos inexorablemente determinados, no han dejado de repetirnos la necesidad de no poder dejar de formar parte de este proyecto europeo para la educación. Todas las universidades europeas tenemos que formar parte de esta manera tan posmoderna de entender la educación , porque esta Europa es tan posmoderna que entiende que todo tiene que ser equiparable, en la que todo tiene que ser vendible, en la que todo, absolutamente todo tiene que ser mercancía. Las universidades europeas tenemos que converger en el modo de amoldarnos a los intereses de las empresas. Todo está determinado, todo está atado y bien atado para que en el 2010 el conocimiento se convierta en una mercancía. El nuevo Proceso de Convergencia en Educación Superior ( EESS) implica un nueva manera de entender la educación, que consiste en que el proceso educativo no esté centrado en transmitir conocimiento, es decir, en enseñar contenidos, sino que esté centrado en enseñar a tener capacidades de liderazgo, destreza, y diferentes habilidades, y, para ello, el proceso de enseñanza aprendizaje que hasta ahora se centraba en que unos aprenden y otros enseñan algo(es decir, algún contenido), ahora se centre en aprender a aprender . No hay que explicar mucho que esto de aprender a aprender es un absurdo, un sin sentido, pero un sin sentido necesario para convertir el conocimiento en mercancía, como diría Hegel una sin razón necesaria para que la historia siga su curso. Es pues un sin sentido, una sin razón necesaria para enmascarar la conversión(o reconversión) del conocimiento en algo rentable para las empresas que no para la sociedad. Allá por el 1997 en el tratado de Lisboa se decía que la universidad era un terreno por conquistar y que la educación tenía que convertirse en un negocio rentable, y, desde entonces hasta ahora, todos los países de Europa han puesto motores a toda máquina para conseguir el objetivo pactado: hacer de la universidad un gran negocio europeo. Para ello se inventaron este proceso de convergencia, en el que todo queda atado y bien atado en el que todo está determinado, con un solo rumbo y una sola dirección: la dirección de las empresas.

Las universidades europeas, hasta ahora, han formado en contenidos, es decir, han enseñando matemáticas, física, historias, etc, es decir, que formaban a futuros matemáticos, historiadores, físicos, filósofos, etc. Ahora al no ser central el tener que formar en contenidos sino en habilidades y destrezas, las universidades formarán currantes que sepan un poco de mates, un poco de historia, un poco de inglés- que nunca viene mal- y un poco de qué se yo, porque las empresas necesitan que esos currantes sepan un poco de algo, pero no mucho, sólo lo justo y necesario para sus intereses. Es a los empleadores a los que primero se preguntó a la hora de lanzarse a esta aventura de construir una nuevo modelo europeo de educación, y cuando se le pregunta a un empresario qué necesita, evidentemente responde con la boca bien ancha: » Fuerza de trabajo barata, muy barata» y los países europeos se pusieron todos como locos a cumplir el deseo de sus empresarios y comenzaron a poner a las universidades europeas patas arriba.

Se podría pensar que es tarea difícil poner una universidad patas arriba, poner cabeza abajo una institución con todos sus estamentos, rectores, decanos, profesores, estudiantes, unos siempre empeñados en enseñar y otros empeñados en aprender; sí, podríamos pensar que es muy difícil atacar un lugar donde uno se siente como en un oasis dentro de la ciudad, donde uno se siente libre porque aprende y porque cada vez sabe más, donde unos y otros se siente útiles porque enseñan libremente y aprenden libremente, un lugar donde el pensamiento fluye porque se pone en juego el diálogo y el saber, porque hay libertad de pensamiento, porque es un juego interesante precisamente por su desinterés, porque su única meta es el saber mismo, aunque luego a uno le sea muy útil lo que ha aprendido. Como decía, podría parecer muy difícil desmoronar una universidad con todos sus estamentos tan estamentales….pues no, no ha sido nada difícil meterle mano a esta institución, y, ¿por qué? Porque los empresarios son muy listos- tienen mucho dinero y muchas ganas de tener mucho más- y se han llevado de calle al los que pesan más, no porque sean más numerosos, sino porque son más pesados: han contado con el visto bueno(o con la vista gorda), de rectores y decanos, que no han rechistado ante esta reconversión educativa, ante la pérdida de autonomía de la universidad respecto de la sociedad, ante su pérdida de libertad para transmitir conocimientos sino que, ante la sorpresa de muchos estudiantes y algún que otro profesor, nuestros rectores son los impulsores de este proceso de convergencia en educación superior y están encantadísimos de que se deje de enseñar y se empiece de una vez a aprender a aprender. No sé, quizá es que quieren dejar de trabajar para la universidad… y quieren empezar a trabajar en la empresa.

Desgraciadamente nos enfrentamos a una gran paradoja (o parajoda, según se mire) pues nuestros rectores o se han vuelto locos o están traicionando a la comunidad científica, pues han puesto la universidad al servicio de las empresas, y eso les parece muy bien. No sé que pensar…creo que me inclino más porque les haya motivado más algún interés que alguna paranoia. Nuestros rectores han dejado de ser rectores, nuestros decanos han dejado de ser decanos, pues su función ya no consiste en servir y proteger a la comunidad científica sino que ahora consiste en servir a las empresas, y por eso no dejan de repetir que el proceso de convergencia es un hecho absolutamente determinado.

La física cuántica nos ha enseñando que el universo no hay nada absolutamente determinado. La único determinado que existe es lo que a uno se le mete en la cabeza. A unos se les ha metido en la cabeza que la educación se convierta en un negocio rentable, a otros se nos ha metido en la cabeza que la educación es un derecho y no un negocio. La diferencia entre lo que a unos y a otros se nos ha metido en la cabeza es que la cabezonería de los primeros, convertir la educación en un negocio, es un delito, y la de los otros, defender que la educación siga siendo un derecho, es un deber.